Columnas > EL MENSAJE EN LA BOTELLA

Su hermosa sonrisa

Cuando era yo un bebé rechonchito y “petacón” (lo rechoncho se me quitó un poquito, lo segundo no mucho), y mis ojos empezaban a abrirse a la vida, una de las primeras imágenes que se grabaron en mi cerebro fue obviamente la de mi madre. Era éste un angelote que cuando se acercaba, junto con ella venían cosas muy buenas: abrazos, alimento, amor.

Pero aparte de ese ángel, rondaba a veces mi cuna otro ángel de menor tamaño, que también me traía cosas buenas. Este otro ángel a veces se asomaba por entre los barrotes de la cuna y me observaba con curiosidad, platicaba conmigo, me tomaba de las manos y a veces me cantaba. Y hubo algo que quedó poderosamente grabado en mi mente: que este ángel tenía una hermosa sonrisa. Ese pequeño ángel era mi hermana, Alicia. No la del país de las maravillas, pero sí la que hacía que mi pequeño mundo que empezaba a conocer, fuera más maravilloso.

Su hermosa sonrisa

Cariño fraternal

Ella me cuidaba y protegía, al grado de que, siendo todavía pequeño, cuando en la iglesia me empezaron a hablar sobre “el ángel de la guarda”, pensé que estaban hablando de ella. Después de todo, encajaba perfectamente en la definición. “Todos tenemos alguien que nos cuida, que está al pendiente de lo que nos pasa, que nos fortalece cuando estamos tristes y que nos ayuda con nuestros problemas”. Y eso era lo que ella hacía, de ahí mi confusión inicial. Ya luego me aclararon que se trataba de otro ángel y pensé: “Dios debe quererme mucho para mandarme tantos ángeles”.

En mi proyecto de vida, donde empezaba haciendo un recuento de las bendiciones que Dios y la vida me habían dado, dije: “Tengo una hermana que me ha dado un cariño fraternal como pocas, y que ante el temor de lo desconocido, me ha enseñado que una sonrisa, una vida sencilla y una alegría interior, son la mejor forma de decir ‘HOLA’ a algo que no sabemos cómo ha de ser”.

Y en mi mensaje en la botella llamado “1984 – 2012: Retrospectiva” que fue el segundo que publiqué, mencioné: “Mi madre ha ido a reunirse con mi padre. Y mi hermana sigue a mi lado. Todavía con su hermosa sonrisa”.

Su sonrisa ha sido una constante en mi vida, y a lo largo de todos estos años, a través de esa sonrisa ella me ha transmitido amor, valor, serenidad, complicidad, apoyo y muchas otras cosas buenas más. Ella habla con su sonrisa, y me conmueve ver que, aun cuando está llorando, ella sonríe. A veces quisiera tener una mayor capacidad para aliviar sus lágrimas.

De hermanos a hermanos

Hay de hermanos a hermanos, y yo agradezco la que a mí me tocó.

Los primeros hermanos que registra la biblia, Caín y Abel, no acabaron muy bien que digamos. Cuando Caín hizo lo que todos sabemos que hizo y el Señor se lo encontró, le preguntó dónde estaba su hermano. Caín le respondió: “No lo sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?”.

La biblia no registra que Dios haya respondido esa pregunta, pero pienso que su silencio fue más elocuente. Pienso que su corazón lloró por dentro al saber lo que Caín había hecho y en su mente le debió haber dicho: “Sí. Sí eres el guarda de tu hermano. O lo debías haber sido. Debiste haberlo amado por encima de sus diferencias. Debiste haberlo levantado cuando caía y abrazado cuando lo necesitaba. Debiste haberlo traído a casa y no dejarlo abandonado. Debiste haber agradecido la bendición de tenerlo como sangre de tu sangre. Debiste haberlo perdonado cuando te ofendió y mostrado que tu amor fraternal estaba más allá de toda prueba. Sí. Sí debiste haber sido el guarda de tu hermano. Al menos, eso es lo que yo esperaba”.

Estas cosas las he reflexionado al pensar que Dios me bendijo con una hermana que sí ha sido ese “ángel de la guarda”.

Gracias, Alicia, por amarme por encima de nuestras diferencias; por haberme levantado cuando caí y por abrazarme cuando lo he necesitado; por traerme a casa y no abandonarme; por ser sangre de mi sangre, perdonarme cuando te ofendí y darme un cariño fraternal como pocas, y más allá de toda prueba. Gracias por esa hermosa sonrisa que me sigues regalando cada vez que nos vemos. Feliz cumpleaños, hermanita.