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México ya no es laico

El  artículo 40 constitucional –mediante el cual se estableció que la República mexicana es laica– ha modificado la relación entre política y religión. La laicidad es ahora uno de los rasgos esenciales de México.

Casi a la par que se discutía la reforma en materia de laicidad, en la sede legislativa también fue aprobada una modificación al artículo 24 constitucional donde establece no sólo la libertad religiosa, sino también las libertades de conciencia y de convicciones éticas; hace explícito que las personas tienen derecho a adoptar –pero también a no adoptar– cualquier tipo de creencias o convicciones; amplía el contenido de dichas libertades al establecer que podrían ejercerse individual o colectivamente, en público o en privado, mediante ceremonias, devociones o actos de culto; y reafirma la idea de que la religión ha de excluirse de la esfera pública al señalar que “nadie podrá utilizar los actos públicos de expresión de esta libertad religiosa con fines políticos, de proselitismo o de propaganda política”.

México ya no es laico

Se trata, pues, de una reforma que amplía los derechos humanos de las personas y, al mismo tiempo, reafirma la idea de que política y religión han de mantenerse separadas. Por una parte, el nuevo artículo 24 eleva a rango constitucional la libertad de profesar todo tipo de creencias, sean religiosas o no, con lo cual reconoce la protección de ateos, agnósticos y quienes defienden otro tipo de convicciones éticas. 

Por la otra, la separación entre política y religión se refuerza con la restricción constitucional expresa consistente en que los discursos religiosos han de excluirse de la esfera política y electoral. 

Los actos religiosos de culto público se celebrarán ordinariamente en los templos; los que extraordinariamente se celebren fuera de éstos se sujetarán a la ley

De esta manera México constitucionalmente se encuentra definido como un país laico, con todo a lo que eso conlleva, sin embargo, ¿usted cree que sea así?

La primera noticia que se tiene en México sobre un festejo oficial a la Virgen de Guadalupe data de 1667, cuando el Papa Clemente IX instruye el día 12 de Diciembre como día de fiesta en honor a la Virgen de Guadalupe.

En 1988 esta fiesta se celebra también en todas la diócesis de Estados Unidos.

Yo estoy de acuerdo que la Virgen de Guadalupe reciba sus honores, al final es parte fundamental de unión entre los mexicanos; pero esas celebraciones deberían llevarse a cabo en el templo de acuerdo a como lo marca nuestra Constitución.

Las peregrinaciones a la Virgen de Guadalupe tal y como las conocemos ahora tienen alrededor de 100 años; sin embargo en aquellos tiempos las condiciones sociales de México eran muy distintas a las de hoy.

La inseguridad y la manipulación han sido un factor de cambio en la aceptación de estas prácticas, la carga vehicular de nuestra ciudades complica hasta el punto de riesgo que se lleven a cabo estas peregrinaciones que bloquean el acceso al centro de la ciudad; los cohetes que despiertan desde de la madrugada a quienes tenemos que levantarnos a trabajar tampoco hacen agradable el festejo, y ni habla de cómo los políticos se aprovechan de la ignorancia y bondad del pueblo para sacar un beneficio. 

Tal es el caso del exfutbolista y gobernador del Estado de Morelos Cuauhtémoc Blanco, que celebró en Palacio de Gobierno una ceremonia religiosa en honor a la Virgen de Guadalupe.

Tampoco podemos olvidar a los funcionarios del gobierno de Tamaulipas que fueron con su esposa, madre e hijos a llevar regalos al Papa Francisco, además invitaron a unos “humildes” empresarios y niños de un coro tamaulipeco, quienes dirigidos por el obispo de Matamoros Eugenio Lira Ru García, el obispo se encargó de organizar el viaje millonario con el pretexto de fomentar el turismo a Tamaulipas. 

¿Usted cree que los habitantes del Vaticano –en su mayoría sacerdotes y religiosas, quieran venir a Tamaulipas?, y seguramente ¿usarán tequila en lugar de vino de consagrar?, o ¿cambiaran sus túnicas por cueras tamaulipecas?;  –si Benito Juárez lo viera, creo que se volvía a morir… pero como se trata de ver al Papa, los mexicanos católicos perdonan todo, hasta que se gasten  sus impuestos.

Bien dijo Carlos Marx: “La religión es el opio del pueblo”.