Columnas > GERARDO MORENO

‘¿Cuáles son los temores que te impiden hacer cambios o tomar riesgos?’

Prácticamente he escuchado casi todo tipo de temores en mi consultorio, digamos que los clásicos serían: “Tengo miedo a renunciar o a cambiarme de empleo, a casarme, a divorciarme, a mudarme, a tener hijos, arrancar mi negocio, etc”. ¿Les suena familiar? Les diré algo, sentir miedo es una emoción natural y una de sus características es que paraliza; no obstante, me doy cuenta de que el miedo no es el problema, sino lo que hay detrás. Les pondré un ejemplo muy simple que grafica un proceso de coaching:

- ¿A qué le tienes miedo? Me contesta: “A subirme a un avión y que se caiga”. 

‘¿Cuáles son los temores que te impiden hacer cambios o tomar riesgos?’

- ¿Qué tan probable es que suceda eso que crees? (Se hace un silencio sepulcral) 

Estarán de acuerdo conmigo que existe una gran diferencia entre posibilidad y probabilidad. Por supuesto que la posibilidad de que haya un accidente aéreo existe, sin embargo, la probabilidad es muy baja. 

Lo mismo ocurre con los temores que tenemos en la vida. El problema es que imaginamos catástrofes que solo nos inmovilizan. Hoy les compartiré los 4 miedos más comunes que nos impiden tomar riesgos y generar cambios:

1. Miedo a perder el control. Hay personas que deciden mantenerse en un trabajo que no les brinda satisfacción, antes que perder la “comodidad” que les brinda. Como dicen “más vale malo por conocido que bueno por conocer.” Incluso les diré, tristemente, que hay personas que hacen más por NO PERDER, que por ganar. Por ejemplo, no valoras de la misma forma 10 dólares que te encuentras en la calle a 10 dólares que te roban. El control y el “tener el negocio seguro” es una fantasía, sino pregúntales a los dueños de Blockbuster. 

2. Miedo a perder la ilusión. Cuántas amistades conoces con el “sueño” de ser artistas, emprendedores, políticos o empresarios y aun teniendo el talento o la madera para hacerlo no hacen nada para lograrlo. Esto sucede porque prefieren imaginarse con éxito que arriesgarse a obtenerlo, porque si lo intentan y no lo logran entonces se enfrentarían al “no se pudo” o, mejor dicho, se enfrentarían a su propia profecía de “sabía que no iba a poder”.

3. Miedo a NO ser tan bueno como alguien más. Compararse con alguien más siempre te pondrá en desventaja de alguna u otra forma y con una tremenda frustración. Aceptemos que siempre habrá alguien más grande y alguien más pequeño que uno. No obstante, la magia sucede cuando te das cuenta de que nadie lo hace como tú. Imagínense que Valentín Elizalde o Laura León hubieran comparado su calidad vocal, nunca lo hubieran intentado. Simplemente se dieron cuenta que tenían su propio estilo.  

4. Miedo a llegar a un punto sin retorno. Imagina que ya tienes los suficientes recursos para abrir tu propio negocio (aunque sea pequeño), ahora el siguiente paso es renunciar a tu empleo. Sabes que, si lo haces, no hay vuelta atrás (y perderás tu antigüedad, tus prestaciones, vacaciones pagadas, etc. En pocas palabras, miedo a perder tu zona de confort),

Por supuesto que la lista podría ser interminable, sin embargo, es muy importante que realmente hagas un ejercicio de conciencia y te preguntes si realmente haz hecho todo lo necesario para ir avanzando hacia tu meta. Créeme, no es lo mismo tener miedo, que tener problemas. Los problemas tienen solución, el miedo NO se soluciona, el miedo se sobrepasa, se supera. Problemas y situaciones irán apareciendo (es parte de la vida) y al mismo tiempo, las soluciones también lo son. El objetivo es arriesgarse con conciencia. Haz las cosas a las que más le temes y síguelas haciendo hasta que ya no les temas y entonces tendrás dominio sobre ti. 

Date cuenta de que siempre hay un precio que pagar para obtener lo que deseas en la vida. Conozco a muchas personas que desean éxito, pero no están dispuestas a pagar el trayecto. También pregúntate si los miedos que tienes son tuyos o son de alguien más. “A las mujeres divorciadas nadie las toma en serio” ¿Es realmente tu voz interior o la de alguien más? Renuncia a esas lealtades tóxicas. Te juro que si se puede. A mí me decían: “Los terapeutas nunca tienen trabajo” y gracias a Dios no es mi situación. Simplemente estuve (y sigo estando) dispuesto a pagar el precio. Si yo pude, tú también. Te lo firmo. ¡Y anótele! 

Sígueme en mi página oficial de Facebook:

Coach Gerardo Moreno