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Pelillos a la mar

Cuando se aseguró que la Cuarta Transformación sería una lucha ardua y escabrosa, y se recordaron las palabras de Churchill dirigidas a los británicos antes de enfrentar con todo a las fuerzas de Hitler, no hubo exageración. La resistencia de los sectores privilegiados por el ancien régime se ha venido trocando en una abierta oposición que tiene como poderosos aliados a los medios comprometidos, que se empeñan en difundir notas falsas, tendenciosas o insubstanciales.

De ahí el imperativo de mantener los ojos bien abiertos y los demás sentidos aguzados. Si, como se dice, la Cuarta Transformación fuera un experimento de ocurrencias, no serían coincidentes sus planes y propósitos con los de otros países y hasta de los organismos que formaban parte del proyecto neoliberal y ahora, asustados de los terribles resultados, buscar dar marcha atrás y poner un bozal al feroz capitalismo que va por el mundo engullendo todo cuanto encuentra a su paso.

Pelillos a la mar

La inteligencia con la cual se han desempeñado el presidente de la República y sus operadores económicos ha sido tanta que sin medidas extremas, han mantenido sólidos los indicadores macroeconómicos y han sorteado las amenazas de factores internos y externos que amenazaban con desestabilizar la economía si se asumía tal o cual decisión, como la cancelación de NAICM y la renegociación de los bonos en poder de inversionistas extranjeros, quienes al final se contentaron.

La parte más rijosa del sector empresarial está echando toda la carne al asador para evitar una reforma fiscal que suspenda sus privilegios y les obligue a pagar los impuestos que la ley les marca en los términos que tienen que ver con equidad y justicia tributaria. Se resisten y han manifestado su decisión de ir hasta donde sea necesario para lograr siguir evadiendo o eludiendo alcabalas. Esta tendencia no es propia de México; campea en el mundo, excepto en países antidemocráticos.

Ayer mismo, Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional se pronunció a favor de un nuevo orden fiscal mundial, pues, dijo: "La situación actual es especialmente perjudicial para los países de bajos ingresos, privándolos de recursos muy necesarios para ayudarlos a lograr un mayor crecimiento económico, reducir la pobreza y poder cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030". Nadie puede decir que la Sra. Lagarde sea populista o de izquierda, al contrario.

Y, para rematar, aseguró en un discurso pronunciado en Washington, que: "Un impulso para repensar los impuestos corporativos internacionales se deriva del auge de los modelos de negocio altamente rentables, impulsados por la tecnología y con gran carga digital. La facilidad con que las multinacionales parecen ser capaces de evitar los impuestos, y la disminución de tres décadas en las tasas de impuestos corporativos, socava la fe en la imparcialidad del sistema impositivo general. La actual arquitectura fiscal internacional corporativa está fundamentalmente desactualizada". No dijo nombres; pero, todos pensaron en Google, Apple, Amazon y Facebook.

El gobierno de los Estados Unidos ya realizó una reforma fiscal de gran calado, que permitió a las empresas americanas repatriar sus capitales con beneficios fiscales y, en cambio, asumir los costos de no hacerlos. Igual están haciendo los gobiernos de Francia e Inglaterra, y otros están en la fila.

Entonces, más que las llamadas notas del día, con temas poco profundos, lo que los aborígenes están obligados a saber y entender, son las reformas que se están implementando para hacer realidad la justicia social, que nada tiene de raro, por cuento significa una mejor distribución de los beneficios de la producción de riqueza por cualquier medio en que intervengan capital y trabajo.

Cabe recordar las palabras de Carlos Eduardo Herrera Avendaño, doctor en finanzas por la Universidad Nacional Autónoma de México, quien aseguró que: "El neoliberalismo ha impactado a países en desarrollo como México, que a partir de adoptar este modelo ha alineado su política económica con su consecuente impacto en la seguridad nacional". Miseria, desamparo, violencia, migración y explotación rayana en la esclavitud, son las consecuencias del modelo que hay que desterrar mediante las acciones de la Cuarta Transformación. Lo demás, son pelillos a la mar.