Columnas > EL MENSAJE EN LA BOTELLA

Y seguimos

Mi amigo Javier Núñez concluye con esta frase todas sus publicaciones en Facebook. “¡Y seguimos!”. Es su frase característica y la usa (así lo entiendo yo) como una expresión de motivación, como una forma de dar y darse ánimo.

En mi mensaje de la semana pasada hablaba de dos “bombas” que había lanzado: una frase de un “meme” y una fórmula para el éxito en el matrimonio.

Y seguimos

Y eran bombas (en sentido figurado) para los hombres, porque se referían mayormente a cosas que nosotros tendríamos que hacer para que la relación con nuestra pareja funcione mejor.

Bien, pues ahora voy a pedirle prestada la frase a mi amigo Javier, pero no para usarla con fines tan nobles como los suyos. Yo voy a decir “y seguimos” porque voy a lanzar una tercera bomba para los caballeros: a unas horas del Día del Amor, quisiera compartir una serie de consejos que he aprendido y que nos pueden ayudar para demostrarle a nuestra compañera que la amamos y nos interesamos en ella. ¡Agárrense! Y ni crean que yo me salvo.

En estas cosas también tengo mucho que mejorar. Así que pongámonos el paraguas y veamos estos explosivos consejos (en paquetes de diez en diez para que los digieran lentamente, no se me vayan a empachar):

1.- Al regresar a casa, antes de hacer cualquier cosa, ir a abrazarla.

2.- Hacerle preguntas específicas acerca de su día.

3.- Hacerle cumplidos acerca de su apariencia (César Lozano platicaba que una vez llegó a su casa y encontró a su esposa con el cabello pintado de verde. Se desconcertó un poco, pero luego le dijo: “este… qué bonita… qué ecológica”).

4.- Ofrézcale ayuda cuando esté cansada.

5.- Cuando ella le hable, deje de lado el celular o apague la televisión y préstele toda su atención.

6.- Si ella lava habitualmente los platos, ofrézcase de vez en cuando a lavarlos usted.

7.- Abrácela cuatro veces por día.

8.- Dígale “te amo” por lo menos un par de veces al día.

9.- Observe cuando el bote de basura esté lleno y ofrézcase a vaciarlo.

10.- Sea paciente cuando ella le esté comunicando sus sentimientos. No mire su reloj.

11.- Reconozca sus errores. Esfuércese sinceramente por no repetirlos.

12.- Bríndele confianza para que ella pueda comunicarse libremente con usted. 13.- Demuéstrele su afecto en público.

14.- Préstele más atención a ella que a los demás en público.

15.- Hágale ver que lleva una fotografía de ella en su cartera (y actualícela de vez en cuando).

16.- Trátela como lo hacía al inicio de su relación.

17.- Lea en voz alta las noticias o artículos que a ella le pudieran interesar.

18.- Abra la puerta para ella.

19.- Ofrézcase para cargar las compras.

20.- Cuando ella prepare una comida, alabe su forma de cocinar (y por favor, nunca, nunca, le diga: “a mi mamá le quedaba mejor”).

21.- Cuando ella le esté contando algo, mírela a los ojos.

22.- Tómela de la mano algunas veces cuando hable con ella.

23.- Muestre interés en lo que hace durante el día, los programas que ve y la gente con que se relaciona.

24.- Pregúntele cómo se siente.

25.- Despídase con un beso antes de irse.

26.- Ríase de sus bromas y su humor.

27.- Agradézcale verbalmente cuando ella hace cosas por usted.

28.- Festeje el día en que tuvieron su primera cita.

29.- Hágale saber que la extrañó cuando no estuvo en casa.

30.- Recuerde que el matrimonio es como una caja vacía. Permanece vacía a menos que pongas más de lo que tomas.

Como les digo a mis alumnos cuando doy una conferencia: aquí hay tarea. No se trata sólo de escuchar o de leer. Sinceramente les recomiendo, mis queridos amigos, tener permanentemente esta lista a la mano, repasarla y sobre todo, aplicarla, pues el amor se demuestra con los pequeños detalles de todos los días.

Si lo hacen, les aseguro que efectivamente esto se convertirá en una bomba, pero en lugar de lanzar metrallas y materiales destructivos, detonará la comprensión, el compañerismo y por supuesto, el amor, creando una onda expansiva que derivará en una unión larga y feliz, haciendo más grato el caminar juntos de la mano hasta envejecer.

Se los puedo asegurar porque mi esposa y yo hemos caminado hacia ese destino por casi 34 años… y seguimos. Y cuando nos toque encontrarnos en otra esfera de existencia, más allá de esta vida, nada me emocionará más que tomarla nuevamente de la mano y preguntarle: “¿le seguimos?”. Confío en que me dirá que sí.