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Economía mexicana a salvo

La estrategia de las actual administración, que han seguido otros países, fue destinar fondos públicos para que las personas sin capacidad pudieran afrontar los estragos de la crisis y adquirieran los insumos básicos

Ayer se dieron a conocer tres noticias importantes que indican que las medidas que ha venido tomado el gobierno de México para afrontar la crisis agravada por la pandemia de Covid-19, tienen los resultados que se esperaban y que los niveles de recuperación se verán más pronto y con mayor solidez. Nuevas empresas han anunciado grandes inversiones para producir bienes y servicios en México, en tanto que los indicadores macroeconómicos son positivos, tanto en los mercados bursátiles como en la paridad monetaria.

A través de la Secretaría de Economía se anunció que la firma canadiense Bombardier Recreational Products construirá una planta para producción de vehículos de 4 ruedas en Ciudad Juárez, Chihuahua. Este tipo de vehículos especialmente dedicados al trabajo o la recreación, tienen un importante nicho de mercado en prácticamente todo el continente y se espera que con la producción en México alcancen niveles de competitividad que los posicionen por encima de las unidades de ese tipo venidas de Asia.

Economía mexicana a salvo

José Boisjoli, presidente y CEO de la empresa, expresó mediante un comunicado, que se espera que la planta esté lista para operar en el otoño de 2021, con una inversión inicial de 185 millones de dólares canadienses, alrededor de 136 millones de dólares americanos, generando mil empleos que deberán cumplir las condiciones del nuevo tratado de libre comercio T-MEC. El mismo Boisjoli manifestó su confianza en que "nuestra continua innovación y crecimiento constante en el segmento de los SSV hacen que esta capacidad adicional sea necesaria para cumplir con nuestro objetivo de lograr una participación de mercado del 30 por ciento, que se verá fortalecida por el clima propicio para invertir".

Por otra parte, Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental para el Fondo Monetario Internacional y subsecretario de Hacienda en el gobierno de Felipe Calderón entre 2006 y el 2010, reconoció que México va a salir de la crisis con menor deuda que la mayoría de los países de la región. Explicó que el grueso de las naciones del continente que ahora solicitan créditos a instituciones financieras internacionales tendrán problemas en su reestructuración de deuda, ya que además de hacer frente a sus crisis económicas locales, deberán pagar una deuda internacional mayor.

Aquí cabe señalar que el gobierno de México ha tenido que soportar fuertes presiones, tanto de los organismos financieros que han ofrecido reiteradamente enormes recursos para que el gobierno los haga llegar a las instancias que los demandan, como de los mismos interesados en que se rescaten las empresas con dinero prestado que posteriormente tendrá que convertirse en deuda fiscal, como ha venido ocurriendo a lo largo de los últimos años en que se cubría la ineptitud de los empresarios.

Desde tiempos inmemoriales se ha dicho que: "negocio que no deja, dejarlo"; pero, eso no se aplicaba en México porque los productores y empresarios no tenían interés en generar bienes y servicios, sino en vivir de los apoyos del gobierno, algunos convertidos en auténticas minas de oro gracias al contubernio de gobernantes inescrupulosos. Muchos agricultores registraban sus tierras para recibir recursos para cultivarla; pero, en la realidad, jamás le metieron ni un azadón. Al final, hacían presión para su rescate.

Igual pasaba con empresas que eran simples membretes sin capacidad ni para arreglar un café con leche; pero que, finalmente, recibían jugosos contratos de obras que nunca se hicieron o que no duraron ni la víspera, para terminar recibiendo fondos del erario dizque para preservar la planta del empleo. La estrategia de las actual administración, que han seguido otros países, fue destinar fondos públicos para que las personas sin capacidad pudieran afrontar los estragos de la crisis y adquirieran los insumos básicos.

De esta manera, se han mantenido y en algunos casos estimulado el consumo popular en bien de la economía en su conjunto, sin tener que contratar una deuda mayor a la que heredaron administraciones pasadas, caracterizadas tanto por la corrupción como por la ineptitud. Con la inyección de fondos públicos a los sectores más vulnerables de la sociedad, se están sentando las bases de una economía real, que sirva a la gente y que promueve el consumo de satisfactores para las necesidades esenciales.

Por último, es de destacarse el comportamiento de los indicadores de la macroeconomía, que no sólo no se han alterado ni han colapsado; por el contrario, ayer la Bolsa Mexicana de Valores alcanzó un alza del .15 por ciento para ubicarse en las 37,950 unidades. Esto significa una recuperación de 15.13% desde los mínimos que se registraron en la semana que concluyó el 23 de marzo. Pero, eso no es todo, de acuerdo al reporte el departamento de análisis de Marlin Investment Group: “Este segundo semestre ofrecerá oportunidades para la economía mexicana, una vez que se haya recuperado el dinamismo y el T-MEC comience a materializar resultados”. Obviamente, las buenas noticias no son mera casualidad.

Así mismo, en una sesión de reducida liquidez debido al cierre de mercados financieros en Estados Unidos por el feriado, la moneda mexicana cerró en 22.4230 por dólar, con una ganancia del 0.2% frente a los 22.4750 del precio de cierre de Banxico del jueves. En la semana, la divisa se apreció 2.4%. No hay elementos para estimar que los pronósticos negativos de adversarios de la actual administración en el sentido de que el peso se hundirá a niveles nunca antes vistos, puedan cumplirse; por el contrario.

El retraso que ha sufrido el retorno a la nueva normalidad, que muchos pesimistas entendían como señal de malos augurios, no ha tenido un impacto mayor que los naturales en este tipo de contingencia ante la cual el mundo entero está pasmado por lo poco que se sabe y lo mucho que hay que aprender para conjurar daños mayores con los menores costos posibles, y fincar las bases sólidas en el terreno sanitario para que no vuelva ocurrir.

Optimismo y pesimismo son las dos caras de la misma moneda con la que se percibe la realidad. Lo que en estos momentos vive México da motivos más que suficientes para confiar en el futuro, luego de la terrible pandemia que puso en evidencia los yerros garrafales que ha cometido el ser humano al postrarse ante el becerro de oro y olvidar lo importante de la vida.