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El arte de la política

Importante es señalar que la visita de AMLO a Washington es para entrevistarse con el presidente Trump, por lo tanto no tiene carácter de una visita de Estado y, consecuentemente, no se llevará a cabo toda la parafernalia propia de ese tipo de eventos

Es común aceptar la política como una ciencia cuyo objetivo es el bien común y que se ejerce a partir de la democracia, esto es, la participación colectiva de la comunidad en la toma de decisiones. Pero, esa idea no sirve en momentos decisivos en los que se borda fino en la consecución de metas superiores. Al caso puede citarse a Platón, quien expresó que: “La política es el arte de pensar y de gobernar, es todo lo que el hombre produce con habilidad y para algún fin”. Un ejemplo claro es el viaje de AMLO a EU.

A la luz de las ciencias políticas, se ha soltado una andanada de tonterías dentro y fuera del país por parte de los mismos obtusos de siempre. El principal yerro es no ver a Andrés Manuel López Obrador como el gran estadista que es. Juegan al gato y el ratón porque no entienden la realidad que se vive en ambos países a cada lado del río Bravo. Hablan de subordinación, sujeción y entrega a los intereses del coloso del norte. Hacen comparaciones de actitudes y gobiernos anteriores que perjudicaron al país.

El arte de la política

El encuentro de los presidentes López Obrador y Trump se da en el marco de muchos problemas que se han venido acumulando a lo largo de las décadas, a los que no se había tocado ni siquiera con pinzas para no molestar intereses poderosos que con ellos se beneficiaban. El más importante tiene que ver con la asimetría del desarrollo y como el Tratado de Libre Comercio de la América del Norte convirtió a los trabajadores mexicanos en modernos esclavos, con salarios miserables, apenas suficientes para comprar un refresco y una pieza de pan, y de paso sirvió para precarizar el trabajo en las empresas de aquel lado.

Si México no logra la revolución pacífica por medio del voto, en estos momentos el perverso Ildefonso Guajardo, que no aceptaba incorporar en el nuevo tratado los temas laborales y ambientales, estaría contando los fajos de billetes entregados por por los patrones de este y del otro lado; la cosa cambió hace dos años y ahora los presidente se unen en torno a un tratado que obliga a pagar salarios decentes y a cumplir con los estándares mínimos en las empresas donde laboran. Esa es una ganancia superlativa.

Importante es señalar que la visita de AMLO a Washington es para entrevistarse con el presidente Trump, por lo tanto no tiene carácter de una visita de Estado y, consecuentemente, no se llevará a cabo toda la parafernalia propia de ese tipo de eventos. El presidente saldrá de México en un vuelo comercial luego de la mañanera, hoy; se estima que llegue a su destino por la noche, para alojarse en la Embajada de México en la capital de los EU, un gesto simbólico en donde empieza el arte de la política, pues estará en tierra mexicana durante las dos noches que dure su periplo. Su comitiva resulta muy reducida.

Viajará acompañado de Alfonso Romo, coordinador de la Presidencia de la República; Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores; Graciela Márquez, secretaria de Economía; Alicia Bárcena, embajadora de México en Estados Unidos y Daniel Asaf, jefe de Ayudantía de la Presidencia. Además, irán doce reporteros y camarógrafos de diversos medios que hicieron las gestiones con la debida oportunidad. Asistirá también un grupo importante de empresarios relacionado con el nuevo tratado.

Mañana, temprano, como es su costumbre, depositará sendas ofrendas florales en los monumentos a Abraham Lincoln y Benito Juárez, dos de los presidente que hicieron de la política un arte para llevar adelante a sus pueblos en medio de la borrasca. Al mediodía se reunirá con el presidente Trump y, más tarde un encuentro con los equipos de ambas naciones, una cena con empresarios donde tratarán temas sobre las cadenas productivas del T-MEC, cooperación en Salud, entre otros asuntos importantes.

Como estadista que viene desde abajo, al igual que los grandes presidente de la historia de México, López Obrador entiende que el Estado se fija y consuma en un proceso de creación. En este sentido, el Estado auténtico es la consumación de una experiencia, es una obra de arte, y la creación política puede ser comparada a la creación artística. Así, los temas que quedarán soslayados de la agenda de ambos presidente, no estarán desatendidos; por el contrario, cuando se logre crear una justa distribución de la riqueza que habrá de generar el libre comercio, los demás problemas se irán solucionado por sí mismos.

En los momentos felices de los pueblos, parece que los políticos de capacidad creadora se encadenan y, en la promisión de las generaciones, encuentran un material cada vez más adecuado para realizar el Estado o estructura política capaz de manifestar, en el conjunto universal, la autenticidad de su pueblo. Ojalá que sea posible ver la luz, la realidad de leche y pan, en este importante encuentro.