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La hidra mexicana

El 30 de noviembre pasado, recordando a Churchill, en este espacio se afirmó que la lucha sería difícil, denodada y compleja; que sólo un equipo de hombres valientes, con voluntad y decisión podrían llevarla a cabo para limpiar el Anáhuac de la terrible corrupción que corroe sus entrañas; ahora, están a la vista las fuerzas que se oponen y resisten al cambio que permita retomar el camino al desarrollo. Han decidido echar su cuarto de espadas y muestran garras y colmillos.

Tiempo es de que quienes en este país viven y trabajan defiendan, con buen talante; pero, con firmeza, el proyecto que habrá de permitir el retorno de la justicia social como piedra angular de las relaciones entre los factores de la producción y entre la sociedad en su conjunto, para superar la noche obscura del capitalismo feroz, del saqueo inaudito de los recursos del país y la inicua explotación de los paisanos que, sin exageración alguna volvieron a las épocas de la explotación.

La hidra mexicana

En la mitología griega, la Hidra de Lerna era un monstruo en forma de serpiente con siete cabezas, con la particularidad de que cada que se cortaba una, de su cuerpo surgía una nueva. De la sangre que el monstruo derramaba al suelo aparecían escorpiones y serpientes que formaban su ejército del mal. Para poder matarla, Heracles ideó que al cortar una cabeza de la Hidra, su sobrino quemara la herida del cuello para que no pudieran salir nuevas cabezas. Así sucede en este país.

El monstruo de la corrupción se ha arraigado tanto y por tantos años, que cada vez que se cortaba un miembro, emergía otro, más poderoso, más ponzoñoso, más dañino, tanto que quienes debían combatirlo y erradicarlo, se convirtieron en aliados, generando un nuevo broquel de protección por medio del cual se llegó a un alto nivel de colusión que condujo a la absoluta impunidad. No había quien quisiera dar el primer tajo contra la hidra, que se fue fortaleciendo paulatinamente.

Llegó el nuevo régimen y, con la premura que demanda la necesidad de poner a México en el lugar que le corresponde dentro de las naciones civilizadas, se está trabajando, cortando cabezas que al chico rato renacen de forma distinta; pero, con el mismo afán de seguir saqueando al país y expoliando a los paisanos. La resistencia y la oposición están ganando espacios y es necesario que quienes entienden la necesidad de limpiar la podredumbre que ahoga al país empiecen a actuar.

Recordando las palabras de Churchill al asumir la defensa de Inglaterra y de la Europa amenazada por las tropas de Hitler, habría que decir que: “Tenemos ante nosotros una prueba de la más penosa naturaleza. Tenemos ante nosotros muchos, muchos, largos meses de combate y sufrimiento. Me preguntáis: ¿Cuál es nuestra política? Os lo diré: Hacer la guerra por mar, por tierra y por aire, con toda nuestra potencia y con toda la fuerza que Dios nos pueda dar; hacer la guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro y lamentable catálogo de crímenes humanos. Esta es nuestra política”. Palabras luminosas como un día de verano.

La guerra de estos días es diferente; pero, igual de dura y difícil, por ello, ningún mexicano puede quedarse al margen viendo los toros desde la barrera. Ya se vio que el robo de gasolina no era como se pintaba en regímenes anteriores, en que ni siquiera había pudor para ocultar el saqueo y se daban a conocer números precisos de las pérdidas de la industria petrolera, que no eran porque unos campesinos hicieran un hoyo en las tuberías de acero para obtener unos litros de gasolina; sino, porque desde la administración y el sindicato de la empresa se hacían los colosales desvíos.

Para crear un ambiente de animadversión, se inventan historia fantásticas de desabasto y parálisis, mostrando escena televisivas en que los vehículos parados en una gran avenida de la capital en espera de que cambie el semáforo, se hacen pasar como “colas” para surtir combustible; o como aquel que dijo que traía tres cuarto de tanque, pero quería asegurarse llenándolo totalmente.

Hidra mitológica es una criatura rara, misteriosa y compleja. De alguna manera, se parece a la mente humana. En este sentido, se cometen errores y no se aprende de ellos, por lo que los errores vuelven a repetirse una y otra vez.