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Se les apareció el Chamuco

El sector patronal de México, aliado a las fuerzas locales más retrógradas, ha desatado una feroz embestida en contra de cualquier intento por hacer más justa y equitativa la distribución de los beneficios que genera la producción y comercialización de bienes y la prestación de servicios. Se hacen como que la Virgen les habla y echan mano de la superficial reforma laboral aprobada durante la noche oscura del régimen anterior, para dar por cumplidas las demandas laborales.

Pero, hete aquí que las poderosas organizaciones sindicales de Estados Unidos y Canadá están presionando a sus respectivos congresos para que no se concrete la revisión del Tratado de Libre Comercio si antes no se llevan a cabo una auténtica reforma laboral en México, que redunde simple y llanamente en una mejor calidad de vida de los asalariados y sus familias, que mucho han debido sacrificar para contribuir con el hambre de cada día a generar pantagruélicas fortunas.

Se les apareció el Chamuco

Ayer, concretamente, la presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Nancy Pelosi, una mujer dinámica y progresista, expresó que no se aprobará el nuevo tratado comercial si éste no contempla una serie de medidas que tienen que ver con el fin de la explotación laboral en la industria, el comercio y la prestación de servicios en México. Los afanes de los sectores más conscientes de los dos países señalados ya habían manifestado su interés en abatir la desigualdad económica que se manifiesta de dos maneras, bajos salarios al interior y asimetría en el exterior.

Según los informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE): La desigualdad de ingresos va en aumento. Un cuarto de siglo atrás, el ingreso disponible promedio del 10% más rico de la población de los países del organismo ganaba cerca de siete veces más que el 10% más pobre; hoy, gana alrededor de nueve y media veces más. Sería chistoso, si no fuera tan dramático, que los ricachones crean que explotar a otro ser humano es prueba de inteligencia.

Puede que alguno tenga algo de inteligencia; pero, lo que todos no tienen es otra cosa, porque la creciente brecha es perjudicial para las personas, las sociedades e incluso las economías. En este proceso el abanico de nuevos pobres que se nutre principalmente de sectores que, por su nivel cultural, pertenecían a la clase media pero que ahora son presionados por la falta de capacitación. La gran paradoja es que se pide al trabajador mayor productividad trabajando con los mismos fierros de hace 20 o 40 años, o se les asignan cargas de trabajo extenuantes o de gran dificultad.

Curiosamente, los empresarios exigen a los trabajadores más y mejor capacidad laboral; pero, ellos siguen con los mismos métodos y sistemas arcaicos y desfasados de producción, distribución, comercialización y prestación de servicios. El éxito de las empresas mexicanas tanto en el mercado interno como en los mercados del exterior, se ha basado fundamentalmente en los bajos salarios. Tan es así que el presidente de Estados Unidos, Trump, ha acusado a México de dumpin laboral.

Ahora que al mandatario vecino se le cayó la venda de los ojos y se dio cuenta de que México no es el enemigo, viene la congresista a insistir en que este país deje de ser tierra de explotación y que se implemente una reforma laboral que permita una mejor distribución de los beneficios que genera el binomio de capital y trabajo, como un requisito 'sine qua non' para el nuevo tratado.

La congresista Nancy Pelosi, famosa por su postura crítica acerca de las políticas del presidente Trump, no es la única de allá que pugna por mejores condiciones de vida para los trabajadores mexicanos. Hace unas semanas, una delegación de líderes de la AFL-CIO nacional, el Texas AFL-CIO, la UAW y la United Steelworkers (USW) viajaron al puerto de Matamoros, donde decenas de miles de obreros habían lanzado una ola de huelgas en demanda de aumento a los salarios y el control democrático de los sindicatos. Desde el 25 de enero, por lo menos 48 fábricas que producen autopartes y otros bienes para la exportación a los Estados Unidos han aceptado firmar los acuerdos para incrementar los salarios en un 20% y pagar un bono único de 32.000 pesos.

"Esta es una gran victoria para los trabajadores", dijeron los sindicalistas estadounidenses luego de enterarse de que se ha extendido a otras empresas la demanda de 20/32. Ora si, ni pa'onde.