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La paloma y los halcones

La Fed mantenía tasas bajas de interés a partir del 0-.25 %

Dada la posibilidad de que el Banco de México decida bajar las tasas de interés de referencia (actualmente en 8.25 %), antes de la próxima reunión de su junta de gobierno, se han tejido una y muchas versiones, algunas de las cuales no corresponden a la realidad económica y política que está viviendo el país, luego de la terrible borrachera de los regímenes anteriores, que no tenían medida en su despilfarro e irresponsabilidad. En estos momentos viene a la memoria la Sra. Yellen.

Cuando doña Janet fue nombrada presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, en el mundo de las finanzas se habló de una paloma lanzada a los halcones del capitalismo feroz. Su imagen de tierna abuela confundió a los especialistas; pero, no sólo fue firme en sus decisiones para sacar a la economía norteamericana de la crisis derivada de la burbuja inmobiliaria de 2008; sino que inició un periodo de sólida recuperación que ahora se observa, a pesar de los pesares.

La paloma y los halcones

Cuando la Fed mantenía tasas bajas de interés a partir del 0-.25 %, el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, afortunadamente fuera del país, las elevaba con el cuento de contener la inflación, que, en realidad, nunca dejó de estar por arriba de los pronósticos, porque de lo que se trataba era premiar al capital en manos de la cerrada cofradía dueña de la economía nacional. Cuando en los Estados Unidos se bajan la tasa de referencia, es tiempo de que aquí se haga igual.

No hay que ir muy lejos por las razones para ello: el fenómeno de tasas sumamente bajas en el mundo adquirió más fuerza, provocado por la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) con su decisión de la semana pasada. Pero, eso no es todo, al reducir sólo un cuarto de punto las tasas y hablar de un movimiento preventivo (desestimando el inicio de un ciclo agresivo, tal y como esperaban los participantes en los mercados) generó una gran cadena de respuestas incómodas.

Bueno, incómodas para los dueños del gran capital, no tanto para quienes esperan un periodo de racionalización de la economía, para tornarla a niveles con sentido humano. La propia Janet lo definió cuando dijo que las tasas de referencias subirían cuando el desempleo alcanzara niveles razonables (andaba en el 6.4% y ahora está ligeramente arriba del 2%), la inflación estuviera controlada y los salarios subieran lo suficiente para recuperar el poder de compra del consumidor.

En estos días, en la zona del euro, Suiza, Dinamarca, Suecia y otras economías han permitido que las tasas de interés descendieran hasta un nivel ligeramente por debajo de cero, algo que es posible porque retirar dinero en efectivo en grandes cantidades es incómodo y costoso (cargos por almacenamiento y seguro, por ejemplo). Estas políticas han ayudado a estimular la demanda, pero no pueden suplir por completo el margen de maniobra de política que se pierde cuando las tasas de interés se sitúan en niveles muy bajos. Los créditos hipotecarios pagan, no reciben dividendos.

La preocupación fundamental de la Sra. Yellen al tomar posesión de la presidencia de la Fed, fue: "En la actualidad, creo que el escenario de riesgos reclama todavía una política monetaria altamente flexible para apoyar una recuperación más fuerte y un crecimiento más rápido del empleo". Con los recortes de las tasas y la recompra de bonos del gobierno, dejó de estimularse la inversión especulativa para centrarse en inversión productiva, generadora de empleo y de bienes.

Así, en México, debe darse marcha atrás a las políticas que hicieron de este país el paraíso de la usura, con tasas de interés efectivas y oficiales (anunciadas sin ningún recato por las instituciones de banca), que llegan al 180 por ciento de interés, más los gastos adicionales a favor de los bancos. 

En el 2018, según reportes del Banco de México, este país pagó, nada más por concepto de intereses de su deuda pública y privada la enorme suma de 23,498 millones de dólares, cantidad que no incluye la transferencia de recursos de empresas extrajeras a sus matrices en el exterior.

Tiempo es ya de que se tomen medidas racionales para que el dinero se ponga al servicio del ser humano y no al revés, como ha venido aconteciendo desde la noche oscura del salinismo. Que el dinero sirva para generar bienes y servicios y con ello empleo, y el círculo virtuoso de la economía.