Editoriales > ANÁLISIS

75 años después

En este mes en que debe renovarse la dirigencia del organismo, se ha hecho más evidente el desgaste de quien está al frente

Bajo una andanada de severas acusaciones, la Organización de Estados Americanos llega a su septuagésimo quinto aniversario. Ayer, el excanciller peruano Rafael Roncagliolo, aseguró, luego de que The Washington Post publicara el informe de los expertos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) que concluyeron que no hay ninguna evidencia estadística de fraude en las elecciones bolivianas en las que fue reelecto el entonces presidente Evo Morales, que: “La OEA se ha deteriorado mucho”.

No es la primera ni la única de las acusaciones en contra del organismo que fue fundado el 3 de marzo de 1945, en México, mediante lo que fue conocido como ‘Acta de Chapultepec’ o ‘Declaración sobre Asistencia Mutua y Solidaridad Americana’, primer acuerdo efectivo para la creación de la OEA tres años después, en Colombia, donde se firmó la Carta que entró en vigencia en diciembre de 1951, con el objetivo de lograr entre sus Estados miembros un orden general de paz y de justicia; de solidaridad y de colaboración para defender la soberanía, la integridad territorial y la independencia de las naciones.

75 años después

En este mes en que debe renovarse la dirigencia del organismo, se ha hecho más evidente el desgaste de quien está al frente. Embajadores de varias naciones le recriminaron a Leonardo Almagro dejar una OEA polarizada y dividida respecto a la crisis política venezolana y a otros gobiernos izquierdistas. Almagro responde que en los países mencionados hay alteración del orden constitucional y gobiernos ilegítimos. Por ello, dice, es precisa su reelección para “seguir dialogado con ellos en torno a la democratización”.

En respuesta a su actitud cerrada, han surgido las candidaturas del diplomático peruano Hugo de Zela, actual embajador del Perú en Estados Unidos, quien aseguró que “no se pueden profundizar más estas divisiones”, y de la excanciller de Ecuador y expresidenta de la Asamblea General de la ONU, María Fernanda Espinosa, quien dijo que ante los conflictos políticos se deben cumplir los mandatos de la carta democrática interamericana, usar los órganos técnicos de la ésta y generar grupos de mediación.

Dice su Artículo 1.- “Los Estados americanos consagran en esta Carta la organización internacional que han desarrollado para lograr un orden de paz y de justicia, fomentar su solidaridad, robustecer su colaboración y defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia. Dentro de las Naciones Unidas, la Organización de los Estados Americanos constituye un organismo regional. La Organización de los Estados Americanos no tiene más facultades que aquellas que expresamente le confiere la presente Carta, ninguna de cuyas disposiciones la autoriza a intervenir en asuntos de la jurisdicción interna de los Estados miembros”. ¡No intervenir en los asuntos internos de otros estados!

Luego, Artículo 2.- “La Organización de los Estados Americanos, para realizar los principios en que se funda y cumplir sus obligaciones regionales de acuerdo con la Carta de las Naciones Unidas, establece los siguientes propósitos esenciales: a) Afianzar la paz y la seguridad del Continente; b) Promover y consolidar la democracia representativa dentro del respeto al principio de no intervención; c) Prevenir las posibles causas de dificultades y asegurar la solución pacífica de controversias que surjan entre los Estados miembros; d) Organizar la acción solidaria de éstos en caso de agresión; e) Procurar la solución de los problemas políticos, jurídicos y económicos que se susciten entre ellos; f) Promover, por medio de la acción cooperativa, su desarrollo económico, social y cultural; g) Erradicar la pobreza crítica, que constituye un obstáculo al pleno desarrollo democrático de los pueblos del hemisferio, y h) Alcanzar una efectiva limitación de armamentos convencionales que permita dedicar el mayor número de recursos al desarrollo económico y social de los Estados miembros”. De buenas intenciones está...

Quizá la mayor encrucijada del organismo son las elecciones en Bolivia, que la OEA calificó de fraude electoral y expertos electorales del MIT encontraron que no había muestra de irregularidades. Ante ello, el Centro de Investigación Política y Económica (CEPR, por sus siglas en inglés), una organización con sede en Washington cuyo objetivo es promover el debate democrático, asegura que para uno de sus directores, Mark Weisbrot: “los observadores de la OEA cayeron en una falsedad importante de sus reportes previos, pretendiendo que hubo un salto inusual en el margen de votos a favor de Morales”. 

El gobierno de México está pidiendo una tercera opinión para limpiar la cara del organismo panamericano en su 75 aniversario.