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La diferencia entre evolución y domesticación

Hace unos días estaba esperando mi turno en el lugar donde me corto el cabello; de repente, entra una señora para preguntar cuáles eran los tratamientos que tenían para reparar su cabello. Una de las empleadas del lugar (que es del Caribe) le dice con su tono de voz tan peculiar: “¡Asere, mi reina, ven acá pa´ca, tremendo daño tiene tu melena!” (Imagínelo con ese acento cubano maravilloso) Una vez que le revisó el cabello le comentó: “¡La sangre de Cristo, este cabello ni en dos años se repara, está en llamas!” 

Les cuento esta anécdota, porque muchas veces quisiéramos que las cosas (o las personas) cambiaran en tiempo récord y que maduraran en microondas. No va a suceder así. Les puedo asegurar que en infinidad de ocasiones has querido matar a tu pareja, aventarte por las escaleras por la forma en cómo te desespera o, por enésima vez en el mes se están volviendo a pelear y a gritonear por la misma situación de hace seis meses o cinco años.  Si aventarse las sartenes funcionara, seguramente yo no tendría trabajo. 

La diferencia entre evolución y domesticación

¿Se han dado cuenta de el tiempo que han invertido queriendo que su pareja cambie? ¿Cuántas veces se han pelado como si no hubiera un mañana y los cambios sólo son temporales? Díganme sino han llegado a un punto de desesperación y cero tolerancia y con los sarcasmos a la orden del día. ¿Algo ha cambiado significativamente? Les puedo asegurar que muy poco. 

“Integridad es hacer lo correcto cuando nadie te está mirando.” Es muy sencillo no pasarte la luz roja cuando hay un policía en la esquina, lo valioso en no pasársela cuando no hay nadie y es la una de la mañana. Voy a poner un ejemplo muy bobo, sólo para graficarlo. Imagina que tú le dices a tu marido que por favor coma con la boca cerrada (se lo has dicho setecientas veinticuatro veces) Después de un zafarrancho y de arruinar la convivencia, terminan “contentados” y salvan el día. ¿Tú crees que tu marido comerá con la boca cerrada cuando esté solo y nadie lo vea? Lo más seguro es que coma como le dé la gana y como siempre ha comido. ¿Hubo algún cambio real, alguna evolución? Ninguna. Sin embargo, podrías agradecer que cuando esté contigo o con invitados mastique con la boca cerrada. A eso se le llama domesticación. Si tienes una pareja explosiva, iracunda, irascible, intolerante, de un genio negro, desaseado o en pocas palabras «un caníbal emocional o un cavernícola con sus modales,» te dirá una cosa, la posibilidad de que cambie existe, pero es muy baja la probabilidad. 

Las personas no cambian por nadie. Las personas deciden cambiar por ellos mismos. ¿Cuándo? Cuando sea su momento. Por más que lo amenaces, lo tortures o le ruegues, él o ella cambiarán cuando lo decidan. Una cosas es domesticarse y otra, muy distinta, evolucionar. Evolucionar tiene que ver con aquello que eliges cambiar de dentro hacia fuera. Como cuando un alcohólico decide rehabilitarse; eso únicamente sucederá cuando él toque fondo y lo decida genuinamente. Pero si sólo “controla” su forma de beber cuando tú estás, entonces, sólo domesticó su comportamiento, pero en el fondo sigue siendo el mismo pedote de siempre. 

Es importante que sepas que independientemente de a quién hubieras elegido como pareja, todos sin excepción, van a traer su combo de defectos. Hay defectos que puedes sobrellevar y defectos a los que simplemente eres intolerante. Por eso es tan importante ser selectivo(a) en las batallas, porque habrán situaciones que jamás van a cambiar por más que martirices a tu pareja. Cuando los problemas y las discusiones son constantes, sólo tienes dos opciones. 1) Cambias la forma de pensar que tienes acerca de tu pareja ó 2) Cambias de pareja. Porque si quieres que esa persona se convierta en lo que tú necesitas, estás perdiendo el tiempo. Él o ella podrán cambiar, pero no de forma radical. Si ya estás en un punto en que prácticamente “todo” te molesta (como respira, como ronca, como come, etc.) entonces, busca orientación, porque muchas veces la “solución” no es cambiar a la persona, sino cambiar la forma en como ves a esa persona, quizá, aquello que te molesta en él es un reflejo de ti, porque lo que te choca te checa. Nos leemos la próxima vez. #Anótele 

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