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El fondo

El concepto de tocar fondo se ha vuelto un lugar común a partir de los empeños que hace el ser humano para superar situaciones de extrema gravedad que impiden el desempeño de todas sus facultades y capacidades. En México, es posible decir que el país tocó fondo el año que, ¡por fin! terminó. En 2018, la nación más significativa del siglo XX por sus muchos logros en los tres grandes campos de la cultura humana, tocó fondo en todos los sentidos. Ya no había para donde caminar.

Cuando se toca fondo sólo existen tres alternativas ineludibles e inexorables: acabar con todo, sentarse a la vera del camino a llorar la desgracia, o tomar impulso para enfilar hacia arriba, en la recuperación de lo perdido e ir por más. Esta última opción fue la que escogieron los mexicanos y el año nuevo puede ser el periodo de estabilización de los indicadores económicos, políticos y sociales para, luego, buscar los caminos con rumbo a las fórmulas que tanta grandeza les dieron.

El fondo

Si en 1968 se concedió la sede de los Juegos de la Décimo Novena Olimpiada a un país del Tercer Mundo y el primero de la América Latina, fue por el desarrollo económico que comenzaba a tener respecto a los demás países del continente, consecuencia del Milagro mexicano. El desarrollo económico y la industrialización del país durante los años 50 y 60, sumados a la inversión extranjera y la explotación de los recursos naturales, convirtieron a México en un candidato adecuado. Este desarrollo se reflejó con magnas obras como la Torre Latinoamericana, el Estadio Olímpico Universitario y la Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México. 50 años después, México vuelve a marcar hitos en el concierto mundial: es un país violento, muy peligroso, en manos de la delincuencia organizada, con más de la mitad de sus habitantes por debajo de los umbrales de bienestar, con una tremenda desigualdad en que unos ganan cien pesos diarios por jornadas laborales de más de ocho horas, mientras uno se embolsan miles de millones de dólares al año sin haber dado golpe alguno; con pésimos servicios de educación y salud, con el rechazo de los vecinos que quieren levantar murallas para impedir que vayan de aquí para allá.

Y, lo que es peor, con una corrupción tremenda que todo lo envuelve, enmaraña, enturbia para que, como con el Monge Loco, nadie sepa nada. Las dos alternancias previas no sirvieron más que para que unos idearan nuevas formas de robar al erario, demostrando cada quien ser más rapaz que el otro, en una nueva especie de monarquía hereditaria de plebeyos ridículos que jamás atendieron que la nobleza se manifiesta en las acciones, no en las poses ni en la cuantía de bienes. 

Como señaló la escritora británica J. K. Rowling: “Tocar fondo se convirtió en la base sólida sobre la que reconstruí mi vida”. Así, en este año nuevo, los aborígenes, tomando en cuenta sus tesis, podrán emerger, luego de tocar fondo: “Siente tu dolor sin apegarte a él. Simplemente, déjalo que fluya. No busques soluciones, no busques culpables, no pienses en tomar medidas. Simplemente siente. Al contrario de lo que pueda parecer, esas emociones no te devorarán, sino que pasarán y te dejarán libre. Date un tiempo para reflexionar. Es la reflexión lo que lo cambia todo. Necesitas tiempo para darle un significado lo que has vivido y para entender cómo te ha afectado. Una vez que hayas dejado fluir las emociones, es el momento empezar aliviar tu mente y a aligerar tu corazón. Es el momento de aprender una nueva lección”. México habrá de erguirse y, sin mirar atrás, ir en pos de su destino.

En este año nuevo, México está fincando las bases para un nuevo despegue como ha hecho en las etapas más negras de su historia. Una nueva relación entre los factores de la producción, una renovación moral de la sociedad, un claro sentido de responsabilidad individual y colectiva, una confianza absoluta en las posibilidades de una nación que venció en la Guerra de Independencia, en la Guerra de Reforma y en la Revolución, los tres grandes movimientos que han perfilado su esencia y sustentan su destino. Todos, como los pueblos con historia y con futuro, haciendo lo que a cada quien corresponda, para que el 2019 sea el año de la auténtica Cuarta Transformación. 

Si en la caída la autoestima ha permanecido sólida, levantarse va a ser mucho más sencillo. De esta manera, se puede aprovechar tu caída como una oportunidad para demostrar los grandes valores del Anáhuac. Al tocar fondo, nada de sentarse a pensar y a rumiar sobre lo malo que sucedió. Encontrar obstáculos no significa que no se pueda tomar un atajo y encontrar algo aún más hermoso en el nuevo camino. Para salir del agujero, en vez de darle vueltas a las cosas, lo mejor es dar pa´delante, que la mente fluya. Las actividades creativas dan la oportunidad de salir un momento del espacio nocivo y saturado para pasar a un nuevo escenario y volver con energías renovadas. ¡“Íngele, m´ijo”!

¡Feliz Año Nuevo!