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“Y retiembla en sus centros la tierra”

«Que lo sucedido sacuda nuestra conciencia»

Este martes estaba en una junta cuando me enteré de lo sucedido en Ciudad de México. Comentaron “¡volvió a temblar!” Yo asumí que había vuelto a temblar de la misma forma que la semana pasada. Seguimos concentrados en la junta. Cuando reviso las redes sociales y comienzo a ver la magnitud de lo que estaba sucediendo (prácticamente en tiempo real) me quedé perplejo, inmóvil y no daba crédito. Acto seguido y conforme iba dimensionado el tamaño de lo que estaba ocurriendo, comencé a sentir mucho miedo y el impacto me llevó al borde del llanto. 

Cancelé mis citas de la tarde y confieso que ya no pude enfocarme ni pensar en cuestiones laborales. Toda mi atención y mi sentimiento estaba consternado por las imágenes impactantes de los colapsos en Ciudad de México. Pasé pésima noche y al día siguiente muy temprano revisé noticiarios y redes para actualizarme con los avances. ¿Cuál fue mi sorpresa? Ver inundadas las redes con palabras de apoyo, solidaridad y una actitud 100 por ciento de colaboración. 

“Y retiembla en sus centros la tierra”

Me conmovió nuevamente ser testigo a distancia de la forma en como los seres humanos nos podemos organizar para ayudar y unirnos en una sola causa. Sigo y seguiré celebrando la forma en como una tragedia o situación de riesgo nos vuelve vulnerables por un momento y de forma automática saca en nosotros la fuerza para tomar acción. 

Me impactó ver como muchas personas se organizaban para improvisar centros de acopio y ofrecían sus casas como refugio o hasta su electricidad para cargar baterías de celulares, ver a las empresas de telecomunicación ofreciendo sus servicios gratuitos y observar a las autoridades y población civil colaborar simplemente me dejó sin palabras. 

Platicando con una de mis pacientes, me comentó: “El mundo en la actualidad vive como un videojuego, el cual ganamos tratando de avanzar en diferentes «mundos» para no perder. Lo que no nos damos cuenta es que este es el único mundo que en realidad tenemos”. Me quedé mudo. Tiene toda la razón. 

Sé que actualmente vivimos diferentes escenarios como el terrorismo, trata de blancas, huracanes, pobreza extrema, terremotos y muchos más. Sin duda, lo ocurrido el martes nos ha despertado de muchas formas. Es una realidad que en muchos sentidos el mundo se está enfrentando a diversas crisis, tanto de incongruencia política como destrucción ambiental. 

Así como la tierra mueve y sacude sus centros, es momento de sacudir nuestra conciencia e interpretar lo que está aconteciendo como un llamado para despertar. Este es un momento para abandonar la queja y tomar acción cada uno de nosotros desde su trinchera. Es muy fácil tener el dedo acusador que no cambia la situación, pero nuestras acciones pueden hacer la diferencia para un bienestar mayor. Estoy convencido que las grandes catástrofes (tanto ambientales como emocionales) son la punta de lanza para dejar de hablar y tomar acción. 

Es momento de detenernos a reflexionar qué es lo que nos está diciendo nuestro planeta y reconocer lo efímeros que podemos ser antes situaciones de esta magnitud. Sin ahondar mucho en la cuestión (y respetando cada punto de vista), a título personal considero que no es una coincidencia que 32 años después, en la misma fecha, la tierra nos vuelva a “hablar”. 

Creo profundamente en el poder del pensamiento, las palabras y en el poder de la intención, así es que también los invito a que colectivamente dejemos de hablar de futuros siniestros y renunciemos a la necesidad de hablar de nuevos desastres. Dejemos de compartir y sembrar pánico. Generemos pensamientos de paz y reconciliación con nuestra madre tierra y continuemos declarando paz. Yo confío profundamente en nuestra resiliencia como humanidad y sé que somos más los “buenos”. Sigamos visualizando a un planeta en armonía, una conciencia colectiva de respeto y ayudemos de la forma en como podamos, no sólo en los desastres, sino en las necesidades de los menos afortunados. El miedo se siente igual sin importar si eres rico o pobre y de igual manera, la esperanza la podemos sentir y transmitir más allá de las condiciones en que nos encontremos. Sigamos unidos en oración por nuestro vecino país México y con la fe de que todo estará bien. Abrazo grupal a todos mis compatriotas. Un orgullo ser mexicano y demostrar de qué estamos hechos. #Anótele 

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