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¿Cómo negociar permisos y salidas con los adolescentes?

El adolescente tiene permiso hasta las dos de la mañana, pero por alguna razón llega 30 minutos tarde y su mamá esperándolo en la sala le dice: 

- ¡Qué bonito! Aquí tienes a tu tonta despierta, esperándote, con el alma en un hilo y ni una llamada me merezco para que me avises que estás bien. ¡En dos fines de semana no tienes permiso de salir!

¿Cómo negociar permisos y salidas con los adolescentes?

Transcurren las dos semanas y el joven vuelve a salir. Se le hace un poco tarde para regresar a tiempo y decide llamarle a su mamá para avisarle que va en camino. La llama por teléfono y su mamá le dice: 

-Mamá, hablo sólo para avisarte que no tardo, ya voy rumbo a casa. 

La mamá responde:

- ¿Piensas que te mandas solo o qué? ¿Crees que con una llamadita es suficiente? Pues fíjate que no, aquí no es hotel. ¡A ver cómo le haces!

¡Caray! Ni a cuál irle. Dicen que la adolescencia es la edad de la punzada, sin embargo, así como para los padres es complejo comprender las necesidades de sus hijos en pubertad, también para ellos es complejo explorar todos los cambios que su cuerpo, mente y emociones experimentan. 

Ten presente que la palabra adolescente está asociada con la palabra «adolecer», es decir, que hay una parte en su interior que adolece por dejar de ser niños y otra por convertirse en futuros adultos. Con mucha frecuencia el tema de los permisos suele ser el escenario que da pie a grandes discusiones y conflictos ya que muchos padres experimentan temor y angustia al preguntarse constantemente si sus hijos serán capaces de cuidarse solos y si su comportamiento será el adecuado. 

Hoy pongo a tu consideración una serie de sugerencias para que puedas negociar con mayor éxito “las salidas” de tus hijos adolescentes. 

1. Lo primero es escuchar. Es indispensable que pongas atención a la petición de tu hijo(a). Explícale tu posición al respecto y también permite que ellos lo hagan. 

2. Dimensiona cada uno de los permisos. Toma en cuenta relevancia de cada evento. Es absurdo que para una graduación le des permiso hasta la medianoche, de acuerdo con la ocasión es en la medida en que puedes estirar “la liga”.

3. Negar permisos para «protegerlos» no garantiza su seguridad. Es muy lamentable que por el temor de los padres hayan jóvenes que crecen sin salir. Es indispensable que ellos se “fogueen” en el exterior para que vayan gradualmente madurando, además fomentarás el autocontrol. 

4. Mantente firme en los acuerdos. Una vez acordadas las condiciones, necesitas ser firme (lo cual no significa ser duro), además, dale la opción a tu hijo(a) que ante una situación de riesgo puede llamarte, sin importar la hora, para pedir tu apoyo. 

5. Evita los extremos. Ser inflexible sólo genera que tu hijo recurra a las mentiras para “salirse con la suya”. Recuerda que el proceso de autonomía e independencia lleva tiempo y la única manera de que ellos lo logren es a través de la confianza que le des, un acuerdo cumplido abre la puerta para el siguiente. 

La realidad es que, si tus hijos quieren “explorar” la vida, lo harán con o sin tu permiso. La ventaja de aprender a negociar es que es un juego de ganar-ganar. Cuando eres demasiado estricto o casi dictador, el mensaje que le estás dando tu hijo es: “¡Eres incapaz de hacerte cargo de ti!”. Lo más lamentable, es que eventualmente terminan por creerlo. Cuando un joven te pide un permiso, te está demostrando respeto hacia ti y su disposición para ajustarse a las reglas. Conceder permisos es una magnifica forma de que vayas monitoreando tu obra de arte, es decir, los valores que depositaste en ellos durante la crianza.  #Anótele

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