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Mis hijos no me obedecen

Enfócate a lo que sí quieres, en lugar de lo que no

No sé que piensen ustedes, ya me lo comentarán, pero me da la impresión de que en esta era es mucho más complejo la formación de los hijos. En la escuela los maestros tienen que hacer peripecias para lograr la atención de los estudiantes porque con la tecnología los niños están sobre estimulados y la educación “tradicional” los aburre tremendamente. Y no se diga en casa cuando “bajar a comer” es una guerra campal y muchas veces les tienes que avisar que ya está lista la comida a través de un mensaje de texto. ¿Pueden creerlo?

Es un matrimonio que tiene dos hijas, una de 16 y otra de 14. La de 16 es una niña impecable, con excelentes calificaciones, magnifica conducta, súper obediente y muy responsable. En contraste, la de 14 es rebelde, desafiante, cuestiona la autoridad y llegar a acuerdos con ella es un verdadero viacrucis. Todo podría indicar que es mucho más “fácil” querer a la de 16 que a la de 14, pero estarán de acuerdo conmigo que es muy fácil “querer” a alguien con ese nivel de excelencia, no obstante, eso no implica ningún reto; el verdadero mérito es querer y encontrar las formas para influir positivamente en la niña de 14. ¿No creen? 

Mis hijos no me obedecen

Ya se imaginarán los zafarranchos que se arman en casa para que la niña de 14 haga caso, cumpla sus responsabilidades y acate las normas del hogar. Les diré algo que me parece una de las claves más importantes en estos temas: las instrucciones que les damos a los niños y jóvenes no son exactas, ni precisas. Al contrario, son abstractas y cero específicas. Es como cuando una pareja te pide “tiempo y espacio”, lo cual puede ser muy útil, sin embargo, es importante saber para qué lo quiere y cuánto tiempo, sino te va a dejar con una gran confusión. Lo mismo sucede en temas de crianza. 

“Respeta a tu hermano, quiero que seas más compartido, sé obediente en la escuela, obedece a tus mayores, entrega la tarea, no te desveles, usa menos es celular, ya no juegues tantos videojuegos, etc.” ¿Les suena familiar? Si leen con atención, ninguna de las instrucciones anteriores es específica. Es como si tu jefe o pareja te dicen: “échale ganas.” ¿Qué es eso de échale ganas? Ven lo imprecisa que es la instrucción. Bueno, pues lo mismo sucede con los críos. 

Les he comentado en más de una ocasión que a los niños les da seguridad las rutinas, es decir, cuando hay un horario establecido para actividades. ¿Por qué creen que a los niños les gusta tanto ver setecientas veces la misma película? Porque ya saben lo que va a suceder, porque ya saben el final (y hasta los diálogos) y esa predictibilidad les da seguridad. 

A los niños y jóvenes en indispensable que les expliquemos exactamente qué es lo que esperamos de ellos, porque si la instrucción es que sea obediente en la escuela o que obedezca las órdenes de los mayores, los estamos colocando en una situación vulnerable y de riesgo por no ser específicos. 

Necesitas enfocarte en lo que sí quieres, en lugar de enfocarte en lo que no quieres. Por ejemplo, “no juegues tantos videojuegos”. En primer lugar, te estás enfocando en lo que no quieres. En lugar de eso, enfócate en lo que sí quieres y sé especifico: “el horario para jugar videojuegos es de 18:00 a 20:00 horas, siempre y cuando hayas terminado tu tarea”. 

Observa como la instrucción fue clara y le estás diciendo qué es lo que esperas de él o ella. Otro ejemplo: “¡Estoy hasta la madre que te desveles y en la mañana no estés lista!” (Ya con gritos) Date cuenta de que lo único que hiciste fue desahogarte y vomitar furia. Te puedo asegurar que no habrá ningún cambio porque nuevamente no fuiste preciso y claro. Intenta lo siguiente: “Tu hora de dormir es a las 10:30 pm y ya tienes que estar bañada y para las 7:45 am ya tienes que estar desayunada y en el carro para llevarte a al escuela. Tú decide a qué hora pones tu alarma”. Diste instrucciones claras, sin necesidad de debatir. Las reglas de la casa no se someten a conceso, las consecuencias si pueden ser negociables, la normas nunca. 

Tampoco se trata de hacer una lista interminable de reglas rígidas, sino de hacerle saber al niño o al joven lo que se espera de él, de forma concreta, lógica y alcanzable. Créeme que, si eres constante, no claudicas con las consecuencias y te mantienes firme (sin ser ogro), verás como gradualmente se generan cambios y si de plano es una labor titánica llegar a acuerdos, entonces los recibo en mi consultorio. Y recuerda que, para ser niños respetuosos, primero necesitan ser niños respetados. #Anótele 

Nos leemos la próxima semana. Si quieres compartirme tu caso, escríbeme a: info@coachgerardomoreno.com

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