“Tipos de confianza en una relación de pareja”

Estarás de acuerdo conmigo que, en una relación de pareja, además del romance y la intimidad el tema de la confianza es un punto crucial. Existen la confianza adulta y la confianza infantil. Vayamos por partes. Si tú crees que tu pareja nunca te va a fallar (literalmente nunca) estás de pie en una confianza infantil. Por ejemplo, un niño confía plenamente es que su mamá va a pasar por él a la hora de la salida de la escuela, en ningún momento se cuestiona lo contrario. En contraste, si tú como adulto consideras que jamás se va a equivocar tu pareja, te aviso, estás viviendo en una burbuja que eventualmente se va a reventar.
Naturalmente muchas de las conductas positivas que tenga tu pareja irán fortaleciendo la confianza, pero qué sucede cuando comienzas a ver situaciones que no cuadran, no coinciden o que frecuentemente notas que se contradice o, simplemente, que miente continuamente y en consecuencia se va minando la confianza en la relación.
Te pondré el ejemplo de Mónica. Ella tiene un novio que de repente se le “desaparece” los sábados por la noche. Entre semana le dice que está muy cansado y que va a dormirse temprano y al día siguiente ve unas fotos de su novio que andaba de fiesta. Cuando él esta con ella, él pone su celular en silencio y en más de alguna ocasión Mónica ha visto mensajes de “dudosa procedencia” y él le inventa cuentos chinos para convencerla de que no tiene idea de quién le está enviando esos mensajes.
¿Tú qué harías en el lugar de Mónica? (considerando que son novios, no esposos) Probablemente por menos de lo que Mónica ha visto, tú ya lo hubieras mandado a freír espárragos. ¿Adivina qué es lo que Mónica hace? Mónica les llama a sus cuatro mejores amigas para platicarle a cada una lo que está pasando. Mónica sabe que algo no anda bien, pero todo parece indicar que ella necesita cotejar o confirmar lo que ella siente.
Lógicamente las conductas que tiene su novio son el coctel ideal para que cualquier novia se desquicie, sin embargo, aquí el punto más importante no es si Mónica tiene confianza en él o no, aquí lo alarmante es como Mónica no confía en ella. Mónica vive en una confianza infantil, en esa confianza que se deposita en otra persona. La confianza adulta no es la que le das a alguien más, sino la confianza que tienen en ti misma.
Imagina que Mónica tiene muy claras sus prioridades, es decir, tiene la certeza total de qué es aquello que puede tolerar o ceder y que no. Cuando una persona tiene claros sus límites, no necesita depositar su confianza en la otra persona porque confía plenamente en lo que son sus propias “reglas personales.” ¿Te hace sentido? Esa es la confianza adulta.
Cuando trabajas en auto-conocerte, no permitirás que te tengan en “ascuas”, ni te volverás espía de lo que la otra persona hace, sino que, desde un inicio, mientras se están conociendo, hablarás de los temas importantes para ti (y para él) y uno de ellos es lo que estás dispuesta a tolerar o no. Por lo tanto, en el momento que hay algo “extraño”, no necesitarás ir a consultarlo con cuatrocientas personas porque confías plenamente en tu GPS emocional y, además, le haces caso cuando dice “Recalculando. Déjelo ahora, abandone la relación”, en lugar de ignorarlo.
Obviamente las relaciones se van construyendo y en muchas ocasiones los conflictos son la oportunidad para fortalecer el compromiso, no obstante, si se vuelve un patrón repetitivo la mentira, la inconsistencia, las “desapariciones”, entonces no pierdas el tiempo queriéndolo “cambiar” porque eso no va a pasar. Comprométete primero contigo misma, confía en ti y partiendo de ahí entonces podrás negociar y decidir de forma más asertiva. Nos leemos pronto. #Anótele
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