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Los dinosaurios obsoletos

Es posible que la respuesta tenga que ver con el tamaño de los dinosaurios, quizá los animales más grandes que han poblado la superficie del globo terráqueo.

Los estudios de National Geographic señalan que hace 65 millones de años se extinguió el último dinosaurio no aviario. Igual que los gigantescos mosasaurios y plesiosaurios en los mares y los pterosaurios en los cielos. El plancton, la base de la cadena alimenticia del océano, se vio muy afectado. Muchas familias de braquiópodos y esponjas de mar desaparecieron. Los restantes ammonites de concha dura se esfumaron. Se redujo gran diversidad de tiburones. Se marchitó la mayor parte de la vegetación. En resumen, se eliminó más de la mitad de las especies mundiales.

En su portal referente al tema, se pregunta: “¿Qué causó esta masiva extinción que marca el final del Cretácico y el comienzo del Paleógeno?”. Y luego se responde: “Los científicos todavía no han encontrado una respuesta. Quien lo consiga deberá explicar por qué murieron estos animales, mientras que la mayoría de los mamíferos, tortugas, cocodrilos, salamandras y ranas sobrevivieron. Las aves se libraron. Al igual que las serpientes, bivalvos y los erizos y estrellas de mar. Incluso las plantas resistentes capaces de soportar climas extremos les fue bien”.

Los dinosaurios obsoletos

Es posible que la respuesta tenga que ver con el tamaño de los dinosaurios, quizá los animales más grandes que han poblado la superficie del globo terráqueo. Lo que da pie para pensar que a partir de estos días, los modernos dinosaurios, esto es, las grandes empresas trasnacionales que dominan la economía planetaria vayan en camino de la extinción. Quizá ha llegado la hora de volver a dar la cara; que el consumidor pueda ver y sentir en sus manos lo que compra y abundar sobre sus cualidades y defectos con una persona que esté detrás del mostrador con o sin corbata.

Antes de la pandemia, ya las tiendas de conveniencia habían adoptado la modalidad de tiendita de la esquina para hacer llegar al consumidor los productos de consumo básico con tanto éxito que actualmente también prestan servicios de banca para recepción, transferencia y cobro de efectivo. Quizá una mayor eficiencia en sus operaciones para reducir costos al público pueda convertirlas en sustituto a largo plazo de los grandes almacenes que batallan por sus elevados gastos de operación. Los cajeros automáticos situados estratégicamente, también son un ejemplo de que las batallas por venir serán favorables a ‘los mamíferos, tortugas, cocodrilos, salamandras y ranas’ que resistieron los embates de la madre naturaleza cuando desaparecieron los dinosaurios.

Uno de los mayores quebraderos de cabeza de las generaciones actuales es la lucha, perdida de antemano, en contra de los gigantes de las telecomunicaciones. No hay forma de ganar a los concesionarios de la televisión que han gastado colosales fortunas para evadir todo tipo de regulaciones. Aunque existe la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, que norma los contenidos generales que pueden ser difundidos para defender el derecho de las audiencias, y hay organismos dedicados a esos menesteres, en la práctica, se abusa de las prácticas perjudiciales.

Los artículos torales de la ley, dice que: “III. La radiodifusión (radio y tv) es un servicio público de interés general, por lo que el Estado garantizará que sea prestado en condiciones de competencia y calidad y brinde los beneficios de la cultura a toda la población, preservando la pluralidad y la veracidad de la información, así como el fomento de los valores de la identidad nacional, contribuyendo a los fines establecidos en el artículo 3o. de esta Constitución.

IV. Se prohíbe la transmisión de publicidad o propaganda presentada como información periodística o noticiosa; se establecerán las condiciones que deben regir los contenidos y la contratación de los servicios para su transmisión al público, incluidas aquellas relativas a la responsabilidad de los concesionarios respecto de la información transmitida por cuenta de terceros, sin afectar la libertad de expresión y de difusión. Pero, ya se sabe.

De los demás servicios que integran el aspecto de las telecomunicaciones, ni hablar. La empresa dominante ofrece las perlas de la virgen asegurando que sus servicios son ‘hasta de 50 megas’, sin entregar un mega siquiera. 

Quizá sea hora de que las grandes empresas toquen tierra y den la cara al consumidor.