Editoriales > ANÁLISIS

2020, el año de la política

Los dos primeros dieron la impresión de ser una reafirmación del actual ejercicio de la política pública en los Estados Unidos bajo la conducción de su controvertido presidente

Cuatro grandes espectáculos han marcado los primeros meses de este año y seguramente que así seguirá hasta el N3: el intento de juicio político en contra del presidente Donald Trump, su discurso ante el Congreso para dar cuenta del estado que guarda la nación, el Súper Bowl LIV y su magno show de medio tiempo y, más recientemente, la entrega de los premios Oscar a lo mejor del arte y la industria cinematográfica. Por su difusión masiva, los cuatro han dejado un mensaje claro a la teleaudiencia.

Los dos primeros dieron la impresión de ser una reafirmación del actual ejercicio de la política pública en los Estados Unidos bajo la conducción de su controvertido presidente. Si como aseguran Domingo Ruiz López y Carlos Eduardo Cárdenas: “Una política es un comportamiento propositivo, intencional, planeado, no simplemente reactivo, casual. Se pone en movimiento con la decisión de alcanzar ciertos objetivos a través de ciertos medios: es una acción con sentido. Es un proceso, un curso de acción que involucra todo un conjunto complejo de decisiones y operadores. La política también es una actividad de comunicación pública”, con el intento de juicio y el discurso de Trump se vieron claros ejemplos.

2020, el año de la política

Igual ocurrió con la final de la temporada de fútbol americano en que se enfrentaron dos poderosos equipos, los Chiefs de Kansas City y los 49 de San Francisco, y que en el medio tiempo presentaron el que ha sido considerado hasta el momento el mayor espectáculo televisivo de todos los tiempos, superando, inclusive, otros icónicos. La contratación de Shakira y Jennifer López se debió a razones geográficas simples, pues el final de copa fue escenificado en el estadio Hard Rock de Miami, Florida, región con mayorías latinas de clase media y altas venidas de Colombia, Argentina, Venezuela y Brasil.

Un show de tal naturaleza tenía el propósito de echar un balde de agua a las comunidades evangélicas de Florida que estuvieron apoyando el impeachment, inclusive con la publicación de un editorial en la revista Christianity Today, en el que se dice que: “Trump ha menoscabado la idea de moralidad en su administración. Ha contratado y despedido a varias personas que ahora son criminales convictos. Él mismo ha admitido acciones inmorales en los negocios y su relación con las mujeres, de las cuales sigue sintiéndose orgulloso”. Fue un golpe demoledor; pero, parece que les salió al tiro por la culata.

Shakira y Jennifer aprovecharon la oportunidad para enviar poderosos mensajes subliminales a toda la unión americana, que no pueden considerarse un aval al actual régimen. La primera es una latina originaria de Colombia y es ganadora de 14 Grammys (reconocimientos otorgados por la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación de Estados Unidos), tres en la versión anglo y 11 en la versión latina. Representa, por tanto el mayor peso en el sentido latino que se dio al espectáculo con una exaltación a la música y los ritmos que dominan el alma de los pueblos latinos y contra la xenofobia.

López en una neoyorquina de ascendencia puertorriqueña que cantó una mezcla del icónico “Born in the USA” de Bruce Springsteen y su propio “Let’s Get Loud” mientras estaba envuelta en un abrigo de plumas reversible con la bandera de Estados Unidos y la bandera de Puerto Rico, el territorio estadounidense al que el presidente Donald Trump casi no ha prestado atención en momentos de crisis. La canción de Springsteen dice: “Nací en un pueblo de mala muerte/ La primera patada que recibí fue cuando caí al suelo/ Acabas como un perro al que han golpeado demasiado/ Hasta que pasas la mitad de tu vida protegiéndote...”, haciendo referencia a la guerra de Vietnam y el mal trato dado a los veteranos.

La actriz, cantante y empresaria, abrió su presentación parada sobre una réplica del Empire State Building de Nueva York, mientras cantaba su éxito Jenny de la cuadra. Con J. Balvin, de Colombia, interpretó Qué Calor y Mi Gente. Más tarde, su hija, Emme Maribel Muñiz, de 11 años, cantó parte del éxito Let’s Get Loud, mientras otros niños bailaban en estructuras en forma de jaula, una referencia sutil y quizá un gesto de simpatía para los miles de niños, la mayoría de los países latinoamericanos, que han sido detenidos en la frontera. Sí se logró el propósito de conmover a los hispanos en EU; pero…

Como en la guerra y el amor todo se vale, habría que decir que en este 2020, todo es político y tiene que ver con el futuro de los Estados Unidos y, desde la perspectiva de nación más poderosa, de toda la humanidad. Cada parte hace lo que le corresponde y será, finalmente, el votante quien habrá de decidir.