Columnas > MONS. JUAN NICOLAU

El poder de la oración

La iglesia nos dice que todo lo que nos ha querido revelar Dios y que necesitamos para nuestra salvación, lo ha hecho a través de su amado hijo Jesús, y sus enseñanzas están en las sagradas escrituras. Nada falta. Todo lo que necesitamos esta en la Biblia.

Y es solamente en el cielo que seremos capaces de comprender lo que es la revelación divina. Sin embargo la iglesia reconoce que ha habido santos y místicos que han dejado constancia de dichas revelaciones.

El poder de la oración

Hace una semana, en Perú, celebraron los más de cuatro siglos del fallecimiento de Sta. Rosa de Lima, ella fue canonizada por el Papa Clemente X en 1671 y fue designada santa patrona de Sudamérica y también las islas Filipinas.

Ella tiene la distinción en la historia de la iglesia de ser la primera mujer nacida en el nuevo continente que fue canonizada.

En vida llevo el nombre de Isabel de Flores y Oliva, hija de españoles radicados en Lima, donde ella nació, como no había conventos dominicos en ese entonces, ella profeso sus votos y se recluyo en una choza en el jardín

de su casa, en pobreza y destitución.

Ella vivía para la contemplación fervorosa y la oración permanente, las crónicas de entonces relatan que era tan popular que hubo que utilizar guardias para evitar que las multitudes que asistieron a su entierro le

arrancaran pedazos de su hábito que querían guardar como reliquia.

Hoy en día, si algún creyente dice que ha tenido una revelación, y esto le sirve para fortalecer su fe y llevar una mejor vida, pues adelante.

Si el mensaje revelado contradice las sagradas escrituras, entonces no proviene de Dios, pues El no puede engañar ni ser engañado, ni se contradice.

Lo mismo aplica para las “apariciones” de la Virgen. La Virgen Maria no contradice el plan de Dios para nuestra salvación. En las sagradas escrituras se establece claramente que María nunca dudo de su fe, y que cooperó con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en la causa de nuestra salvación y redención a través de Jesucristo.

Cuando la gente habla de “apariciones” y de mensajes que no contradigan la fe, la Iglesia toma la misma posición que cuando el tiempo de los apóstoles. Si el mensaje proviene de Dios perdurara con el tiempo.

A los creyentes no se les prohíbe expresar lo que han visto o han sentido con dichas “apariciones”, si esto les permite crecer espiritualmente y sentirse más cerca de Jesús.

Pero esto mismo se puede sentir si tenemos como costumbre participar activamente en una vida sacramental, como recibir a Jesús en la eucaristía, confesarnos y vivir como cristianos, si tratamos de ayudar al más necesitado.

Oremos y encomendemos a todos los santos a todos los afectados por el huracán Dorian, ver la devastación en las Bahamas nos impacta, damos gracias que aquí aun no nos ha pasado un desastre así, aunque si hemos visto como otras tormentas que han inundado nuestras comunidades, estos

fenómenos meteorológicos nos dejan claro lo indefensos que somos ante la naturaleza. Oremos pues por los difuntos y por quienes han perdido todo de un día para otro.

Nuestro objetivo al orar es sentirnos cerca de Jesús, que es lo que nos da la paz, con el entendimiento que todo lo que nos acerque a Él, será en nuestro beneficio. Termino con la definición de Sta. Teresa: “Oración es estar muchas veces a solas con quien sabemos que nos ama”.

¡Vive un día a vez!...Ignite the moment!…Y recuerda que Dios te ama y yo también. 

Mons. Juan Nicolau, Ph.D. STL. Pastor de la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Es psicoterapeuta familiar y consejero profesional con licencias.