Adiós, Rafa

A los incrédulos quiero decirles hoy que el COVID-19 existe, es real, es un virus muy furioso, demasiado furioso diría yo.

Es un mal mortal que no respeta edades ni estratos sociales.

Hoy, desgraciadamente lo puedo testificar porque un integrante de mi familia muy querido pasa a formar parte de las estadísticas de los fallecidos.

RAFAEL GARZA BANDA, mi sobrino, hará cosa de dos semanas empezó a sentir los primeros síntomas de esta enfermedad, pero la agresividad se presentó en los últimos ocho días en que tenía dificultades para respirar.

Se le internó la noche del domingo en el Materno Infantil y horas más tarde falleció al no haber respiradores en ese nosocomio, pero eso sí, atención con calidez, eficiencia y candidez por parte de los profesionales de la salud que lo atendieron. No pudo soportar esta enfermedad que en nuestra querida Reynosa les ha costado la vida a 138 personas y mantiene como positivos a 1451 pacientes. Datos hasta ayer por la tarde.

Quienes conocieron a Rafa coincidirán conmigo en que era un hombre jovial, muy alegre, amante de la buena música. Y vaya que si le gustaba cantar y lo hacía bastante bien a tal grado que en una ocasión, en el rancho Los Tres Potrillos, VICENTE FERNÁNDEZ, uno de los grandes de nuestro México lindo y querido le pidió que lo acompañara cantando una canción.

Rafa, a falta de su padre, que falleció cuando acababa de entrar a la adolescencia, prácticamente se convirtió en el jefe de la familia Garza Banda, constituyéndose como un fuerte pilar para ayudar a sostener el hogar, a mi hermana Conchita, que desde hace ya poco más de dos semanas está internada en el Hospital General a causa del COVID, y a sus hermanos Mario, Óscar y Héctor, este último, lo veía como su padre.

En estos momentos lo lloran su esposa ESMERALDA ESTEVES y sus hijos Óscar y Ulises, a quienes les digo que hay una promesa de nuestro Dios. Podemos volver a reencontrarnos como familia eterna.

Me duele, me duele mucho la partida de Rafa, mi querido sobrino, a quien ahora sólo le digo: Adiós y hasta vernos con El Rey.

Por otra parte, como consecuencia de la desobediencia ya se prohibió la circulación del transporte público los sábados y domingos al tiempo que se limita el horario de servicio entre semana.

¿Eso querían?, pues ya lo tienen. La gente no hizo caso a usar tapa bocas ni a respetar la sana distancia.

Incluso hubo quienes se enfrentaban con los conductores cuando no les querían permitir el acceso a la pesera.

Estamos al borde del desastre, los hospitales ya están saturados, prácticamente hay lista de espera, lo mismo en los públicos que en los privados. De nada sirvieron las exhortaciones con todo y que se nos dijo que si no las acatábamos luego provocaríamos sobre cupo en las instituciones médicas.

Algunos campanudamente pensaron eso sólo pasaría en los hospitales públicos. Hoy no hay espacio ni en los privados por lo que ahora sí andan tronándose los dedos y lo peor es que si pueden cruzar el río Bravo encuentran situación similar en donde todavía no llegan al nivel de ya tener saturación hospitalaria, pero para allá van.

Y es que, oiga usted, de aquel lado del río Bravo están peor que nosotros, la diferencia es que la mayoría de la población está bien alimentada y por lo mismo con defensas orgánicas más poderosas, aparte de que la infraestructura de salud es muy superior a la nuestra, pero aun así ya están a borde del límite.

No hay vuelta atrás, o nos cuidamos o nos va a cargar el payaso. Esa es una cruda, tajante y letal realidad.

No hay pretextos, tampoco motivo para echarle la culpa a las instancias del gobierno por te cuidas o ve encomendándote a Dios.

Y por el mundo de la política, los prospectos alcaldicios que andaban muy animosos por las colonias de las orillas repartiendo despensas, desaparecieron de la escena al ver que con todo y protección hay gente del servicio público preponderantemente hospitalario que está falleciendo.

Sin embargo el diputado morenista RIGOBERTO RAMOS ORDÓÑEZ prosigue con esa actividad que es sumamente riesgosa.

Otro tanto hace por su lado CARLOS PEÑA ORTIZ, que como parte del voluntariado del DIF reparte despensas y productos de higiene y limpieza que fueron donados por un grupo de empresarios de la localidad.

Yo le digo a ambos que independientemente de las precauciones, no pierdan de vista la posibilidad de un contagio del que luego no hay garantía de salir ileso.

Pero bueno, por lo pronto están ganando posicionamiento al hacerse a un lado los otros prospectos, uno de ellos, JAVIER GARZA FAZ, que ya cayó infectado por el COVID-19, a quien le envío un saludo y mis mejores deseos para que recupere su salud.

Y esta situación imperante me hace suponer que si para abril o para mayo del próximo año el COVID-19 no pasó a ser un pasaje peligroso en nuestra historia, en las elecciones no se van a parar ni las moscas en las casillas electorales, y la autoridad electoral va a parir chayotes para encontrar funcionarios encargados de las urnas y no se diga los partidos políticos.

Por lo pronto en Nuevo León ya anticiparon que el tradicional y jubiloso grito de Independencia y el desfile del día siguiente serán suspendidos, y a como van las cosas, hasta el del 20 de noviembre. Y si por esas fechas todavía no aplanan el tristemente famoso pico de la pandemia, las fiestas navideñas y de fin de año serán virtuales, y de ahí, en menos de lo que uno se imagina vamos a brincar a los meses de abril y mayo, que ojalá y para noviembre próximo esto ya esté bajo control.

Pero a como es de socarrona la gente, por muy optimista que sea lo veo muy cuesta arriba.

De seguir así esto se va a extender hasta abril o mayo, lo que de pasada va a dejar tendidos en el camino a los candidatos que andarán haciendo campaña a cuenta gotas y sin encontrar, por razones obvias, respuesta ciudadana.

Pero por lo pronto lo que tenemos en nuestras propias narices es peligro y muerte y todo por no creer en la letalidad de un virus que ya ha causado devastadores efectos en la economía y en la salud.

Y por hoy, BASTA.

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