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Las dos sopas

La propia Fao ha lanzado una alerta mundial, señalando que en 2016, unos 41 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso o eran obesos

El presidente de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (Fao), Julio Berdegué, ha sido claro y tajante cuando afirma que: “Las empresas de la alimentación tienen un dilema: sumarse a la lucha contra la obesidad pronto y de manera proactiva, o hacerlo tarde y a la fuerza. No creo que exista un futuro para una industria alimentaria ligada a problemas de salud de este tamaño”. Su declaración tiene repercusiones a nivel mundial y, sin lugar a dudas, resulta muy certera.

No ha mucho que el sector empresarial huehuenche se rasgó las vestiduras e hizo un sainete porque en el Congreso se está legislando para obligar a la industria alimentaria a poner en sus empaques etiquetas que digan qué es lo que contienen los productos, para que sea el consumidos,bajo su cuenta y riesgo, el que determine si va a comprar y a consumir un supuesto alimento hecho a base de grasas y almidones. Argumentaron que obligar a decir lo que contienen sus productos haría que disminuyeran sus ventas.

Las dos sopas

Luego, hilvanaron un escenario catastrófico porque al no vender sus ‘alimentos’, la producción de éstos se vendría a pique, con pérdida de empleos, de impuestos y de ganancias superlativas para sus bolsillos, esto último que no confiesan; pero que, es en realidad el único argumento cierto y el único que importa. El mismo Berdegué, como si pareciera que adivinó lo que iban a decir, expresa que: “Las empresas deben adelantarse y ser parte del diálogo para promover políticas activas pronto y hacer contribuciones positivas en lugar de estar jugando una lucha defensiva que no tiene destino y que tienen perdida”. ¡Oh!

La propia Fao ha lanzado una alerta mundial, señalando que en 2016, unos 41 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso o eran obesos. Si bien el sobrepeso y la obesidad se consideraban antes un problema propio de los países de ingresos altos, actualmente ambos trastornos aumentan en los países de ingresos bajos y medianos, en particular en los entornos urbanos. En África, el número de menores de 5 años con sobrepeso ha aumentado cerca de un 50% desde el año 2000. En 2016, cerca de la mitad de los niños menores de cinco años con sobrepeso u obesidad vivían en Asia.

Luego da a conocer datos espeluznantes: “Desde 1975, la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo. En 2016, más de 1900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones eran obesos. En 2016, el 39% de las personas adultas de 18 o más años tenían sobrepeso, y el 13% eran obesas. La mayoría de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad cobran más vidas de personas que la insuficiencia ponderal. En 2016, 41 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso o eran obesos. En 2016 había más de 340 millones de niños y adolescentes (de 5 a 19 años) con sobrepeso u obesidad. La obesidad puede prevenirse”. Claro que puede prevenirse con una adecuada educación y buenos hábitos alimenticios.

No se anda por las ramas a la hora de señalar responsables: “A menudo los cambios en los hábitos alimentarios y de actividad física son consecuencia de cambios ambientales y sociales asociados al desarrollo y de la falta de políticas de apoyo en sectores como la salud; la agricultura; el transporte; la planificación urbana; el medio ambiente; el procesamiento, distribución y comercialización de alimentos, y la educación”. Se le olvida señalar el poder de las grandes corporaciones de los alimentos.

La gordura, científicamente comprobado, se debe a un aumento en la ingesta de alimentos de alto contenido calórico que son ricos en grasa; y un descenso en la actividad física debido a la naturaleza cada vez más sedentaria de muchas formas de trabajo, los nuevos modos de transporte y la creciente urbanización. A estos habría que agregar los lavados de coco por los medios hertzianos, que hacer creer a las personas que hacen deporte viendo espectáculos deportivos por televisión mientras comen frituras.

¿Cómo se produca la gordura? El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. El índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2). Eso, los que quieren saber, porque los que no, ni con espejo.

¿Cuáles son las consecuencias ineludibles? Las enfermedades cardiovasculares (principalmente las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares), que fueron la principal causa de muertes en 2012;

la diabetes; los trastornos del aparato locomotor (en especial la osteoartritis, una enfermedad degenerativa de las articulaciones muy discapacitante), y algunos cánceres (endometrio, mama, ovarios, próstata, hígado, vesícula biliar, riñones y colon). El riesgo de contraer estas enfermedades no transmisibles crece con el aumento del IMC. La obesidad infantil se asocia con una mayor probabilidad de obesidad, muerte prematura y discapacidad en la edad adulta. Datos que debían asustar: ¡pero, no!

No, porque la industria de los alimentos y bebidas chatarra gastan enormes sumas de dinero para promover el consumo de sus productos en los medios masivos, principalmente el cíclope que domina.

Uno de los anuncios más pegajosos de la televisión fue aquel que luego de presentar una golosina, ésta se ligaba con la palabra ‘Recuérdame’. En los primeros tiempos era una barrita esponjosa de pastel, relleno de crema y mermelada de fresa, cubierto de chocolate que se recomendaba comer muy frío; pero, una vez logrado el objetivo de sembrar su consumo en la mente infantil, ha bajado su calidad y ahora es simplemente una bomba de calorías que el organismo rechazaría si no estuviera helado.

El poder de la industria alimentaria ha llegado a tales extremos que en la SCJN la Ministra Yasmín Esquivel Mossa asegura que los organismos internacionales avalan la actual etiquetación. La desmiente la carta enviada por los organismos de Naciones Unidas que señalan al respecto que este valor “no se enmarca en las recomendaciones de la OPS/OMS y de la FAO para combatir la obesidad y el sobrepeso, caries dentales y varios otros problemas de salud asociados, como la diabetes. Este valor tiende a mal informar al consumidor, al hacerle creer que en su ingesta diaria el consumo recomendado de azúcares podría llegar hasta un 18 por ciento, lo cual representaría casi el doble de lo recomendado”.