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Si en México el mal está en el hígado, todo es Hígado

La lógica aconseja que las escaleras se barren de arriba hacia abajo. Solo un perturbado mental lo haría a la inversa.

La lógica aconseja que las escaleras se barren de arriba hacia abajo. Solo un perturbado mental lo haría a la inversa.

Entonces, atendiendo ese viejo y muy conocido principio se aplica en todos los órdenes de la vida y no se diga en la política. Creo que los electores el primer domingo de julio de 2018 tendrán que tenerlo muy en cuenta a la hora de sufragar su voto.

Si en México el mal está en el hígado, todo es Hígado

Encontrarán un amplio abanico de candidatos. Para esa fecha todos serán ampliamente conocidos como también tendrán información adicional a la que difundirán los respectivos equipos de campaña sobre la vida anterior de los pretendientes a ser presidente de México.

Y hay otra conseja popular muy conocida que reflexiona: su pasado será el presente y por lo mismo debe ponderarse el comportamiento de cada uno de ellos a lo largo de toda su vida o trayectoria dentro del servicio público, y aun y cuando los partidos políticos todavía no deciden quienes serán sus candidatos hay uno: el MORENA, que prácticamente lo tiene definido y ese es Andrés Manuel López Obrador que tomando en cuenta lo que han venido expresando los prospectos a candidato lo mismo del PAN que del  PRI y el PRD ninguno de ellos ha dicho que su principal bandera será el combate a la corrupción.

Se ve que bien se están cuidando por aquello de que tengan esqueletos guardados en el clóset.

Solamente López Obrador es el que permanente pregona que para salir del marasmo en que se encuentra México se requiere de un gobierno limpio de corrupción.

Y tiene argumentos para sostener su dicho.

Fue jefe de gobierno del Distrito Federal que cuenta con el presupuesto más grande de todas las entidades federativas y hasta la fecha no han podido encontrarle fortuna que no corresponda a sus ingresos.

Les duele a sus adversarios que por más que le escarban no le encuentran y ahora centran sus baterías a quienes forman parte de su equipo de trabajo o bien sus sus aliados.

Ya le encontraron a Eva Cadena un trafique de 500 mil pesos y ahora recientemente Alberto Anaya, presidente del Partido del Trabajo esta en medio del escándalo por un delito de lavado de dinero por alrededor de 100 millones de pesos, cantidad, esta última sobre todo, que si bien ya es toda una fortuna, al lado de lo que les han encontrado a los diez ex gobernadores que están bajo proceso penal esa cifra es proporcionalmente una bicoca.

Pero como López Obrador dijo que defendería a Alberto Anaya pretendieron con ello hacerlo copartícipe sin éxito alguno.

En las encuestas sigue apareciendo regularmente como el puntero y con ventaja de 10 a 12 puntos en promedio.

Todo lo anterior a cualquiera con sentido común le hace concluir que el virtual candidato del MORENA cuenta sobradamente con solvencia moral para encabezar esa gigantesca cruzada que será hacer un gobierno sin corrupción.

Soy de los que creen firmemente en la honestidad de AMLO.

No materia las manos al fuego ni por sus colaboradores ni tampoco por sus aliados.

No tengo referencias de ellos mucho menos me consta la solidez de principios que debieran tener todos aquellos que ingresan al servicio público. Por algo don José Mojica, el expresidente de Uruguay en una ocasión dijo que al que le guste la plata no debe participar en política, que se dedique a los negocios en donde no es malo hacer dinero pero en el servicio público si resulta nocivo.

Y vaya que si fuera certera la apreciación del ex presidente uruguayo.

En México hemos visto que le entran sin ningún recato a la corrupción funcionarios de todos los niveles en coordinación con malos y desleales empresarios y si eso viene desde arriba ¿Cómo pueden pretender que los de abajo no sigan los malos ejemplos?

Esto es como el cuerpo humano: si el hígado está enfermo, el resto del organismo contamina y se enferma en su totalidad, ejemplo que ilustra con respecto a los expresidentes corruptos al igual que sus colaboradores.

Recordemos la honradez de un gran presidente como don Adolfo Ruiz Cortínes quien con su ejemplo conminó a su equipo de trabajo a comportarse con limpieza dentro del servicio público.

Desafortunadamente don Adolfo fue un caso aislado. Sexenios después aparecieron los tecnócratas procedentes de universidades extranjeras con Carlos Salinas de Gortari a la cabeza.

Vinieron por todo y en la actualidad acabaron con todo. No dejaron un pedazo bueno y ahora cínicamente dicen que Andrés Manuel López Obrador es un peligro para México siendo que los que si es un peligro para la nación es que esa mafia compuesta por políticos y empresarios siga medrando y orille las cosas de tal manera que causen estallidos sociales.

Ya se los advirtió John Kelly, el jefe de gabinete del presidente Donald Trump quien lapidariamente en una reunión de trabajo externó que México está al borde del colapso y eso por razones lógicas no es más que culpa de los que están en el poder. No hay forma de culpar de ello a López Obrador y por concomitancia se concluye quienes son realmente los peligros para México.