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Cuidar a la madre

El Papa Francisco puso en marcha los trabajos de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación

Los líderes mundiales con mayor jerarquía moral del planeta, están haciendo un angustioso llamado a los gobiernos y a las representaciones de todas las corrientes de pensamiento avanzado para que el próximo 23 de los corrientes acudan a la reunión convocada por la Organización de las Naciones Unidas a presentar planes concretos y realistas para mejorar su contribución a nivel nacional y regional para 2020, y así reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 45 %.

António Guterrez, al expedir la convocatoria, expresó: "Quiero que me informen sobre cómo vamos a frenar el aumento de las emisiones para 2020 y cómo vamos a reducir las emisiones drásticamente para alcanzar cero emisiones en 2050. Para que sean efectivos y fiables, estos planes no pueden enfrentarse a la reducción de forma aislada: deben mostrar una vía hacia la transformación completa de las economías siguiendo los objetivos de desarrollo sostenible. No deberían generar ganadores y perdedores, ni aumentar la desigualdad económica". Claro, preciso.

Cuidar a la madre

Con anterioridad, el Papa Francisco puso en marcha los trabajos de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, y, como parte de ella, se celebró el 2 de septiembre una misa y una ceremonia interreligiosa en Buenos Aires, Argentina. Representantes de todos los credos religiosos se reunieron en la Capilla San Roque, de la parroquia San Francisco, para participar en la liturgia encabezada por el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, Mons. Jorge Lugones; y concelebraron el P. Vicente De Luca, integrante de la Comisión Episcopal de Ecumenismo, Relaciones con el Judaísmo, el Islam y las Religiones y el P. Jorge Bender, de la comunidad local.

En ceremonia similar celebrada en Chile, expresó el Obispo de San Bernardo, Mons. Juan Ignacio González,: "En estos meses ha resultado evidente la falta de lluvias que rieguen nuestros campos, purifiquen nuestras ciudades y acumulen las nieves necesarias para contar con el vital elemento al llegar la temporada del verano. Esta realidad puede traernos muchas dificultades, tanto en nuestra agricultura, como también en la salud de nuestras comunidades". Una realidad innegable.

De ahí la importancia de que en los días que faltan para la reunión en Nueva York, sede de la ONU, los hombres de buena voluntad hagan su mejor esfuerzo por crear alternativas que permitan hacen menos dramático el deterioro ambiental, que están poniendo en serio peligro la vida en el tercer planeta de la Galaxia Solar. La Cumbre reunirá a gobiernos, sector privado, sociedad civil, autoridades locales y organizaciones internacionales para desarrollar soluciones ambiciosas en seis áreas: la transición global hacia energías renovables; infraestructuras y ciudades sostenibles y resilientes; la agricultura y ordenación sostenible de nuestros océanos y bosques; la resiliencia y adaptación a los impactos climáticos; y la convergencia de financiación pública y privada con una economía de emisiones netas cero. Las metas son harto ambiciosas; pero, totalmente realizables.

El principal obstáculo ha venido a resultar el modelo económico impuesto por la dupla Reagan-Thatcher, que pusieron en boga las teorías del neoliberalismo, esto es, la generación de riqueza sin importar el costo en vidas humanas y en afectación al medio ambiente. El neoliberalismo montado sobre la globalización ha derribado todas las barreras de protección de las economías locales y de prevención del daño a la tierra, las aguas, el aire y espacio extraterrestre, con basura tecnológica.

Por ello, uno de los puntos claves a tratar es  el de las finanzas: a fin de lograr la movilización de fuentes de financiación públicas y privadas para impulsar la descarbonización de todos los sectores prioritarios y promover la resiliencia, y así lograr la transición energética, con la aceleración del cambio de combustibles fósiles por energía renovable, además de la obtención de considerables ganancias en eficiencia energética, y la transición industrial, esto es la transformación de industrias como la petrolera, siderúrgica, química, cementera, del gas o de la tecnología de la información, y medidas basadas en la naturaleza: reducción de emisiones, incremento de la capacidad de absorción y mejora de la resiliencia en silvicultura, agricultura, océanos y sistemas alimentarios, incluidos en la conservación de la biodiversidad, el impulso de cadenas de suministros y tecnología.

Lograrlo es posible; sólo se requiere buena voluntad para proteger a la Madre Tierra.