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La estrategia de las emociones

El punto clave es que el manipulador tiene éxito cuando sus víctimas quieren creer lo que este dice, aunque la mentira y el engaño sean evidentes

La manipulación de las emociones es uno de los recursos favoritos cuando se busca ocultar realidades que chocan con los intereses de los grupos de poder. Existen mucho tipos de manipulación emocional, tanto conscientes como inconscientes.

Desde aquella que se puede llevar a cabo cuando se exige a otro que piense o haga algo que conviene al inductor, hasta la que utilizan a las personas desde una posición de víctimas y, la más peligrosa, la que es mas usada por todo tipo de abusadores de manera reiterada.

La estrategia de las emociones

Los manipuladores emocionales son como los camaleones, artistas del camuflaje que cambian su apariencia dependiendo del entorno en el que se encuentran para conseguir a su víctima y por ende, su meta deseada sin que el resto de personas se entere. Suelen ser personas muy hábiles con las palabras capaces de dirigir las conversaciones hacia puntos claves que generan en el otro actitudes de sometimiento o culpa. Incluso, poseen un gran repertorio de habilidades para encantar a la personas.

El punto clave es que el manipulador tiene éxito cuando sus víctimas quieren creer lo que este dice, aunque la mentira y el engaño sean evidentes. De esta suerte, no hay poder humano que sustraiga a quienes quieren creer, de la manipulación que aceptan de tan buen grado que se convierten en defensores de la misma. Se han gastado miles de barriles de tinta para tratar el tema y este no se agota porque en cada época surge un manipulador y masas anónimas y amorfas proclives a la manipulación.

Se ha discutido mucho sobre si el manipulador nace así, o se hace. Quizá más importante que ese tema sea la definición del manipulador. Este tipo de personas dominan la comunicación no verbal por lo que en ocasiones tan solo será necesario un pequeño gesto o silencio para influenciar al otro. Pero en lo que verdaderamente los manipuladores emocionales tienen una maestría es en identifican con gran facilidad cuáles son los puntos débiles y vulnerabilidades de las personas que los rodean, para fijar su estrategia.

Habría que decir que, además, tienen la necesidad constante de sentirse admirados y poseen grandes ansias de poder; es así como establecen sus relaciones, ejerciendo el rol de persona dominante, aunque en su interior son sumamente inseguros como afirma la psicóloga estadounidense Susan Foward. De hecho, no siempre son conscientes de sus estrategias ya que normalmente aprendieron desde niños a utilizar el poder para exigir a los demás. Se vuelve un mecanismo peligroso si se utiliza por costumbre. 

Según un articulo publicado por Alfredo Paredes en la Revista Forbes bajo el titulo de Técnicas de manipulación política y el resultado: “Para la Política, las campañas electorales y el ejercicio de gobierno; comunicar, convencer, persuadir y manipular, suelen ser sinónimos; distinguir que es una y que es la otra, resulta muy difícil. De hecho, la manipulación es una parte imprescindible y fundamental del quehacer político desde los orígenes de la humanidad”. Unas veces así y otras asá.

Agrega que, “Para que exista un manipulador, debe haber una base de ciudadanos indefensos, dóciles, desinformados, emocionales, reclutados, pagados o simplemente indiferentes a la política para quienes mantenerse dependientes, es muchas más simple que reflexionar, participar, criticar o luchar para cambiar las cosas”. Es decir, para que haya un victimario exitoso, debe haber una victima propicia.

Hasta antes de la era cibernética, las víctimas propicias de la manipulación eran las personas incultas; pero, ahora el marketing, la Internet y las redes sociales han cerrado la pinza creando contenidos mentales y conductuales cuestionables mediante información falsa o parcial. En filosofía se habla de información, conocimiento y sabiduría; con la Internet todo se centra en la información; información tan abundante y dispersa que inhibe el conocimiento y, lo que es peor, aleja toda pizca de sabiduría.

En la televisión se ven los espectáculos mediáticos cargados de manipulación y a las masas cautivas aplaudiendo al manipulador sin el menor recato. No importa qué diga, cómo lo diga ni las posibles consecuencias de los dicho; lo importante es estar inmerso en la neurosis que transforma la realidad para llevarla por los caminos imaginarios inducidos o relacionado a frustraciones o insatisfacción.

Ayer George Conway escribió una sátira que, entre otras cosas dice: “Creo que el presidente es desinteresado y siempre antepone los intereses de la nación. Creo que no es un narcisista, pero tendría derecho a serlo si fuera uno. Creo que el presidente nunca ejercerá sus poderes presidenciales para promover sus intereses personales; pero si lo hiciera, eso estaría bien, porque lo que sea que esté en sus intereses personales necesariamente también está en los intereses de la nación”.