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Los titanes no mueren

El mundo del arte está de luto

Ayer, en su edición del 6 de septiembre de 2019, Smithsonian Magazine dio la triste noticia de la muerte de Francisco Toledo con una nota del editor que dice: "Francisco Toledo, el titánico artista expresionista, llorado por México y el mundo, ha muerto a los 79 años en su Oaxaca natal". Luego señala que a principios de este año, el escritor Paul Theroux obtuvo un acceso sin precedentes a Toledo para lograr el perfil exclusivo y detallado del artista-activista. Puede leerse en su portal.

Que una revista de tal calibre, que va por el mundo examinando los temas globales: ciencia, historia, arte, cultura popular e innovación y los temas investigados, estudiados y expuestos por la Smithsonian Institution con sede en Washington, D.C.,  diga de un artista que es titánico, tiene su relieve. En la mitología griega, los titanes eran la raza de poderosas deidades que rigieron durante la legendaria edad de oro. Si habría que comparar la tarea de Toledo tendría que citarse a Juárez, otro titán.

Los titanes no mueren

Para dejar que Theroux lo explique: "El sentido indígena y auténtico de este rico telón de fondo debe su preservación en gran parte a un hombre increíble: el artista, Francisco Toledo (n.1940). Natural de Oaxaca, el Sr. Toledo es un pintor, escultor y artista gráfico de proyección internacional que ha enriquecido sus imágenes precolombinas y animistas nativas con referencias a Durero, Goya, Ensor, Klee, Miró y otros maestros europeos.  Ha dedicado gran parte de su vida y fortuna a asegurar la continuidad de las comunidades culturales, arquitectónicas y ecológicas oaxaqueñas.  Debido a su participación proactiva, no hay autopistas de cuatro carriles, hoteles de lujo de altura o estacionamientos sobre el asfalto que desfiguren la estética y la integridad natural de la ciudad".

En ese sentido Toledo no sólo fue un creador auténtico, sino también un defensor del patrimonio cultural de México sin llegar al chauvinismo. Para el efecto, fundó (dado que el movimiento se demuestra andando), el Museo de Arte Contemporáneo, la Biblioteca Jorge Luis Borges para Ciegos, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, la casa impresora Ediciones Toledo, el Centro Cultural Santo Domingo (laboratorio de restauración de arte y jardín botánico), y el Centro Cultural de San Agustín, Etla. Pero, además mantuvo un permanente activismo político en pro de la cultura y los derechos humanos.

No en balde dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador: "El mundo del arte está de luto. El maestro Francisco Toledo, oaxaqueño, increíble pintor y extraordinario promotor cultural, un verdadero defensor de la naturaleza, costumbres y tradiciones de nuestro pueblo, ha fallecido. Descanse en paz". El trabajo de Toledo, lleno de monos, insectos y esqueletos en tonos terrosos, reflejaba su origen indígena y su amor por la naturaleza. En en el Paseo San Lucia, de Monterrey, dejó su 'Lagartera'.

Cabe señalar que en 2005, Toledo fue galardonado con el Right Livelihood Award, reconocido como el premio Nobel alternativo de Suecia, "por dedicarse a sí mismo y a su arte a la protección y mejora del patrimonio, el medio ambiente y la vida comunitaria de su Oaxaca natal". La casa de subastas Christie's dijo, por medio de  su página web, que vendió una de las piezas de Toledo, creada en 1975 y titulada "Turtle Laying Eggs", por un poco más de un millón de dólares.

Una opinión temprana y quizá certera del maestro fue vertida después de la primera muestra de Toledo montada en París, en 1963, cuando el influyente novelista y crítico de arte francés André Pieyre de Mandiargues escribió: "La gran y muy agradable sorpresa que tuvimos en nuestro primer encuentro con este indio zapoteco fue la de finalmente descubrir una especie de genio en las artes, comparable de alguna manera a 'la facilidad divina' de ciertos maestros... No conozco a ningún otro artista moderno que esté tan naturalmente penetrado con una concepción sagrada del universo y un sentido sagrado de la vida". Toledo no se ensoberbeció, regresó a trabajar en su tierra natal.

No pueden faltar las expresiones de quienes lo consideraron un indio molesto, vestido con desaliño, calzando huaraches y despotricando en contra de la penetración cultural como parte del proceso de colonización que ha dado al traste con la forma de vida de los mexicanos, que ahora dependen del celular, el automóvil y la televisión para poder sentirse vivos. ¡Hasta siempre, Titán!