Columnas > ERNESTO SALAYANDIA GARCÍA

La recuperación, existe y sí se puede

La saliva del diablo

Yo no aceptaba que tengo una seria, perversa, perra, furiosa, brava,  maldita, desbastadora, cruel, enfermedad del alma, que es genética, los hijos de un drogadictos, alcohólico, nacen con predisposición de repetir los mismos síntomas que su padre, es contagiosa, los menores se contaminan y crecen con la enfermedad emocional, son víctimas de traumas, complejos, fobias, depresión y miedos, candidatos al fracaso, emocionalmente, son un cero a la izquierda, desconocía, que mi enfermedad, es incurable, progresivo, mortal, burlona, complicada, es ruin, porque lejos de dañarte a ti mismo, dañas con todo a tu familia, no hay dinero que alcance, yo vivía para drogarme y me drogaba para vivir, era el mil máscaras, mitómano, una máscara, hipócrita para  cada ocasión, vacío, con un enorme vacío espiritual, lleno de frustración y una gigante soledad, esta maldita enfermedad, me robo tiempo, tiempo sagrado que perdí en las cantinas, en bares, restaurantes, tiempo que se me fue de las manos por mis depresiones, me robo mi salud, hora tengo un cuerpo severamente dañado, por supuesto, me robo mi paz interna, mi mente enferma me secuestró por mi celotipia infernal, por mi enfermiza manera de pensar, la neurosis, hizo de mí, un tipo aborrecido, por demás odiado por mis seres cercanos, por la enfermedad, perdí familia y se me fueron de las manos grandes oportunidad en todos los sentidos, perdí, algo que amaba, Su Majestad, la Radio y por soberbio, no me di cuenta de la agresividad de mi enfermedad, no reconocí, como me hundí y caí en mi ruina espiritual, con mi autoestima súper baja nula, me abandone a mí mismo, recuerdo, que me costa mucho trabajado, decir.- Soy alcohólico, mas, soy drogadicto, pero, ahora, cuando estoy coordinando una junta o voy a compartir, me presento.- Soy Ernesto Salayandia Garcia, enfermo emocional, neurótico, maniaco depresivo, alcohólico y adicto.- Mejor ahí le paro, no vaya a ser que me quede solo aquí.- La gente se ríe, pero esa es la magnitud de mi enfermedad.- No podía parar, no tenía llene y sé que si recaigo, con cualquier tipo de sustancia, no voy a poder parar.

La recuperación, existe y sí se puede

20 años después

La cocaína, el exceso de consumo, provoco en  mi unos espantosos delirios de persecución, auditivos y visuales, drogado,  cuando iba manejando sentía que me iban siguiendo, en los hoteles me la pasaba arrinconado, viendo por la orillita de las cortinas hacia el estacionamiento, generando que la ley iba a llegar por mi o los malandros iban a entrar  a mi cuarto a matarme, muchas veces generé que un helicóptero iba a aterrizar con los mismos fines, llegue a ver, a escuchar y a sentir, en muchas noches de terror, que dos tipos andaban adentro de los ductos del aire acondicionado e iban a bajar a asesinarme, esa era la razón, que en mi enorme casa, la que me madre había bautizado como el Castillo de Drácula, dormía yo con dos cuchillos, en las rejillas de las paredes, colocaba trapos y papel periódico, impregnados de alcohol, luego le prendía fuego y el humo provocaba que mis presuntos asesinos salieran corriendo, llegue a humear mi casa cuatro veces, una de ellas llegaron los bomberos, me empinaba una  botella diaria de vodka, terminaba con cualquier saldo de bebida, fuera cerveza, tequila o  sotol de la sierra de Chihuahua,  me tomaba, rompope, vino, tinto, rosado o blanco en mi afán por hacer ahogado de borracho, me hice fármaco dependiente, cada noche, el atascamiento de pastillas antidepresivas, era impresionante y en complemento me inyectaba morfina sintética, llegue a pesar menos de 50 kilos, fui la tristeza arrolladora, flaco, amarillo, ojeroso, sin ilusiones, cansado, agotados,  muerto en vida, atrapado sin salida, no dabas por mí un cacahuate por mí y no aceptaba, ni me rendía ante la perversidad de mi enfermedad.

Gracias por leerme y más por escribirme, ernestosalayandia@gmail.com  más información montrealquebeclatino.com. Tratamiento ambulatorio para alcohólicos y adictos 6142 56 85 20