Editoriales > ANÁLISIS

La túnica de Job

Quien no recuerda las famosas películas de la saga del Charro Negro que llenaron toda una época del cine nacional. El Charro Negro, la Venganza del Charro Negro, la Vuelta del Charro Negro, el Hijo del Charro Negro, etc. Algo similar aconteció con las películas de el Santo y las de vampiros, en las que se lució el gran actor ya fallecido Germán Robles. Algo similar está ocurriendo con la abrumadora saga sobre el Chapo.

Hasta hace poco, en las redes no faltaba quien agradeciera a la televisión lo que podría ser la muy buena costumbre de acostarse temprano. Ante la insufrible andanada de dizque información sobre el Chapo, aseguran los cibernautas que mejor apagan la televisión y se iban a la cama, con la gran ventaja de despertar temprano, sumamente relajados y listos para las tareas cotidianas. Pero, vino a resultar que en los últimos días se mencionaron personajes de alcurnía como receptores de muchos millones de dólares y, el tema resurgió.

La túnica de Job

El caso se ha extendido tanto, con inverosímiles matices, que se ha tornado sospechoso. Una pregunta muy común, muy frecuente, es: ¿Qué se busca ocultar? La respuesta más obvia es: que se busca distraer la atención sobre la severa crisis que sufre la administración federal de los Estados Unidos; crisis que traslada a otras latitudes en busca de chivos expiatorios.

En lo político, el gobierno ha debido dar marcha atrás a la más importante medida de presión sobre el Congreso para obtener los fondos con los cuales construir la barda que espera poner entre México y los Estados Unidos. Aunque se asegure que la reapertura de la administración pública federal es parcial y temporal, de todas maneras, se abrió.

Un segundo revés fue la disposición del Sistema de la Reserva Federal, que, contra los deseos del presidente Trump, dejó inmóvil las rasas de referencias, esto es, el interés que cobra el bando central por los recursos que canaliza a la banca comercial. 

Pero, quizá el asunto de mayor importancia sea el que se refiere a la fuerza que está adquiriendo el Partido Demócrata a casi un año de que se lleven a cabo las elecciones para la Presidencia. La experiencia, el aplomo de la líder de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, una dama de muchas virtudes, está logrando crear un ambiente de rechazo a varias de las iniciativas del mandatario del país más poderoso del planeta, aunque sin llegar a una ruptura en temas controversiales, como la postura de Bernie Sanders.

Un tema que aún no se ha puesto sobre el tapete de las discusiones es el que se refiere a la posición de México como tercer país interesado para recibir a los migrantes centroamericanos que han solicitado asilo y que deberán esperar en México mientras se procesa su solicitud. El gobierno azteca ha dejado que el asunto sea tratado por los organismos internacionales concurrentes y por el propio sistema judicial estadounidense a fin de no crear una nueva cartera de controversias. Ya Amnistía Internacional ha señalado que esa actitud lesiona las disposiciones de la ONU en materia de tratamiento de refugiados. Falta ver si no existe una violación constitucional y a las leyes migratorias.

Las declaraciones del presidente han sido siempre motivo de escándalo; pero, lo relacionado con la construcción del muro en la frontera con México parece haberse convertido en una obsesión que mucho daño puede causar a su imagen. No ha faltado quien diga que si considera que México es un país altamente peligroso, enviar a su territorio a los solicitantes de asilo, lo convierte en responsable de lo que les ocurra.

Para acabarla de amolar, el apresurado reconocimiento del autoproclamado presidente encargado de Venezuela, que a pesar de la posición de la Organización de Estados Americanos, no avanza al ritmo que esperaba, ni las medidas de presión económica han logrado debilitar al régimen y el tiempo se agota.

No es descartable la posibilidad de que, si sigue deteriorándose la imagen del mandatario, el Partido Republicano opte por presentar un candidato diferente que, cuando menos sea más proclive al diálogo y la cortesía indispensables en el ejercicio de la función pública.

El tiempo no está a su favor y el vórtice boreal que afecta al norte de la Unión Americana, ha pasado al juicio de el Chapo a una posición poco relevante.

En el interín México y su gobierno deberán ponerse la túnica de Job para aguantar los ramalazos.