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Inversión productiva

Las política del banco central de cada país para préstamos a otros bancos o para los préstamos entre los bancos

Bien sabido se tiene que el desarrollo de la infraestructura de un país es invariablemente la base de su crecimiento económico. Éste, a su vez, genera un mayor nivel de bienestar a los habitantes de ese país y propicia el círculo virtuoso de la economía, de inversión, empleo, producción, consumo, contribución. Sin embargo, por la deformación de la economía alentada por el modelo neoliberal y fortalecida por la corrupción generalizada, la inversión productiva fue cada vez menor con respecto de la especulativa.

Durante el sexenio pasado, cuando se requería al menos el 6 % del Producto Interno Bruto de inversión en infraestructura, no pasó del 3; en cambio, quién sabe si por ignorancia o perversidad, la Secretaría de Hacienda y el Banco de México, comandados por la dupla terrible Videgaray-Carstens, elevaron las tasas de referencia para llevarlas hasta el 8.25 por ciento, premiando la usura y con ello la inversión especulativa, esto es, hacer dinero con dinero, simplemente con depositarlo en un banco.

Inversión productiva

En el lenguaje ortodoxo del mundo de la economía, se dice que las variables fundamentales para fijar las tasas de interés son: Las política del banco central de cada país para préstamos a otros bancos o para los préstamos entre los bancos. La situación en los mercados de acciones de un país determinado. La relación a la inversión similar que el banco habría realizado con el Estado de no haber prestado ese dinero a un privado. El costo del dinero en los países con los que se observa un intercambio dinámico.

Para el caso de México, con administraciones públicas coludidas con el sector privado para privatizar la riqueza generada en el país, el factor más importante es el cuarto: las tasas de referencia que rigen en los Estados Unidos. Pues resulta que mientras aquí éstas se iban al cielo, allá estuvieron durante la mayor parte del tiempo rondando entre el 0 y el .25 %. De esta suerte, México se volvió un atractivo para la inversión extranjera; no la productiva, sino la especulativa y en especial la deuda de gobierno.

Estas medidas que han venido a resultar altamente lesivas para el país y los paisanos, se están corrigiendo a partir del nuevo gobierno que trabaja denodadamente por la recuperación de la economía, orientando la inversión a la producción de bienes y servicios y, de manera muy importante, a la creación de infraestructura para el desarrollo. Así, a la baja de las tasas de interés, que en este momento están a la mitad del pico anterior (con alguna licencia, se puede decir que están ahorita en cero), ha crecido el interés de los inversionistas privados por canalizar sus recursos en el mismo sentido.

Primero la firma del Plan Nacional de Infraestructura para el Desarrollo, presentado en el mes de noviembre del año pasado, que no se pudo cumplir por los efectos perniciosos de la pandemia que obligó a la suspensión de actividades y al confinamiento de las personas; luego la reactivación del Plan de Infraestructura, con 39 proyectos, que fue presentado el lunes pasado en presencia del presidente de la República y miembros de su gabinete, así como importantes líderes del sector privado.

La absurda y perniciosa idea de que todo saliera del gobierno y el empeño de que éste se endeude para mantener a flote empresas inviables o tronadas por la ineptitud de sus directores, va cediendo paso a un sentido racional de corresponsabilidad, coparticipación y cooperación, para, remando juntos para el mismo rumbo, llevar adelante al país. Ahora, se dijo durante el anuncio del Plan, las inversiones serán de 50 y 50, esto es, de participación igualitaria para que el gobierno pueda responder a las necesidades de la población y los empresarios tengan oportunidad de acrecentar sus bienes de una manera justa.

La exitosa convocatoria del presidente y la positiva respuesta del sector empresarial, marcan un tiempo nuevo y auguran un futuro prometedor. Dijeron los capitanes de la banca, la industria, el comercio y los servicios: Carlos Salazar, presidente del Consejo Coordinador Empresarial; Antonio del Valle, presidente del Consejo Mexicano de Negocios; Carlos Slim Domit, presidente Grupo Carso; Rogelio Zambrano Lozano, presidente de Cemex; Luis Niño de Rivera, presidente de la Asociación de Bancos de México; Daniel Becker Feldman, de Grupo Financiero Mifel; José Manuel López Campos, presidente de la Concanaco; Francisco Cervantes García, presidente de la Concamin; y Héctor Ovalle Mendívil, director general de Coconal, que el evento del lunes fue apenas el principio.

El presidente del CCE, Carlos Salazar Lomelín, aseguró: “Esto va a ser muy positivo para México y esperemos que para el siguiente mes podamos estar anunciado otro paquete y así irlos anunciando periódicamente”.

No hay duda de que los tiempos van cambiando.