Vacaciones de verano en familia ¿Sueño o pesadilla?

Estamos en pleno verano y mucha gente está saliendo o regresando de vacaciones. No sé ustedes, pero yo por lo regular necesito un “día off” cuando regreso a casa para recuperarme de las vacaciones. Por ejemplo, supongamos que te vas una semana a la playa - o cualquier otro destino, - es decir 7 días; de esos 7 días, sólo 5 serán verdaderamente de vacaciones porque invertirás un día en llegar a tu destino y otro día en regresar a casa y la verdad, el trayecto para volver a casa, cansa.  

Estamos de acuerdo que el cansancio y fastidio del trayecto es parte del precio que se pague con tal de vacacionar. Pero qué sucede cuando las vacaciones fueron una “tortura” porque no faltó el personaje que quiso organizar todo el itinerario y lejos de coordinar para todos disfrutar, terminaban del chongo hiriendo susceptibilidades. 

Imaginemos el siguiente escenario. Vas con un grupo de amigos a esa semana en la playa. Uno de tus amigos se encargó de organizar el viaje y una vez que llegaron a la playa les comparte el itinerario del siguiente día y dice así:

-8:00 AM todos en el buffet para desayunar

-9:30 AM todos en el auto (que previamente rentó) para ir al parque ecológico

-2:00 PM todos en “X” restaurante para comer

-5:30 PM todos en el estacionamiento para regresar al hotel

-7:00 PM todos en el auditorio principal del hotel para ver un bailable regional que incluye la cena

-9:00 PM les sugiere que no se desvelen porque al día siguiente irán a “snorkelear” y el barco zarpa a las 8:00 AM 

¿Se cansaron sólo al ver el itinerario? Para algunas personas será fantástico tener todo bajo control y con una “estructura” vacacional. No obstante, para otro tipo de personas el concepto de vacaciones significa relajarse, tirarse al sol, estar en la piscina, olvidarse del teléfono y los relojes. ¿Están de acuerdo conmigo? 

Con esto no quiero decir que no es interesante conocer lugares típicos o tradicionales cuando sales de vacaciones, sin embargo, el itinerario necesita ser flexible y es preciso respetar cuando alguien no quiere participar en alguna actividad en particular. Suena sensato, pero el problema es que cuando alguno de los miembros decide mejor quedarse en el hotel, los demás lo ven con cara de “rancio” y se arma un zafarrancho o se aplica la ley del hielo porque el personaje decidió no convivir. ¡Qué complicadas se vuelven las vacaciones cuando quieren estar pegados 24/7!

Estoy convencido que a mayor convivencia y pegazón, mayor probabilidad existe de que alguien termine irritado. También es una realidad que conozco personas que no pueden hacer nada si no están acompañadas (estén de vacaciones o no) Hay personas que jamás irían solas al cine o a comer, lo cual es muy respetable. Sin embargo, hay quienes son más individualistas y también es muy válido. 

No me dejarán mentir, pero díganme si en alguna ocasión no les ha sucedido que viajan con “x” persona que quieren mucho y llega un momento en que necesitan un respiro o, como muchos dicen, necesitan “su espacio” para despejarse. Es más común de lo que creen. Por lo tanto, mi recomendación cuando viajen en familia, con amigos o compañeros de trabajo, es que respeten si alguno de ellos no quiere o no le apetece participar en alguna actividad; por ejemplo, hace unos años fui de vacaciones con un grupo de amigos y no había forma de que yo me aventara de la tirolesa, parapente, paracaídas o acampar en la selva, cero tengo alma intrépida o silvestre y prefiero evitar los deportes extremos. Ni bueno, ni malo. “It is what it is”. 

Se necesita madurez emocional para respetar las decisiones de los demás. A mi punto de vista, las vacaciones necesitan ser diseñadas “a la medida” de cada quién y no podemos juzgar el concepto que cada persona tenga del descanso. Se trata de convivir, descansa y disfrutar, no de imponer itinerarios rígidos para que así todos lo pasen lo mejor que puedan. Ojo, esta recomendación no aplica para los chiquitines, ellos si necesitarán adaptarse a lo que los papás decidan. #Anótele

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