Editoriales > ANÁLISIS

Se les cayó la transa

Fueron surgiendo otras oportunidades de hacerse mulas a la mala

De vez en cuando aparece en este espacio la frase que define a la perfección el criterio de los empresarios chambones, los que han hecho fortuna con la transa y la colusión con instancias de gobierno, cuyos titulares, como Rosario Robles, antes de presentarse al juzgado que ordenó su detención, se fue de vacaciones a Italia con la prole para desestresarse y llegar como una lechuga a su cita con la ley: "Sí, quedó mal; pero, el trabajo se hizo". No importa el resultado, sino la paga.

Ayer, miembros distinguidos del sector empresarial se reunieron con el presidente Andrés Manuel López Obrador para destrabar el problema del gasoducto Texas-Yucatán, otra más de las grandes transas del gobierno pasado, orquestada por ese personaje trágico, dueño de 50 concesiones de taxis en la Ciudad de México, conocido como el Clavillazo, quien fungió durante dos años como director de la Comisión Federal de Electricidad y él mismo se indemnizó con 2 millones de pesos.

Se les cayó la transa

Explicó Enrique Ochoa Reza que firmó contratos con Carso, Fermaca, Ienova y Transcanada porque: "La necesidad de tener contratos de transporte de gas natural obedece a que Petróleos Mexicanos, desde hace una década y hasta la fecha (2015-2016), ha visto reducida su capacidad de producción de gas natural, lo que ha generado desabasto y alertas críticas ante la imposibilidad de Pemex de suministrar gas natural oportuno al sector industrial del país y a la CFE. En consecuencia, se inició una estrategia dentro de la CFE para impulsar contratos de gas natural para sustituir los combustibles contaminantes como el combustóleo y el diésel". Dice "contratos de gas natural".

Pero, ya encaminados, pues, fueron surgiendo otras oportunidades de hacerse mulas a la mala, favoreciendo a las empresas privadas en perjuicio del erario público, con acuerdos que han sido tipificados como 'leoninos' en estricto honor a la verdad. Asegura un viejo y conocido refrán que el pez por su boca muere, por ello habría que recordar el discurso entero de Ochoa Raza al caso.

Explicó que: "La Ley de Hidrocarburos establece, siguiendo las mejores prácticas internacionales, que una misma entidad no puede ser propietaria del gasoducto y transportar y comercializar gas natural en él, para no generar fuerza monopólica. Por ello, la actividad que es rentable para la CFE es la de comercializar gas natural, eso se puede acreditar año con año en los resultados financieros de la empresa, que muestran que la comercialización de gas natural genera utilidades relevantes".

Una perla que debe aparecer en las más importantes antologías de lo absurdo, se materializa cuando dice: "Debido a ello, los gasoductos no son proyectos de inversión en infraestructura para la CFE, sino más bien, contratos de transporte de gas natural". A ver: Pemex no puede construir ni tener gasoductos para no ser monopolio; pero, si debe utilizarlos para transportar gas natural que debe entregar a la Comisión Federal de Electricidad, para que esta empresa gane con su venta. ¡Oh!

Más absurdo aún es que las empresas constructoras del gasoducto tendrán garantías absolutas de: Un cargo fijo por capacidad, que la CFE debe de pagar al transportista, independientemente del volumen de gas natural entregado, con el cual podrá cubrir sus costos por deudas, dividendos, impuestos, gastos operativos y de mantenimiento. Este pago deberá hacerlo la CFE aún cuando no haya recibido cantidad alguna de gas, como ocurrió con los retrasos en la construcción del gasoducto.

Pero, hay más. Con el Cargo variable por uso, que viene a resultar una compensación de la CFE a las empresas operadoras de los gasoductos, para cubrir costos variables que puedan originarse en el transporte, pago de impuestos, seguros, margen comercial, materiales consumibles, sustancias químicas, agua y otros, necesarios para la operación y mantenimiento del sistema de transporte. No hay forma de negar que se despacharon con la cuchara grande y obviamente no fue de gorra.

Para remate, hay que señalar uno más denominado Cargo por gas combustible. Un pago adicional que deberá hacer la empresa eléctrica para que los dueños del ducto eleven la presión del gas para hacerlo fluir a los sitios donde se requiere y darle la compresión necesaria para combustión.

No ha llegado un pie de gas al sureste; pero, los empresarios ya se hartaron de billetes. ¡Oiga, no!