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La oportunidad de oro

El voto emitido mediante las plataformas de comunicación sería conocido en tiempo real por todo el mundo

La Cuarta Trasformación estaría incompleta sin una reforma electoral a fondo, que, como ocurre con los vientos de otoño, arrastre la basura para despejar el panorama y fincar las bases de un sistema que sea realmente funcional y certero, de tal suerte que nadie pueda llamarse a engañado con los comicios, que ahora dejan más dudas que satisfacciones. Ya lo sentenció José Stalin, que de eso sabía harto. "Los que votan no deciden nada, quienes que cuentan los votos deciden todo".

Acaba de decir ese lamentable personaje que es Lorenzo Córdova, el mismo que reconoció que la institución que preside es una de las menos confiables del país y aún así se empeñaba en construir un palacio para 'trabajar a gusto', que sin los recursos que están exigiendo se ponen en riesgo los procesos eleccionarios del año próximo, porque el presupuesto aprobado es el más bajo en la historia del INE. ¿Cuál historia; el INE tiene 5 años? Y para lo que hacen, cualquier dinero es mucho.

La oportunidad de oro

Se da por asentado que un sistema electoral es el conjunto de reglas y procedimientos destinados a regular las etapas de los procesos de votación por los cuales la voluntad de la ciudadanía se transforma en órganos de gobierno de representación política. A través del sistema electoral se definen funciones básicas como quiénes pueden votar, quiénes ser votados, de cuántos votos dispone cada elector, cómo pueden y deben desarrollarse las campañas de propaganda y difusión electoral, cuántos representantes se eligen en cada demarcación electoral, cómo se determinan y delimitan los distritos y secciones electorales, quiénes y cómo deben encargarse de organizar los comicios, cómo deben emitirse y contarse los sufragios, cuántas vueltas electorales pueden y/o deben realizarse para determinar al triunfador, cómo se resuelven los conflictos postelectorales.

Pero, la triste realidad es que en México cada quien hace lo que le viene en gana y el sistema electoral ciertamente recoge las quejas y las impugnaciones; pero, viene a resolver cuando ya no hay forma de rectificar y se ha declarado triunfadores, a los que nada les cuesta pagar las multas que se impongan a personas y partidos, que, de cualquier modo, ya con el chirrión por el palito todo resulta barato. ¡En los últimos comicios se gastaron 6,702 millones de pesos y votó el 30 %!

Con un desparpajo rayano en la ridiculez, casi típica de este tipo de funcionarios, señaló que: "Hay obligaciones legales que no se pueden postergar ni dejar de cumplir, como la compra de papel seguridad para las boletas, que si no se cuenta con él se puede poner en grave riesgo la realización efectiva de las elecciones en 2021. Aunque el INE ha hecho un esfuerzo de austeridad, estamos en la mejor disposición para explicar el presupuesto y poner sobre la mesa de los legisladores toda la información necesaria para que no haya un recorte presupuestal como el ocurrido este año". ¡Ah!

Claro que en su magín no ha rondado la idea de dejar en paz a los árboles y, en lugar de tantas y tantas toneladas de papel que, a fin de cuentas, no sirven para nada, se implemente el voto digital. Y, no sólo el voto, sino todo el sistema electoral basado en los avances de la tecnología. Si ya hay depósito de banca en línea y cuando alguien expresa un deseo en la red, le llueve propaganda de todo el planeta, nada difícil sería que los sufragantes votaran mediante sus equipos cibernéticos.

El voto emitido mediante las plataformas de comunicación sería conocido en tiempo real por todo el mundo y no habría forma de negarlo o de alegar chanchullo. El punto más importante de esta idea es la certeza en los resultados. ¿Será por ello que algunos sectores y algunos actores que han resultado beneficiarios de los fraudes electorales, se oponen? Ya no habría forma de que Diego ordene que se queme la papelería para borrar las huellas o de que se extravíen las ánforas.

Pero, además, como una ganancia adicional, se abaratarían los procesos electorales, puesto que cada quien utilizarían sus propias plataformas para emitir el sufragio, con centros de cómputo que certifiquen los hechos. Ya nada de molestar a las personas para que estén en las casillas a las 7:30 am y permanezcan ahí hasta las 7:30 de la tarde, cuando se terminan de contar los sufragios y entran en operación los mapaches que, según famoso bribón, "nomás hacen lo que se les ordena".