Insubordinación en el SNTE

Con el pretexto de restituir los derechos laborales a Elba Esther Gordillo Morales luego de que fue absuelta de delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero de procedencia ilícita, tres secretarios de la sección 30 del Sindicato de Trabajadores de la Educación (SNTE), se insubordinaron al liderazgo de Rigoberto Guevara Vázquez.

Los insurrectos son Francisco Navarro Ramírez, secretario de Negociación Laboral; Jaime Castellanos Castillo, secretario de Promoción en la Función de Incentivos; y Francisco Antonio Vargas Martínez, secretario de Vinculación Social, quienes ayer en conferencia de prensa exigieron que se le devuelva el cargo de presidenta del Consejo General Sindical para la Educación del SNTE que ocupaba cuando fue detenida el 26 de febrero de 2013 en el aeropuerto de Toluca.

Explicaron que la maestra Gordillo Morales recobró sus derechos políticos y laborales luego de que fue absuelta de los delitos que interpuso la Procuraduría General de la República (PGR), por lo que exigen que se le restituya el liderazgo del SNTE antes de que concluya su gestión el próximo 26 de octubre.

Lógicamente que los tres insurrectos son alfiles de Enrique Meléndez Pérez, quien vivió sus mejores épocas dentro del magisterio nacional bajo la guía y la protección de la maestra Gordillo Morales.

No solamente fue dirigente de la sección 30 del SNTE, sino también fue diputado federal, incluso llegó a ocupar la presidencia de la Comisión de Educación de la cámara baja del Congreso de la Unión, gracias a la cercanía que tiene con la maestra chiapaneca.

Meléndez Pérez confía en el retorno pleno de Gordillo Morales a la escena política durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, sobre todo después de que Olga Sánchez Cordero, virtual secretaria de Gobernación, declaró que “merecía estar libre porque el expediente en contra de ella era endeble”.

No es el primer caso de insubordinación en el SNTE, debido a que en otras secciones también han surgido varios defensores de los derechos laborales y sindicales de la maestra Gordillo Morales.

Incluso, en otras entidades federativas se habla de que la chiapaneca sólo busca regresar por la “puerta grande” al SNTE, es decir recobrar el cargo como presidenta del Consejo General Sindical para la Educación, a fin de convocar a una Convención del Magisterio Nacional antes de que concluya la administración del Presidente Enrique Peña Nieto.

“Esa sería su mejor venganza”, coincidieron en señalar gentes que apoyan a los insubordinados del SNTE, como sucedió el 20 de agosto, fecha en que hizo su aparición en el hotel Presidente Intercontinental de Polanco, uno de los más lujosos de la Ciudad de México, y en donde dijo que no guarda odios ni rencores, pero que está de vuelta y totalmente recuperada.

No debemos olvidar que la maestra Gordillo Morales creó todo un imperio de corrupción e impunidad en el SNTE, en donde se vendían y se heredaban plazas, se pedían favores para otorgar horas, entre otros vicios que se trataron de erradicar con la reforma educativa.

Por otra parte, durante la sesión de ayer en el Congreso Local se aprobó la licencia al diputado del PAN, Pedro Luis Ramírez Perales, quien deja la curul para asumir la dirigencia de la Sección X del Sindicato del Seguro Social, en sustitución de su esposa, la doctora y también diputada Beda Leticia Gerardo Hernández.

Ramírez Perales fue uno de los diputados locales menos productivos porque en los dos años de estar en el Congreso Local nunca presentó una iniciativa legislativa en lo individual y sólo subió unas cuantas veces a la tribuna a pesar de ser presidente de la Comisión de Trabajo y Seguridad Social, además de secretario de la Comisión de Asuntos Municipales.

Se acordó llamar a su suplente, Juan Carlos Desilos García, quien tomará el cargo de diputado local luego de rendir protesta conforme a la ley la próxima semana según fuentes del Congreso Local.

La designación de Ramírez Perales como nuevo secretario general de la Sección X del Sindicato del Seguro Social fue sumamente cuestionada porque fue una descarada imposición, incluso se llevó a cabo en Apocada, Nuevo León, porque nunca obtuvo el respaldo de la clase trabajadora.

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