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Golpe a la ultraderecha

El presidente fue obligado a renunciar y salvó la vida con el apoyo del gobierno de México. Se hizo cargo de la presidencia una interina

Con frecuencia se dice que el juicio de la historia es implacable y que, finalmente, pone a cada quien en su lugar. Así ha ocurrido con las elecciones en la República Plurinacional de Bolivia, ocurridas el pasado domingo, en que resultó triunfador el candidato del Movimiento al Socialismo, luego del golpe de estado fraguado desde la secretaría general de la Organización de Estados Americanos y la renuncia del presidente Evo Morales cuando los jefes del Ejército y la Policía lo conminaron a separarse del cargo.

Para dar un poco de luz en el caso, habría que recordar que el 20 de octubre del 2019, se llevaron a cabo los comicios generales para elegir presidente y vicepresidente del Estado Plurinacional, 130 diputados y 36 senadores para el período gubernamental 2020-2025. Que ese día, habiendo computado el 83.76 por ciento de los sufragios, con una clara tendencia en favor de la reelección del presidente Morales, el Tribunal Supremo Electoral decidió suspender el conteo para convocar a una nueva elección.

Golpe a la ultraderecha

Los aspirantes a la presidencia eran el presidente Evo Morales y el expresidente Carlos Mesa, este candidato de las fuerzas opositoras aliadas en contra del régimen que había logrado estabilizar la economía boliviana con medidas que atentaron contra privilegios de dentro y de fuera del país. Ese día los observadores enviados por la Organización de Estados Americanos aseguraron haber detectado muchas irregularidades en la votación; el organismo se pronunció a favor de una nueva ronda electoral. 

El presidente fue obligado a renunciar y salvó la vida con el apoyo del gobierno de México. Se hizo cargo de la presidencia una interina. Luego, la Universidad de Míchigan, el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, investigadores del MIT y diferentes entidades internacionales se pronunciaron desmintiendo el informe de la OEA y dando por válidos los resultados electorales. Ahora con el triunfo indiscutible del candidato del MAS, el partido de Morales, se confirma esa apreciación.

Es por ello que el Grupo de Puebla, un foro académico y político de avanzada, ha solicitado que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, deje el cargo, pues ha demostrado su incapacidad para ejercerlo. En el documento que contiene la demanda, se expresa que: "Ante las evidencias, es claro que el liderazgo regional del Secretario General de la OEA, Luis Almagro, resulta seriamente cuestionado. El papel de Almagro en la desestabilización democrática de Bolivia y las relaciones excluyentes que tiene con otros países del área lo inhabilitan para seguir ejerciendo el papel de mediación y facilitación democráticas que debería desempeñar al frente de tan importante cargo. Su salida ayudará a recuperar la paz en la región y reactivar la integración regional que tanta falta ha hecho en estas épocas de pandemia y confinamiento. 

Así mismo, el subsecretario de México para América Latina y el Caribe, Maximiliano Reyes Zúñiga, acusó a la Secretaría General del organismo de extralimitar el carácter técnico de las misiones de observación electoral y de utilizar sus facultades administrativas para la toma de decisiones políticas. 

Reyes Zúñiga expresó que: "En las elecciones de Bolivia en 2019, la Secretaría General utilizó de manera facciosa a la misión de observación electoral, para denunciar prematuramente un supuesto fraude que nunca existió". Ello creó un estado de inestabilidad, violencia y desorden constitucional. 

Dejando de lado esas apreciaciones y de cara al futuro, hay que reconocer que el triunfo del MAS tiene mucho que ver con el apoyo incondicional que tiene Evo Morales entre los indígenas, quienes son el 41 por ciento de los 11 millones de habitantes de Bolivia; pero, también, con el hecho de que Arce es visto como el artífice del milagro económico que vivió Bolivia bajo el gobierno de Morales, cuando él era ministro de Economía, periodo en que el país alcanzó históricas cifras de crecimiento de hasta seis por ciento y se redujo la pobreza del 60 por ciento al 37 por ciento. Creen que resolverá las crisis de la pandemia y de la economía debido a la caída de los precios del gas natural, su principal exportación. 

Quizá la gran tarea que espera al nuevo gobierno es la reconciliación nacional. Los golpistas técnicos de la ultraderecha fueron muy cáusticos y agresivos en su trato con la gente. En prisión y en las embajadas, incluyendo la de México, hay una multitud de presos y asilados políticos que apenas si pudieron salvar sus viudas de un gobierno que pretendía que las fuerzas armadas dispararan en contra de la gente sin responsabilidad alguna. El triunfo de Arce abre nuevas expectativas democráticas en la región.