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19 años libre de alcohol y drogas

Después de la tempestad, llegó la calma De Oceánica, al anexo.

Hace más  de 22 años, en un brote de sano juicio y de explosión, mi mujer tomo la decisión deponerme un límite.- O haces  algo para dejar de beber, bebes todos  todos los días, me dijo,  hasta caer de ahogado de borracho, o nos divorciamos.- Busque  la manera de “ Salvar mi matrimonio” y me interne  en  una de las clínicas más caras  del mundo en rehabilitación por un lapso de 35  días, por supuesto que no me funciono,  yo no funcione, solo fui por sangre, a disfrutar de unas súper instalaciones a la orilla del mar, a contemplar los amaneceres, a gozar de los atardeceres, al ruido del rompimiento de ls olas del mar, teníamos una cafetería de hotel 5 estrellas, abierta las 24 horas del día, el bufete de las tres comidas, súper rico, aire acondicionado por todos lados, terapeutas, enfermeras, nutrióloga y un mundo de profesionales a mi disposición, cuando regrese a México, el primer día  después de una luna de miel en el Rancho Las Moras, mi cuñado  me recibió en su casa con un pase de cocaína y me dijo.

Eso de Alcohólicos Anónimos, es pura jalada.- Tome el pase y entre al baño, de un jalón me chute el polvo blanco, ahí tire, las esperanzas de vida, las ilusiones de mi mujer , el tiempo y el dinero que me costó Oceánica, luego, prendido de la cocaína, comencé a tocar fondos y fondos, iba a las juntas de AA y me metía al baño  a inhalar cocaína, por el abuso en el consumo, comencé a sufrir por mis delirios de persecución, mis delirios auditivos y visuales, fui víctima de mi celotipia infernal, mi neurosis creció de una manera impresionante, trate de ahorcar a mi mujer y le hice mucho daños,  yo no podía parar, no quería y pesando menos de 50kilos, anémico, desnutrido, severamente dañado en todos los sentidos, me interne por mi propia voluntad en un anexo, un centro de rehabilitación para drogadictos, una enorme diferencia, entre Oceánica y el anexo, el caldo espiritual diario, era repollo  con agua y una tortilla, por las noches frijoles y en la mañana, avena sin azúcar, eran tres minutos para todo, para comer, hacer del  baño, bañarse y para limpiarte después de hacer tus necesidad te daban tres pedacitos de papel higiénico, durante todo ese tiempo, estuve negado, me resistí  a derrotarme, a rendirme, a aceptarme, me daban silla por viaje, que es un castigo muy común entre los internos de un anexo, me daban muy seguido ayudas, juntas maratónicas para erradicar mis egos, a la fecha, no acepto estos métodos, ni la terapia de choque  que denigra al adicto, ni estoy de acuerdo con el proceso que a mi manera de ver, llevan un gran número de anexos en todo el país, más aun, cuando el índice de recaídos es altísimo, de cada 10 internos,9 están recaídos, yo toque ese  fondo del encierro y tuve un despertar espiritual, pero no gracias a esa ancestral terapia, ni acepto, por qué Oceánica,  no y el anexo, si, fu mi sedición y mi momento, elegí ser libre y solo por hoy, lo estoy logrando.

19 años libre de alcohol y drogas

La primera noche.

Era el mes de mayo, mi mujer me había puesto un cuatro, después de engañarla por más de 7 años que no usaba cocaína, una tarde me llevo con un médico, alto funcionario del IMSS, en Chihuahua, a quien yo como periodista radiofónico había entrevistado en mi programa de la radio muchas veces y cuando platicamos en su consultorio, el, no daba crédito a todas mis loqueras, a mis obsesiones buscando semen emprendido en ropa, pañales, muñecos de peluche, no creía que ese destacado periodista, fuera capaz de dormir con cuchillos, pensando, generando que lo querían matar, se sorprendió de la narrativa de mis noches de terror y me dijo.- Don Ernesto,  se necesita saber que es realmente lo que está sucediendo.- Entre al baño y deposite una muestra de orina, el resultado, fue leído en voz alta por mi mujer, un día después.- Cocaína, cocaína, cocaína, cocaína!!!!!!!.-