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La manera más fácil

Se está arrasando con la selva para obligar a huir a la población de personas y de animales y ganar terreno para los proyectos

Tradicionalmente, cuando la ley y el sentido común impiden que se arrase con las selvas para crear emporios agrícolas, nuevos asentamientos humanos, generalmente de alto nivel, o 'ranchitos' para el jefe, lo más fácil es provocar un incendio y, luego, reclamar lo que ha quedado devastado para 'hacer obras de beneficio social'. El truco es muy viejo y en determinado momento se pensó que era de naturaleza autóctona; pero, no. Ese energúmeno, el tal  Bolsonaro, lo está aplicando.

En su discurso de odio que lo llevó a la presidencia de Brasil, afirmó reiteradamente que sacaría a los indios de la Amazonia para convertirla en una gran fuente de riqueza. Como el mundo tiene los ojos puestos en esa región, ha decidido cancelar sus políticas de exterminio, aunque no deja de haber algunos muertitos en el camino, todos miembros de las poblaciones ancestrales de la selva, para provocar incendios con varios frentes, de tal manera que sea muy difícil llegar a sofocarlos.

La manera más fácil

De esta suerte, aprovechando un fenómeno que es parte del ciclo estacional en el hemisferio norte (en Brasil aún no llega el verano, aún están en invierno, con temperaturas de 14 grados en), se está arrasando con la selva para obligar a huir a la población de personas y de animales y ganar terreno para los proyectos que tiene una clara tendencia en favor de las industrias extractivas, que tan perjudiciales han venido a resultar para el planeta y las especies que lo moran.

Al respecto, ha señalado Nigel Sizer, director del programa Rainforest Alliance, que: "Aunque Julio fue el mes más caliente en la historia, en la región, las personas que quieren despejar la tierra en el Amazonas para perspectivas de negocio están tallando partes del bosque, dejando la madera fuera para secarla y desflemarla a fuego. Con los árboles fuera del camino, tienen espacio para cultivar la agricultura o para criar ganado.  Esta práctica es ilegal, pero no está siendo monitoreada por el gobierno de Brasil". Sus observaciones tienen carácter específico y no señalan a la política.

Sin embargo, el Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil, una agencia federal que monitorea la deforestación y los incendios forestales, dijo que el país ha visto un número récord de incendios forestales este año. En respuesta, Bolsonaro ha culpado a las organizaciones sin fines de lucro ambientalistas por actuar como obstáculos en su misión de seguir desarrollando la economía de Brasil. Su administración ha suavizado áreas como la Amazonia, dando paso a que las personas dañen la selva tropical. Dijo que sacaría a los indios de la selva y lo está haciendo. 

Haciendo honor a la recomendación de que la mejor defensa es el ataque, Jair dijo en conferencia de prensa que: "Tal vez, no lo estoy afirmando, estas (personas de las ONG) están llevando a cabo algunas acciones criminales para llamar la atención contra mí, contra el gobierno de Brasil". Cuando se le pidió que proporcionara pruebas, no dio ninguna. ¿Cómo va a darlas, si es una mentira más en el largo rosario de engaños por medio de los cuales se hizo del poder omnímodo.

En mismo Sizer, que ha trabajado en favor de la reforestación en la Amazonía durante los últimos 30 años, dice que las administraciones brasileñas anteriores (Lula y Dilma), han sido conscientes del medio ambiente y han disminuido con éxito la tasa de deforestación. Con este presidente, sin embargo, está preocupado por lo que está por venir. "La gente tarda mucho tiempo en reaccionar y responder y lo que estamos viendo ahora es la primera oleada de eso. No me sorprendería si estos números empeoran mucho si el gobierno no cambia de rumbo". Claro que no va a cambiarlo.

Por lo pronto, el gobierno dijo que carece de los recursos necesarios para combatir los incendios forestales en la selva amazónica. El propio Jair Bolsonaro expresó: "La Amazonia es más grande que Europa, ¿cómo se pueden combatir los incendios criminales en una zona así? No tenemos recursos para eso". Según Adrian Forsyth, cofundador de la Asociación de Conservación de la Amazonía, el asunto no puede dejarse en manos del gobierno, pues ya demostró sus intenciones.

Dijo: "El Amazonas es el mayor almacenista de carbono tropical del mundo, y si eso sube al cielo será imposible cumplir con los objetivos climáticos que estamos tratando de establecer". ¡Nomás!