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Dios los cría…

Lo ámbitos de sus desempeños son distintos y también muy diferentes las responsabilidades que competen a cada quien

Por si fuera poca la incongruencia del discurso, que en su parte medular acepta: “reconozco, que no soy quien para hacerlo”, su trayectoria y el hecho de ser avalado por el Comité Ejecutivo Nacional del PAN, echan de ver los intereses que movieron a un general del Ejército Mexicano a pronunciarse contra las políticas sustentadas en “corrientes pretendidamente de izquierda, que acumularon durante años un gran resentimiento”.

Queda claro que la izquierda es la corriente política que tiene como punto central la defensa de la igualdad social frente a los intereses de la plutocracia, que vendría a constituir la derecha. También es evidente que las clases populares cuyo nivel de vida ha caído en picada mientras se labran de manera vertiginosa colosales fortunas, capaces de competir con las más grandes del mundo, no con licitud, sino con transas de todo genero, están dolidas.

Dios los cría…

Todos los días de Dios se descubren nuevas formas de corrupción, oficial, empresarial y social cuyos resultados han generado comaladas de nuevos multimillonarios que jamás han dado un golpe en su vida y que se pasean como jeques árabes por los lugares de moda en todo el planeta. El impacto mediático pone en la picota a figuras emblemáticas: la Gordillo, Deschamps, Robles; pero, detrás de ellos hay un dentro entramado de miles de cabezas.

El discurso corre, después a lo obvio, adjudicando, candorosamente, palabras de crítica a lo que es la realidad por la que los mexicanos apoyan a sus autoridades: “Respetando el pacto social, así llamado por el francés Juan Jacobo Rouseau, y respetando nuestra propia normatividad vigente, no podemos soslayar que el hoy titular del Ejecutivo, ha sido empoderado legal y legítimamente. Sin embargo, es también una verdad inocultable, que los frágiles mecanismos de contrapeso existentes, han permitido un fortalecimiento del Ejecutivo, que viene propiciando decisiones estratégicas que no han convencido a todos, para decirlo con suavidad”. Aplicar la ley para que todos paguen impuestos y dejen de robar, no gusta a todos.

Ni siquiera se percata el tribuno que al pronunciarse abiertamente en contra de la autoridad a la que debe obediencia absoluta tanto como miembros de las instituciones castrenses como funcionario que ha sido del gobierno, deja de respetar el pacto social, que es (quizá no lo sepa), la Constitución y las leyes que de ella emanen dadas a sí mismos por el pueblo soberano (La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. Artículo 39). ¡Qué absurdo!

Cuando de plano se va hasta la cocina de la incongruencia es al afirmar que: “Ello nos inquieta, nos ofende eventualmente, pero sobre todo nos preocupa, toda vez que cada uno de los aquí presentes, fuimos formados con valores axiológicos sólidos, que chocan con las formas con que hoy se conduce al país. Aquí no estamos soslayando la situación real. Pero estoy convencido que es mi deber, irrenunciable, mantener invariables los principios de honor, valor y lealtad para con el pueblo de México, ¡si!, para con el pueblo de México”. No hay forma de negar que la formación militar es muy diferente a formación del servidor público de carrera.

Lo ámbitos de sus desempeños son distintos y también muy diferentes las responsabilidades que competen a cada quien. Dado su nivel de estudios, debe entender que los valores axiológicos se refieren al ideal en cada uno de los tres grandes campos de la cultura humana: arte, ciencia y moral. En ese sentido, el discurso carece totalmente de ellos. Es un texto farragoso e inconexo, carece de sustento lógico y atenta contra la estricta conducta ética.

Ya casi para terminar hace una pregunta que es una afirmación tajante: “¿Quién aquí ignora que el alto mando enfrenta, desde lo institucional, a un grupo de “halcones” que podrían llevar a México al caos y a un verdadero estado fallido?”. Palabras que no parecen ser la de un militar que pudo ser secretario de la Defensa Nacional de haber seguido la línea de mandos surgida durante el gobierno de Vicente Fox; que recuerdan en mucho las arengas del mimo venezolano que no junta un cuarto para un dominó; pero está respaldado por los verdaderos halcones del planeta.

Asegura un viejo y conocido refrán que a palabras necias, oídos sordos. Y, tan, tan.