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La gran diferencia

Los banqueros no tienen pudor en exigir que el gobierno eleve su gasto público aunque sea con déficit fiscal

A medida que se avanza en la crisis de pánico inducido que recorre el planeta, se van clarificando las cuentas y los cuentos y aparece la realidad detrás de las maniobras para hacer los balances del gran capitán y, nuevamente, cargar todas las pulgas al can más famélico. Basta ver las acciones y reacciones de los gobiernos para vislumbrar en qué acabará el problema que se ha acentuado en los lugares en que el índice de riesgo es mayor por la fragilidad derivada de la irresponsabilidad económica y sanitaria.

A la vista está lo que han hecho las mayores potencias actuales del planeta, China y los Estados Unidos. Allende el mar, donde ya fue controlada la pandemia, el gobierno anunció que profundizará el respaldo para ayudar a alcanzar los objetivos de desarrollo económico y social para 2020. Su presidente Xi Jimping se comprometió a tomar medidas para respaldar el empleo flexible y ayudar a los graduados universitarios a encontrar trabajo. “China mantendrá una política monetaria prudente y lanzará nuevas medidas de manera oportuna. El Gobierno también estudiaría y lanzaría recortes de impuestos por etapas para ayudar a las pequeñas empresas a superar las dificultades”. Apoyos y ayudas a los de abajo.

La gran diferencia

Según publicó el South China Morning Post: “Es posible que el coronavirus arrastre el ritmo de crecimiento de la segunda economía más grande del mundo. Se espera recorte de precios de las nuevas empresas y prolongación de las negociaciones financieras. En el sector de las ‘start-ups’, se prevé que se firmen menos acuerdos este año, lo que se suma al congelamiento que ahora ha afectado a la industria”. En una economía planificada, resulta que nada de dinero fiscal irá a apoyar a las empresas afectadas.

Aquende el océano, la cosa es muy diferente. El gobierno ha comprometido un paquete de ayuda para recuperar el desplome de los mercados bursátiles e inyectará fondos a la economía estadounidense por sumas muy elevadas que hasta el momento no se han definido con precisión; pero, que dejan muy en claro las intenciones. El viernes pasado, el presidente Trump, firmó un paquete de financiamiento de emergencia por 8 mil 300 millones de dólares para encarar el avance del Covid-19, y la crisis bursátil.

Pero, además, plantea paquetes de ayuda directa a personas y empresas afectadas: entregará mil dólares a los trabajadores afectados por la pandemia del Covid-19. Hasta las cinco de la tarde de ayer, se tenía que el reporte de la Universidad Johns Hopkins, centro de referencia nacional para tal efecto, informó que se había superado ligeramente la barrera de los 10 mil casos de infecciones por coronavirus y suman 154 los muertos por el patógeno. Mil dólares a 10 mil personas, vienen a resultar 10 millones de dólares.

Esta cantidad es mucho menor que los 50 mil millones de dólares que se destinarán para apoyo financiero, mayormente de préstamos directos, a la industria de la aviación, sobre todo a las aerolíneas comerciales afectadas por las restricciones de vuelos, y no se diga de los 300 mil millones de dólares de ayuda para que los negocios no tengan que hacer despidos masivos. Quienes tienen memoria; pero sobre todo, ojos para ver y oídos para oír, saben lo que significa rescatar con dinero fiscal a empresas.

Ese rescate que ahora demandan los grandes empresarios huehuenches, que claman y reclaman un nuevo Fobraproa (convertido en deuda pública equivalente al 20 % del PIB), otro rescate carretero y rescate azucarero. Los banqueros no tienen pudor en exigir que el gobierno eleve su gasto público aunque sea con déficit fiscal, para seguir sacando raja. No han entendido que la recuperación del estado de derecho pasa por un ejercicio sano, responsable y congruente del presupuesto, tras de la gran borrachera.

Como no les pegó, ayer mandaron a uno de sus personeros favoritos a exigir que haya un sobregiro de los recurso públicos de cuando menos el cinco por ciento, para apoyar a las empresas afectadas por la sicosis inducida a partir de datos maquillados y cifras amañadas. La exigencia estuvo precedida por una sarta de sandeces y de mentiras que dejaron en claro el origen y los propósitos de tal demanda absurda.

Tardará muchos años revertir los efectos perniciosos del capitalismo salvaje y de la terrible corrupción que campeó en la administración pública; pero, lo importante es que ahora hay propósitos precisos y claros, y existe un ánimo firme y sereno entre la gente de bien que confía en lo que ve y entiende.

Hay que decir que en Alemania, en un discurso casi poético, la canciller Angela Merkel dijo: “Hacer frente al Covid-19 es una tarea histórica que tienen que llevar a cabo todos los habitantes de Alemania, ya sean alemanes o no lo sean: Es una tarea que va a exigir mucha disciplina por parte de todas las personas que viven en este país y de apegarse a las reglas que han dado a conocer los especialistas”.

Y, agregó: “El suministro de alimentos estará garantizado en todo momento”.