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El ejemplo de México cunde en el mundo

Italia es el punto de referencia obligado en la borrasca que azota al planeta: la severa crisis ha obligado al gobierno de Giuseppe Conte a abandonar una década de contención presupuestaria y, una vez más, recurre al crédito, lo que puede disparar la deuda pública hasta el 180% del PIB. El creciente número de muertos por el Covid-19 y el aislamiento, parecen obligar al gobierno a gastar más para ayudar a su gente. Nada más que Italia es el 3er. país con las mayores reservas de oro, 2,450 toneladas en su banco.

Puede decirse eufemísticamente que nadando en oro, no pueden disponer ni un céntimo de esa riqueza por razones de 'política monetaria' impuesta por los organismos financieros internacionales que rigen la economía del universo. "Nadie puede disponer de las reservas de oro, excepto el banco central, por motivos de política monetaria", dijo el ministro de Economía de Italia, Giovanni Triaha. Agregó que "Ningún Estado puede influir o dar indicaciones al banco central, que es independiente, ni el Banco de Italia puede dar oro al Gobierno italiano, porque sería una ayuda de Estado". ¡No, el oro es de los ricos!

El ejemplo de México cunde en el mundo

Es de los ricos que han sacado raja de gobiernos ineptos y corruptos como el de Silvio Berlusconi, el magnate de la televisión y la industria automotriz, y sus allegados, que han elevado la deuda de Italia muy por encima de su producto interno bruto, lo que obligó, en 2013, al entonces presidente de coalición, Enrico Letta, a elevar por decreto hasta un 22 por ciento el impuesto generalizado al valor agregado, sin que eso fuera suficiente para cubrir los compromisos de la administración pública y debió recurrir, otra vez, como ha ocurrido desde la década de los 90, a solicitar ayuda financiera del exterior.

Las reservas de los bancos centrales se crearon originalmente para avalar la emisión de billetes una vez que se puso fin el respaldo del oro al dólar norteamericano, divisa universal pactada; pero, ante el acelerado crecimiento de las deudas soberanas, esto es las deudas de gobierno, han quedado como una forma de garantía de pago de los créditos contratados por administraciones públicas irresponsables que cargan al futuro de sus pueblos los despilfarros y abusos del presente. Son como una garantía prendaria.

Para evitar caer en esa lamentable circunstancia y frente a la contingencia derivada del agotamiento del sistema capitalista, agravados por la pandemia, los gobiernos con sentido común han desatendido los cantos de sirena para afrontar los problemas con sus propios recursos sin elevar el gasto público más allá de lo permitido por el Congreso y sin acudir al endeudamiento externo. Por principio de cuentas, no aceptan más rescate de empresas montadas sobre las prácticas crueles e inhumanas del capitalismo salvaje; los fondos de rescate se destinarán a reactivar la economía con apoyo a los productores reales.

Estos productores reales son los que producen los alimentos, los que aportan bienes y servicios básicos, los que con el sudor de su frente y con iniciativa, empuje y habilidad generan riqueza para sí mismos y para quienes tienen relación con ellos, ya sea como empleados, como proveedores o consumidores. Ya no más recursos públicos para los especuladores, para los explotadores, para los acólitos del becerro de oro. No más condonaciones a quienes permanecen ajenos al drama de los que mueren de hambre y de sed.

En México, el gobierno ha dicho que no habrán más conversión de deudas privadas en deuda pública y su ejemplo ha cundido a nivel mundial. En los Estados Unidos, la presidenta de la Cámara baja, Nancy Pelosi, conocida como la Dama de Diamante, se mantuvo firme el miércoles y se negó a ceder ante la demanda de la administración Trump de una rápida aprobación del Congreso de 250 mil millones de dólares en fondos adicionales para rescatar empresas. Afirmó categórica que: "No se puede esperar que osifiquemos la desigualdad en el acceso al capital mientras tratamos de combatir el coronavirus". ¡Ohh!

Demanda que la mitad de los 250 mil millones buscados por la administración pasen por instituciones financieras basadas en la comunidad que sirven agricultores y pequeñas empresas, así como a aquellas organizaciones sin fines de lucro propiedad de familias, mujeres, minorías y veteranos. Su lista también incluyó 100 mil millones para hospitales, centros de salud comunitarios y otros sistemas de salud para aumentar las pruebas y los equipos de protección necesarios; y un aumento del 15 por ciento en los beneficios directos de cupones de alimentos.

No es la única que busca que la crisis no sea, otra vez, una oportunidad de lucro para especuladores y ganones de siempre. La gerente ejecutiva del Banco Europeo de Inversiones en América Latina, Emma Navarro, informó que la Unión Europea aprobó un paquete de ayuda económica a los países afectados por la pandemia en el subcontinente, incluyendo a México. Aseguró que: "La prioridad será contribuir a reforzar las inversiones urgentes en sanidad y aquellas dirigidas a mantener el empleo y los medios de subsistencia en los sectores más amenazados por el impacto económico y social del virus". A la gente.

La lumbre ha llegado tan profundo que la expresidenta del Fondo Monetario Internacional, la dura Christine Lagarde, luego de afirmar categórica que la condonación de deudas es impensable, ahora como presidenta del Banco Central Europeo, pidió unidad a la Unión Europea para hacer frente a las consecuencias económicas del coronavirus, en un artículo publicado ayer. "Es vital que el capítulo presupuestario en reacción a esta crisis sea suficientemente potente en el conjunto de la zona euro. Los gobiernos tienen que estar uno al lado del otro para desplegar juntos políticas óptimas frente a un choque común del que nadie es responsable".

En estos momentos, el ejemplo de México ha sido la fórmula para encontrar salidas a la crisis y no caer de nuevo en el cuento de que el que tiene más saliva, traga más pinole. Lo que no se has logrado al interior es cumplir la demanda de la Sra. Lagarde, porque aquí los adversarios políticos están prestos a desestabilizar al gobierno y hacer fracasar cualquier empeño, nomás por el gusto de hacerlo.