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Educación armónica e integral

La educación como responsabilidad y obligación del Estado mexicano, cobra forma durante el gran moviento modernizador de la ensenanza en el régimen de Porfirio Díaz. En 1867 se promulgó la Ley Orgánica de Instrucción Pública que establece la educación primaria gratuita y obligatoria; se excluyó la enseñanza religiosa, se sentaron las bases de la educación secundaria, se creó la Escuela de Estudios Preparatorios y se formalizó la educación profesional.

Cabe senalar que esta ley tuvo vigencia únicamente en el Distrito Federal y los territorios federales, pues aunque algunos estados, principalmente Veracruz, la aceptaron y adoptaron como uno de los grandes avances en la formación de las nuevas generaciones, otros, que estaban influenciados por ideologías dogmáticas y conservadoras, se resistieron a varias de sus propuestas, especialmente las entidades dominadas por grupos de poder ligados al clero.

Educación armónica  e integral

En tal sentido, habría que decir que el proyecto educativo del porfiriato se comprende en base a la conformación del Estado educador, que, aunque iniciado desde el periodo juarista, logra, durante este régimen, definir y desplegar una política educativa encaminada a expandir la alfabetización y promover la igualdad social con base en un sistema de instrucción pública. La pretensión consistía en extender la educación a las masas ignorantes, esto es, democratizarla, pues ésta había sido un privilegio exclusivo de los grupos económica y socialmente pudientes.

En ese empeño tuvo un papel relevante don Enrique Conrado Rébsamen, un educador nato nacido en Suiza, el 8 de febrero 1857, quien al egresar de la carrera de maestro se desempeñó como director y jefe de profesores de la escuela Lichtenfels de reciente creación en Alemania. Siempre dedicado a la pedagogía, la estudia y enseña en Baviera, Inglaterra y Francia. En 1883 llega a México y se pone en contacto con el gran maestro Ignacio M. Altamirano. Se fue a Veracruz.

Dos años después de su llegada, el gobernador Juan de la Luz Enríquez le encomendó la organización de un curso breve para la formación de maestros en el estado. En ese año, se incorporó al proyecto de la Escuela Modelo de Orizaba, adoptando la reforma educativa en el estado de Veracruz y creando varias escuelas primarias que dirigían ex alumnos de la Academia. Rébsamen Impulsó la fundación de las primeras escuelas normales, cuerpos colegiados sustentados en la doctrina pedagógica con bases científicas que normarían la educación en las instituciones públicas. 

Afirmaba con pasión: “El secreto está en la educación de la masas populares y el factor principal en las escuelas normales; pero ¿qué entiendo por escuela normal? ¿el plan de estudios para formar sabios?, el edificio elegante y los gabinetes repletos de material escolar, las bibliotecas apretadas por gruesos volúmenes o el brillante profesorado desfilando majestuosamente como el cortejo de un rey? ¡No, señores, nada de eso! Vais a oírme ¡Escuchad! Lo que caracteriza a la escuela normal es la aplicación teórico-práctica de la doctrina para formar hombres, para formar ciudadanos. Como tal, debe ser científica y práctica”.

Además, preconizó que: “la educación del niño debe seguir, en su modo y orden, la misma marcha que ha seguido la educación de la humanidad considerada bajo el punto de vista histórico”. No ocultaba su admiración a Pestalozzi, a quien consideraba padre de la escuela moderna, cuyo mérito reside esencialmente en el amor a los niños y el equilibrio que logró entre una formación física, intelectual y moral; es decir, "La educación que imparta el Estado tenderá a desarrollar armónicamente, todas las facultades del ser humano” (Art. 3o. constitucional).