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La casa se quema

Locos y genocidas ha conocido el mundo por montones; pero, quizá ninguno como el tal Jair Bolsonaro, el presidente de Brasil que está incendiando la Amazonia para hacer negocio. Cuando el presidente de Francia, Emmanuel Macron twiteó que: "Nuestra casa se quema. Literalmente" y afirmó que llevaría en caso de los incendios provocados en la América del Sur a la cumbre del Grupo de los 7, que habrá de llevarse a cabo en Biarritz, dijo que " la selva es un asunto interno".

Es el mismo criterio que utilizaba aquel personaje de triste memoria que, ante las exigencias de que se elevaran los salarios en México para poder firmar un nuevo tratado de comercio, espetó que el ingreso de los trabajadores es un asunto de política interna de México y nadie tiene qué opinar al respecto. Así, Bolsonaro desconoce cualquier medida que se tome en el exterior para evitar que siga arrasando con la selva que es el pulmón del planeta, donde habita mucha gente.

La casa se quema

Se le olvida a Bolsonaro que está por ratificarse un acuerdo comercial de Brasil con Francia y el Reino Unido, acuerdo que fue cristalizado luego de muchos años de negociación y que puede venirse por tierra ante la tozudez del presidente que, como Gabino Barrera, no entiende razones.  Alegando que señor Bolsonaro había mentido, Macron dijo: "las decisiones y declaraciones de Brasil en estas últimas semanas demuestran claramente que el presidente Bolsonaro ha decidido no respetar sus compromisos sobre el clima, ni a implicarse en la cuestión de la biodiversidad".

Para los empresarios brasileños que impulsaron la llegada de Bolsonaro al poder a pesar, o quizá por ello, de sus declaraciones francamente racistas y ecocidas, pueden estar felices porque se ha despejado el camino para apoderarse y explotar las tierras que se vayan ganando de la selva; pero, sin la firma del tratado comercial con los países europeos, poco habrá de servirles. Además, cuando Macron dijo que llevaría el asunto al G7, durante los días del 24 al 26 del presente, a fin de interesar al resto de los líderes del mundo, el primer ministro de Canadá, Pier Trudeau, dijo: "No podría estar más de acuerdo", dando su respaldo a la iniciativa de presionar al gobierno de Brasil para actuar.

Sí; pero, ¿qué es, qué significa la Amazonia? De manera directa, puede decirse que de la selva que se extiende por siete millones de kilómetros cuadrados, ocupando territorios de nueve países de la América del Sur, especialmente Brasil y Perú, seguidos por Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Guayana Francesa y Surinam, dependen un billón y medio de personas para alimentación, agua, empleo y bienes naturales, y que otros 6.2 billones de dependen de su mitigación climática.

Prácticamente, no hay en el mundo un ser humano que no debe algo a la Amazonia, el bosque tropical más extenso del globo. Quizá por ello, el 11 de noviembre de 2011, fue declarada una de las siete maravillas naturales del mundo actual.  Toda la flora de la selva tropical húmeda sudamericana está presente en la Selva Amazónica. Existen innumerables especies de plantas todavía sin clasificar, miles de especies de aves, innumerables anfibios y millones de insectos.

Hasta ahora, la actitud del gobierno de México, expresada por el presidente Andrés Manuel López Obrador y el canciller Marcelo Ebrard ha sido cautelosa y la Secretaría de Relaciones Exteriores destacó su preocupación por el incendio en la Cuenca del Amazonas y manifestó su voluntad a atender cualquier solicitud de apoyo por parte de los países afectados, Brasil, Bolivia y Paraguay. Es posible que se espere conocer la actitud del G7, que hoy inicia, para pronunciarse más a fondo.

Nuevamente, las diferencia políticas han posicionado a personajes importantes del acontecer mundial, como el primer ministro de Irlanda, Leo Varadkar, quien expresó que: "De ningún modo Irlanda votará a favor del acuerdo de libre comercio UE-Mercosur si Brasil no cumple sus compromisos medioambientales", siguiendo la tónica del mandatario francés. En cambio, el presidente de los Estados Unidos ha manifestado a través de su plataforma favorita que: "Acabo de hablar con el presidente Jair Bolsonaro de Brasil. Nuestras perspectivas comerciales son muy emocionantes y nuestra relación es sólida, quizás más que nunca. Le dije que si EEUU puede ayudar con los fuegos en la selva amazónica, ¡estamos listos!". Pues, sí; nomás falta que el otro quiera actuar, dejando de lado las excusas que hasta ahora le han merecido grandes críticas.

Quizá es tiempo de que los Congresos, los partidos políticos, las organizaciones de todo género, se manifiesten en contra del ecocidio que está provocando un loco con poder en perjuicio de toda la humanidad, porque: "destruir el medio ambiente natural, ya sea en tiempo de paz o de guerra, constituye un crimen contra la humanidad", según las leyes internacionales más avanzadas.