Editoriales > ERNESTO HERNÁNDEZ ALARCÓN

La Ligereza

El resultado es un recorrido muy amigable, sin mayores pretensiones sino entregar un puñado de canciones semi sofisticadas con una vena palpable de inocencia

Vampire Weekend, la agrupación del “indie rock” más amigable de la industria musical, originaria de Nueva York y liderada por Ezra Koenig (vocalista y guitarrista), regresan después de un largo periodo sin emitir nuevos discos. Seis años desde que vio la luz “Modern Vampires of The City” (2013) han tenido que pasar para que “Father of the Bride” (2019) se materializara. Y ese “impasse” indudablemente ha permitido que la banda se haya revitalizado, en virtud que su más reciente producción discográfica contiene 18 canciones (aunque la mayoría de corta duración), es decir,  en los formatos de antaño, sería un disco doble. A pesar de haber realizado breves aportaciones en el presente trabajo en cuestión , Rostam Batmanglij (piano, teclado e importante colaborador en las composiciones), ha salido oficialmente de la agrupación, por lo que Koenig ha buscado paliar dicha ausencia con las participaciones de Hans Zimmer (sampleos), Steve Lacy (guitarrista de The Internet) y Danielle Haime (vocales, coros). El resultado es un recorrido muy amigable, sin mayores pretensiones sino entregar un puñado de canciones semi sofisticadas con una vena palpable de inocencia , muy al estilo “sui generis” de los Vampire Weekend. A pesar sentirse un dejo psicodélico en algunos cortes, me parece que en general el contexto del álbum es accesible al escucha. Alguien lo mencionó atinadamente: “un trabajo sin inhibiciones, ligero, que fluye con bastante naturalidad y que se mantiene al margen de temáticas complejas existenciales”. En palabras definitivas del mismo Koenig: “después de seis años, es un trabajo más audaz”. Aun así, hay un tema fatalista, la nostálgica y oscura: “My Mistake”, que abre paso a una canción de verdad alucinante: “Sympathy”, con doble bombo y todo. Como mencionamos antes, la psicodelia también levanta la mano, y es parte activa en la bucólica “Sunflower”. Un trabajo discográfico directo, honesto, realista que te seduce con esos coros juguetones que podrían convertirse sin intención previa, en algo adictivo. Es un planteamiento de lo válido que resultaría apreciar la sencillez de una vida que nos empeñamos día con día a hacerla más compleja. 

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