Editoriales > ANÁLISIS

La estafa de la deuda

La deuda como estafa contra el pueblo de México

Nuevamente, las calificadoras de deuda han puesto en tela de duda la recuperación de la industria petrolera nacional y aseguran que requiere de mayor inversión pública para poder recuperar su viabilidad financiera. Tan pronto como Moody's bajó la calificación de la empresa productiva del Estado, Petróleos Mexicanos, los emisarios del pasado dejaron escapar sus tirrias en contra de la administración pública que se empeña en racionalizar la economía para darse sentido humano.

Habría que señalar que las calificadoras de riesgo responden a la necesidad de los inversores de contar con un organismo que recabe y procese, de manera centralizada, toda la información pertinente para emitir una opinión sobre el riesgo inherente de un activo financiero determinado. Las tres principales calificadoras a nivel mundial son Moody's, Standard & Poor's y Fitch. En el mercado desde hace varias décadas, han operado y quizá actúan en forma oligopólica, acaparando prácticamente la totalidad de los activos y las instituciones financieras a calificar. Son juez y parte.

La estafa de la deuda

En un trabajo de Alberto Garzón en que se cuestiona la objetividad e imparcialidad de las calificadoras, señala que: "Moody's Corporation es una sociedad cotizada con unos 8.027 millones de dólares de capitalización. Sus principales accionistas concentran el 53,5% del capital. Entre ellos destaca la reaseguradora Berkshire Hathaway (uno de los vehículos inversores de Warren Buffett) con un 12%, fondos como the Capital Group, BlackRock, gestoras como T. Rowe Price. Standard & Poor's, por su parte, es filial al 100% de McGraw-Hill, un holding empresarial con intereses en información, educación y herramientas de medición y análisis financiero. Esta compañía comparte accionistas con Moody's (Capital Group, Vanguard Group, T. Rowe Price, State Street y BlackRock). También están presentes otros fondos como Oppenheimer o el grupo asegurador MassMutual Finantial. En el caso de Fitch, su principal accionista es Fimalac, con un 60%. Este es un holding  francés con diversas participaciones empresariales. Comparte propiedad con el grupo Hearst".

Dicho lo cual, viene a resultar muy cuestionable el señalamiento de las calificadoras que están apostando al fracaso de los esfuerzos del gobierno de la Cuarta Transformación por recuperar la autosuficiencia energética y el dominio de México sobre sus recursos naturales, cuya explotación debe servir para apuntalar el desarrollo nacional y el bienestar de los aborígenes luego de la rapiña del capitalismo salvaje amafiado con las camarillas de filibusteros al interior del Anáhuac.

Filibusteros estos que han convertido la deuda en la mayor de las estafas. Primero fueron por los individuos a los lavaron el coco con el cuento de 'una vivienda digna' que se ha convertido en grillete de por vida, y luego fueron por las instancias de la administración pública, prometiendo el cielo en la tierra con obras que harían de los tristes poblados  terregosos urbes de primer mundo, capaces de competir con Londres y New York. Pesa sobre cada nativo una deuda de 80 mil pesos.

80 mil pesos nada más por el hecho de haber nacido en este país, en donde los gobernantes se daban vida de reyes con cargo a un creciente endeudamiento, ese sí avalado por las calificadoras de deuda, que, además, eran los beneficiarios con el despilfarro de los encopetados. De nada sirvieron las carretadas de dólares que ingresaron al país por la venta de petróleo, en cantidades superlativas y a precios que no tuvieron precedente en la historia. De eso, no queda ni el polvo.

Pero, sí el otro ejemplo de endeudamiento que representa, el cómo una deuda puede ser la forma concreta en que se materializa una estafa. Se trata de la deuda pública que se deriva de gastos que difícilmente pueden considerarse 'públicos' en un sentido estricto. En este caso, se ve al traspaso de la obligación de responder por una deuda a un colectivo a quien no le corresponde. ¡Fobaproa!

El rescate bancario, por el que, después de 24 años de haberse instrumentado a través del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), se ha pagado en intereses un monto superior al adeudo inicial, que era en 1995 de 521 mil millones de pesos.  Nada más, en este año se destinará un monto históricamente alto de 45 mil 431.7 millones de pesos como apoyo para el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB), antes Fobaproa, y 5 mil 913 millones adicionales para el apoyo a ahorradores para un total de 51.3 mil millones de pesos.

La deuda como estafa contra el pueblo de México.