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Defensa propia

México no ha tocado fondo. Las asechanzas que se ciernen sobre el país y los paisanos son muchas y son graves. El actual gobierno asegura que lo mejor está por venir y en ese sentido trabaja denodadamente; pero, los emisarios del pasado también están a tambor batiente y proclaman que lo peor es lo que se avecina. Van por la revancha y utilizan todos los medios a su favor, sobre todo el miedo. El miedo es la nueva táctica del terrorismo a fin de nulificar todo grito de equidad.

No es casualidad que las fuerzas más retrogradas del país, muchas de ellas por simple ignorancia, estén a favor de la asonada que ha ocurrido en Venezuela como experimento político-social en contra de cualquier iniciativa en pro de la justicia social, que no es otra cosa que dar a cada quien lo que le corresponde según sus méritos, merecimientos y esfuerzos. Como es frecuente, se dice que las fuerzas armadas multinacionales penetrarán en Venezuela para derrocar al odioso tirano.

Defensa propia

La realidad es que el capitalismo salvaje y su brazo armado de cara dura, han logrado cercar y desestabilizar a un gobierno que se empecina en repartir entre todos lo poco que va quedando luego de la borrachera del petróleo y la manipulación de precios. Las acciones para moderar la opulencia para paliar la indigencia, no han sido tomadas a bien por la clase dorada de alcurnia.

Un riguroso registra de hecho, señala que la Asamblea Nacional de Venezuela fue electa el 6 de diciembre del 2015, habiendo ganado la mayoría opositora; pero que tres de sus miembros fueron impugnados por haberse comprobado que incurrieron en las malas prácticas de compra de votos y coacción del sufragio. Aplicando la ley, el Supremo Tribunal de Justicia solicitó a la directiva de la Asamblea que fuera suspendida la toma de posesión de los tres indiciados, cuando menos hasta que se concluyeran las investigaciones; pero, ésta se negó a ello y se declaró en desacato.

Ese desacato, como en cualquier lugar del mundo, orilló a la autoridad judicial a emitir un dictamen en que señala que, mientras la Asamblea Nacional no respete el fallo judicial y los tres disputados sean separados del cargo para responder por los delitos de que se les acusa, todas las acciones del cuerpo representativo integrado por 167 miembros de los cuales 112 son opositores, carecerán de legitimidad y serán nulas hasta en tanto se subsanen las irregularidades. Clarísimo.

Ante la nulidad de los actos de la Asamblea Nacional en desacato, el Poder Ejecutivo convocó a la integración de un nuevo cuerpo legislativo a fin de evitar la parálisis del país, resultando así la Asamblea Nacional Constituyente que tiene como fin restaurar el estado de derecho. La disputa escaló durante los años 2016 y 2017, por lo que se realizaron los llamados Diálogos por la Paz y la Convivencia en Santo Domingo, con la intervención del presidente de ese país, Danilo Medina y del expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero. Ante las presiones de las partes que convocaban al diálogo y a aflojar las posiciones inflexibles, la AN optó por retirarse.

Uno de los puntos que se había acordado era adelantar las elecciones presidenciales para dar cauce a la democracia. En las nuevas elecciones fue reelecto el presidente, sin que pueda alegarse fraude porque el sistema electoral de Venezuela es cibernético y no hay posibilidad de que, como en México, se hagan los comicios como un traje a la medida del que paga más o amaga más.

La AN desconoció el proceso y saltó al tinglado el joven empresario educado en la Universidad de Washington, para hacerse de la Presidencia con el respaldo de los países que forman el cerco de la ultraderecha: Brasil, Colombia, Perú y Argentina, cuyos ejércitos se han preparado desde el 2015 con diversas acciones de guerra y el establecimiento de bases estratégicas internacionales enfocadas a la ocupación de territorio venezolano. La ocupación se llevará a cabo si falla la red.

Esta red cibernética por medio de la cual se he orquestado una ágil y eficiente campaña de guerra sucia en contra del régimen constitucional y a favor de la 'democracia'.

Si se aceptan esas estrategias desestabilizadoras, México se pone en la fila y seguramente no correrá mucha agua por el río antes de que aquí hagan lo mismo y algún loco se diga presidente.