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La mala leche

Sobre la libertad de expresión se han gastado millones de barriles de tinta y no es suficiente. La discusión, que tuvo su cúlmen en 1644, cuando John Milton pronunció su Aeropagítica en el Parlamento inglés, sigue, y seguramente que seguirá per sécula seculorum: "son éstos hombres

que no se afanan en una profesión honesta con la que el saber está vinculado, para convertirse

La mala leche

en vasallos de otros". Los plumajes al buen postor acaban de agriar lo que pudo ser un gran logro.

Con motivo de la conmemoración de los 500 años de la caída de la gran Tenochtitlan, luego de un prolongado asedio por parte de españoles e indios quienes llegaron a sumar 80 mil soldados, que tendrá lugar el mes de agosto de 2021, el presidente Andrés Manuel López Obrador entró en contacto con la Corona española y con el Vaticano para que con tal motivo se llevara a cabo una ceremonia de disculpa por la crueldad a que fueron sometidos los mexicas y su rey Cuauhtémoc.

Cabe señalar que la conquista de la gran ciudad ocurrió luego de dos meses de que se había cortado el suministro de agua, se impedía la llegada de comida y que la población estaba diezmada por la viruela, enfermedad ésta traída por los españoles, de la que murió Cuitláhuac. Además, por los 300 años de dominación española y católica, que significó un saqueo tan grande de recursos que en ambos casos los beneficiarios llegaron a ser grandes potencias de su tiempo.

Una solicitud de tal naturaleza forma parte de la diplomacia universal y ya ha rendido buenos frutos en muchos lugares importantes, referenciados a hechos recientes, de medio plazo o muy remotos. Podrían citarse ejemplos a pasto, como la misma España, que debió pedir perdón a los judíos que fueron expulsados por los reyes católicos Fernando e Isabel, durante el periodo de consolidación del reino, y a los que se ofreció, como parte de la disculpa, la nacionalidad española.

Ya en épocas más recientes, Canadá pidió disculpas a los mismos judíos por no haberlos recibido durante el Holocausto, estando a las puertas del país; Francia por las atrocidades cometidas durante la Guerra de Argel; Inglaterra, por el trato dado a los emigrantes africanos; Holanda por el exterminio de 8 mil musulmanes en Bosnia. En fin, que no se trata de algo inusual o descabellado. La idea no sólo es buena, sino impecable desde el punto de vista del derecho internacional.

Pero, vino un comunicador de mala leche y no sólo perpetró la indiscreción de difundir la solicitud de disculpas expresada por el gobierno de México al de España y al Vaticano; sino que, además, le dio una interpretación sesgada que echa por tierra toda buena intención. Ensució lo que pudo ser un gran evento de encuentro y oportunidad de estrechar los lazos de amistad y entendimiento.

Si los esfuerzos diplomáticos no lograr reparar el daño, éste será de consecuencias indeseables.

El tejido fino de las relaciones exteriores de México se concretó con la visita del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, quien expresó: "(Quiero) agradecerle el honor que dispensa al gobierno de España que seamos el primer gobierno extranjero que (México) ha recibido bajo la presidencia del presidente López Obrador al inicio de su mandato. Creo que no es una casualidad, como se lo he dicho antes en privado; creo que es toda una declaración de intenciones, una declaración de intenciones de fortalecer, como bien ha dicho antes el presidente López Obrador, de relanzar la extraordinaria relación que tenemos". Ese entramado se ha vuelto tenso y difícil.

Quien quiso ganarse la nota del día con las revelaciones de la solicitud de disculpas, no afectó al presidente López Obrador, no lesionó el gobierno de México; sino a todo el país y al futuro de las relaciones con la nación que es el punto de contacto más cercano con el viejo continente. Quizá con un poco de pudor profesional, la información pudo detenerse un día o dos para darle el contexto necesario a fin de que no resultara tan lesiva como un ácido corrosivo.

Volviendo a la Aeropagítica, Milton fue implacable al señalar que: "Un hombre podrá ser hereje en la verdad, y si cree las cosas sólo porque su pastor las dice, o porque la Asamblea así lo determina, desconociendo otra razón, aunque su creencia fuere verdadera, aun así la verdad misma que posee se tornará herejía". Más, si es de mala leche.