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Modelo insostenible

La Amazonia es el 'pulmón del planeta' por la elevada producción de oxigeno

Una frase típica de la obstinación errada es la que asegura que: "todos van en contra, menos yo". Así sucede en los días que corren con las posiciones absurdas de quienes permanentemente se gozan de la crítica acerva y sin sustento en contra de los que buscan alternativas de solución a los muchos y muy graves yerros políticos y económicos de las últimas décadas que han llevado a la acumulación extrema de la riqueza a costa de la pauperización progresiva y la miseria de los más.

La última de las voces enteradas y avaladas por la experiencia (presidente del Gobierno de España durante 14 años ininterrumpidos. De él siempre se ha dicho que tiene una 'buena cabeza política'), Felipe González, acaba de expresar que: "el modelo (neoliberal) no es sostenible desde el punto de vista socioeconómico. No es el primero en decirlo; antes que él los hombres más avispados, incluyendo a varios Premios Nobel, lo han señalados y sus promotores están abjurando.

Modelo insostenible

En este espacio se ha mencionado en varias ocasiones el Club de Roma y el Debate Sobre el Crecimiento que auspició a mediados del siglo pasado, en el que se llegó a la conclusión de que el crecimiento no puede ser ilimitado, como ilimitados no son los recursos del planeta. Cada vez que la madre naturaleza ve amenazado el equilibrio de las poblaciones vivas, toma las providencia necesarias para preservarlo y, en su caso, restaurarlo. Quien lo rompe sin piedad es el hombre.

Es un lugar común decir que la Amazonia es el 'pulmón del planeta' por la elevada producción de oxigeno; sin embargo, su importancia no radica en ello, sino en las muchas y muy complicadas tareas que cumple para contribuir eficientemente en el mantenimiento del equilibrio climático que posibilita la existencia de las diversas formas de vida que, finalmente, llevan a la prevalencia de la especie humana. Pues resulta que los energúmenos adalides del capitalismo la destruyen.

Ayer, en el principal diario de España, El País, se publica una extensa entrevista con González en que asegura que: "El gran desafío es saber si el modelo económico financiero que se ha instalado en todo el globo es sostenible —y no le meto carga ideológica alguna—. Yo creo que no. Dicho en términos manchesterianos, el modelo del capitalismo triunfante está destruyéndose a sí mismo por su insostenibilidad. Tengo una perspectiva socialdemócrata y creo que la distribución del ingreso es muy injusta, pero más allá de la discusión sobre la justicia social o mejores oportunidades en la redistribución de la riqueza, un poco más allá del debate ideológico, hay una realidad, y es que la sostenibilidad de este modelo económico va a fracasar. Las sociedades no soportarán una nueva crisis. Ese es el primer elemento de análisis: el modelo no es sostenible desde el punto de vista socioeconómico". Nunca en la historia la explotación ha sido sostenible.

 A pesar del desarrollo desigual del neoliberalismo en América Latina, a lo largo y ancho de la región, existe un elemento común que justifica la creación misma de la doctrina: la creciente acumulación de la riqueza en muy pocos sectores y segmentos de la población; la constante internacionalización del capital; la creciente dependencia respecto a las empresas transnacionales; y el progresivo empobrecimiento de diversos sectores, incluso de lo que llegó a ser la clase media.

En México, el asunto se torna más dramático, pues, además de los perjuicios estructurales del modelo económico rentista, se agrega el fenómeno de la corrupción en que se ven amafiados los sectores público y privado para hacer negocios simulados con altos márgenes de ganancia, de tal suerte que muchos de los beneficiarios han pasado a formar filas entre los más ricos del planeta.

Ya el gran maestro Pablo González Casanova, en su obra Currupción y Capitalismo, señalaba que: "Para entender el capitalismo es necesario entender la corrupción. El vínculo entre uno y otra es significativo, a lo largo de toda la historia del capitalismo desde su etapa mercantil y colonialista. Pero en la estructuración actual del capitalismo, la construcción de sus organizaciones y de sus formaciones se entiende de manera superficial si no se incluye la corrupción. Esta juega un papel por lo menos tan importante como la represión, la negociación, la enajenación y la cooptación".