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En cuerpo y alma

Así, a lo largo de ocho capítulos, el Papa reflexiona acerca de la triste realidad que padece la humanidad y los estragos que la falta de solidaridad y fraternidad entre los hombres, ha provocado al planeta que habitan

Dos eventos, uno de carácter político, otro religioso; ambos de enorme proyección social y sentido humano, han venido a sacudir algunas de las conciencias dormidas para convocarlas a la gran tarea de salvar al planeta y retornar al hombre su dignidad plena. Dado que no hay más ciego que el que no quiere ver, con frecuencia se asume a la pandemia como un castigo divino, un evento azaroso o, de plano, una estrategia para contener la explosión demográfica; no como consecuencia de los abusos.

El domingo pasado, recordando a san Francisco (el Pobrecillo de Asís, de quien tomó su nombre pontificio), el Papa Francisco dio a conocer su Tercer Encíclica. Un día antes, el sábado 3 de octubre, en el Convento de San Francisco de Asís, ofició una misa y estampó su firma en el documento que contiene su Encíclica ‘Fratelli tutti’, sobre la fraternidad y la amistad social. El texto íntegro, inspirado en la vida y obra del santo, fue hecho público al finalizar el rezo del Ángelus a las 12:00, hora de Roma.

En cuerpo y alma

En el primer capítulo, que denominó Las Sombras de un Mundo Cerrado, expresa: “Sin pretender realizar un análisis exhaustivo ni poner en consideración todos los aspectos de la realidad que vivimos, propongo sólo estar atentos ante algunas tendencias del mundo actual que desfavorecen el desarrollo de la fraternidad universal”. “Durante décadas parecía que el mundo había aprendido de tantas guerras y fracasos y se dirigía lentamente hacia diversas formas de integración... Pero la historia da muestras de estar volviendo atrás. Se encienden conflictos anacrónicos que se consideraban superados, resurgen nacionalismos cerrados, exasperados, resentidos y agresivos... Los conflictos locales y el desinterés por el bien común son instrumentalizados por la economía global para imponer un modelo cultural único”.

Luego advierte de los peligros de “El fin de la conciencia histórica. Por eso mismo se alienta también una pérdida del sentido de la historia que disgrega todavía más. Se advierte la penetración cultural de una especie de ‘deconstruccionismo’, donde la libertad humana pretende construirlo todo desde cero. Deja en pie únicamente la necesidad de consumir sin límites y la acentuación de muchas formas de individualismo sin contenidos... Son las nuevas formas de colonización cultural. No nos olvidemos que los pueblos que enajenan su tradición, y por manía imitativa, violencia impositiva, imperdonable negligencia o apatía, toleran que se les arrebate el alma, pierden, junto con su fisonomía espiritual, su consistencia moral y, finalmente, su independencia ideológica, económica y política”.

Así, a lo largo de ocho capítulos, el Papa reflexiona acerca de la triste realidad que padece la humanidad y los estragos que la falta de solidaridad y fraternidad entre los hombres, ha provocado al planeta que habitan. Hace referencia al engaño con que los poderosos aquietan sus conciencias, creado a través de los medios masivos de comunicación una realidad virtual que justifica el despojo, el desprecio, el descarte, el abandono, el sectarismo y el feroz egoísmo.

Termina con una hermosa: “Oración al Creador. Señor y Padre de la humanidad, que creaste a todos los seres humanos con la misma dignidad, infunde en nuestros corazones un espíritu fraternal. Inspíranos un sueño de reencuentro, de diálogo, de justicia y de paz. Impúlsanos a crear sociedades más sanas y un mundo más digno, sin hambre, sin pobreza, sin violencia, sin guerras. Que nuestro corazón se abra a todos los pueblos y naciones de la tierra, para reconocer el bien y la belleza que sembraste en cada uno, para estrechar lazos de unidad, de proyectos comunes, de esperanzas compartidas. Amén”.

El otro evento fue el anuncio que hizo ayer el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y representantes del sector empresarial, de la reactivación del Plan de Inversión en Infraestructura, que se había detenido por la pandemia del Covid-19. Se trata de un ambicioso proyecto que permitirá una rápida recuperación de la economía con inversión productiva en renglones específicos que permitirá la creación de empleo formal y adecuadamente remunerado.

El Secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera Gutiérrez informó que, de los 39 proyectos que contempla el Plan, siete ya están en ejecución con una inversión de 38 mil 149 millones de pesos, en el Estado de México, Nuevo León, Oaxaca, Tamaulipas, Jalisco y Aguascalientes.

Los 32 proyectos restantes tendrán una inversión por 259 mil 195 millones de pesos en los sectores energético, comunicaciones, transporte y turismo. Nada más, dijo, en la refinería de Tula hay un proyecto de inversión por más de 50 mil millones de pesos. Informó además que los proyectos de inversión pública y privada en el sector energético son muy ambiciosos.

Independientemente de lo ambicioso del Plan, lo importante es el clima de entendimiento entre los empresarios mexicanos y el gobierno, para la recuperación de la economía y de la justicia social.