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Tímidos, los muchachos

Con el humor que los mexicanos utilizan para librarse de las presiones de la tragedia, ayer se dijo que: "De eso, a nada; mejor ¡nada!", al referirse al tímido recorte de las tasas de referencia que determinó la Junta de Gobierno del Banco de México, para pasar de 8.25 puntos a 8. Para las grandes fortunas que operan en dólares porque al peso le hace fuchi, eso puede tener alguna relevancia en sus ganancias diversificadas; pero, mayoritariamente financieras y especulativas.

Para el grueso de los aborígenes, les habrá de pasar de noche porque seguirán pagando las tasas de créditos más abusivas del continente, dirigidas fundamentalmente al consumo. Los créditos de largo plazo, para vivienda y automóvil, seguirán por las nubes, oscilando entre el diez y el 22 por ciento. Los créditos personales también se mantendrán en niveles muy altos; pero, donde los abusos no tienen igual, son las tarjetas de crédito, que promedian el sesenta por ciento nominal.

Tímidos, los muchachos

Si eso fuera todo, quizá pudiera resultar aceptable, dado que mal de mucho consuelo de tontos; pero, no. A las elevadas tasas de interés deben sumarse las estratosférica comisiones que cobran las instituciones de banca por lo que sea. Para comprar un automóvil, ya aceptadas todas las condiciones del crédito, el adquirente se lleva la sorpresa de que debe pagar de contado y ahí mismo tantos y tantos miles por apertura de crédito y por comisiones diversas. "Pos, ya ni modo".

Tiempos hubo en que las instituciones de banca estaban ligadas al acontecer nacional. ¿Quién no recuerda el ahorro escolar?, por medio del cual las señoras hacían su guardadito para solventar las emergencia del hogar, depositando cada semana lo que pellizcaban al gasto, apuntado en una libreta que llevaban los niños y administraban los profesores, con entrega de utilidades a fin de año. Muchos de los más boyante negocios se hicieron con el apoyo de los bancos que no sólo prestaban, sino que asesoraban al acreditado para que tuviera mejores resultados. Pero, llegan los neoliberales y todo fue saqueo.

López Portillo 'nacionalizó' la banca. En manos de ese notable banquero que fue don Manuel Espinoza Yglesias, Bancomer llegó a ser el más grande empleador privado de la América Latina y sus empleados ganaban tanto y tenían tantas prestaciones que eran la envidia de sus pares en los Estados Unidos. En manos de burócratas ineptos y corruptos, el banco tronó y fue necesario rescatarlo mediante el gran atraco que fue el Fobaproa, para luego pasar en el año 2000, a manos de su accionista principal, el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), con ganancias superlativas.

Durante el periodo neoliberal, el sistema de banca y crédito dejó de estar vinculado a la suerte de México y de los mexicanos, para convertirse en entidades financieras internacionales intocables por la serie progresiva de concesiones que les han sido otorgadas por los gobiernos que han dado la espalda al pueblo. Lo último que han urdido fueron los créditos, amañados, irresponsables y quizá corruptos y corruptores a gobiernos locales, cuyos estados cargan con una deuda impagable.

La autonomía del Banco de México, impuesta por el Fondo Monetario Internacional, no ha impulsado el desarrollo, por el contrario, lo ha detenido. En su opúsculo Crisis Financiera, Deuda Y Bancos,  Alicia Girón y Eugenia Correa explican que: "Las iniciativas concertadas entre las autoridades centrales del gobierno mexicano y los organismos financieros internacionales crearon atajos sinuosos y sin sentido, anclados a un desarrollo sin equidad, con altas tasas de rentabilidad para las empresas financieras subsidiarias de las más importantes corporaciones del sistema financiero internacional. En la crisis actual, estas corporaciones están descapitalizadas y demandan enormes recursos para evitar la quiebra, y los están obteniendo tanto de sus gobiernos como del nuestro, por lo que los usuarios de todo tipo de servicios pagan costos enormes". ¿Otro Fobaproa?

Con el nuevo régimen de gobierno y con todas las evidencias de racionalización de la economía mundial, se esperaba que el Banxico hiciera un recorto más audaz, de cuando menos un medio punto porcentual, para luego iniciar un declive pronunciado y así  cumplir los objetivos de canalizar el dinero a inversiones productivas y abandonar el camino de la especulación. Pero, no.