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Los asuntos del petróleo

Para no hacer la excepción a la regla, se transcriben declaraciones de funcionarios de alto nivel de la industria petrolera mundial

El tema petrolero es de los más complejos, porque su mercado es altamente especulativo y los informes se prestan a malas interpretaciones o a percepciones erróneas. Cuando se dice que el precio del crudo cayó en número negativos, como las tasas de interés en Europa y el Japón, no significa que el barril se venda teniendo que pagar al comprador por llevárselo, como si fuera basura; sino que en el mercado de futuros, los precios del mes que entra serán menores a los actuales. Bien a bien es un juego de palabras.

Con mayor frecuencia que la razonable, aparecen comunicados de prensa de ‘expertos’ que hablan de una catástrofe petrolera y tachan de errónea o irresponsable la política petrolera que está siguiendo la actual administración, afirmando que los recursos puestos en saco roto mejor debían canalizarse para ‘rescatar empresas en quiebra y preservar la planta del empleo’, afirmaciones que son falsas de toda falsedad y dejan ver un ánimo perverso. Después de la expropiación petrolera, ésta es la mejor jugada.

Los asuntos del petróleo

Con frecuencia he escuchado: “eso es lo que tú dices”, como si cada asunto que se trata en este espacio no fuera avalado con cifras oficiales, citas de expertos y declaraciones de quienes tienen que ver con los temas tratados. Para no hacer la excepción a la regla, se transcriben declaraciones de funcionarios de alto nivel de la industria petrolera mundial, como la Agencia de Energía de los Estados Unidos y de Pemex: “Cabe señalar que el crudo ligero de lutitas favorece la producción de gasolina, por lo que independientemente de su abundancia requiere la importación de crudos pesados como el Maya u otros más pesados (Talam), que favorecen la producción de combustibles como el diesel y la turbosina”.

Eso es únicamente en el campo de los combustibles, que podría extenderse a otros renglones que tienen que ver con la industria de los plásticos, los lubricantes, las parafinas, la medicina, etc. Eso explica el porqué seguirá habiendo intercambio comercial de petróleo y productos derivados, entre México y los Estados Unidos. Ambas industrias se complemente y se necesitan para hacer frente a los retos que ha venido a plantear la convergencia de circunstancias adversas como el agotamiento del modelo de capitalismo salvaje, la aparición del Covid-19 y la guerra de precios del petróleo entre los tres grandes productores del planeta: Estados Unidos, Rusia y Arabia Saudita. La estrategia nacional es la mejor. 

Tan es así que, en pleno recorte de la producción petrolera en todo el mundo y de manera importante en el vecino país, éste sigue comprando crudo a México, como lo vienen a demostrar los informes de la Administración de Información sobre Energía de los Estados Unidos, que en su último boletín semanal, correspondiente al 17 de abril del 2020, señala que del 10 al 17, las importaciones de petróleo de México cayeron de 610 mil barriles diarios a 467. Han disminuido; pero las importaciones no paran.

Si ese dato duro proveniente de una institución altamente confiable no fuera suficiente, habría que decir que: “El 30 de marzo, el precio promedio regular de venta al por menor de gasolina para los Estados Unidos cayó casi 12 centavos de la semana anterior a $2.01 por galón, 69 centavos más bajo que hace un año”. Y que: “El precio promedio del combustible diesel en los Estados Unidos cayó más de 7 centavos de la semana anterior a $2.59 por galón el 30 de marzo, 49 centavos menos que hace un año”. De lo que se deriva que el combustible que tiene un componente mexicano es el que menos se devalúa.

Puede que ello no pueda convencer a quienes no quieren convencerse, aquellos a los que no calienta ni el sol; pero, se trata de realidades que apuntalan la política petrolera que sigue la actual administración.

Luego de las locuras que realizaron los regímenes previos, destrozando a la industria petrolera nacional para venderla como fierro viejo y a la producción petrolera para depender de la importación de gasolina y de otros combustibles fundamentales para el desarrollo, el país está en vías de recuperar su soberanía energética y de convertir, nuevamente, al petróleo en el puntal del desarrollo que habrá de involucrar al resto de la planta productiva, tanto agrícola y ganadera como industrial, comercial, de servicios y turismo.

Por más que las mafias del poder acaudilladas por Carlos Salinas desde su exilio dorado en Dublín y capitaneadas por el arlequín de la tele, Diego Fernández, junto a los cuales el resto no pasan de ser niños de pecho buscando espacios de lucimiento; por más que ese grupito se empeñe en dar las contras, la marcha de la historia es irreversible y México volverá a brillar en los escenarios del ancho mundo.