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Recordando al Maestro Medardo Treviño González

Hoy quiero invitarlos a hacer Un Viaje al Pasado para recordar a un hombre que cobijó a varias generaciones con su ejemplo y enseñanzas, siempre motivando a ser mejores ciudadanos a cada uno de sus alumnos, me refiero al profesor Federico Iracheta Castillo.

El profesor Federico Iracheta Castillo, nació en ciudad Tula, Tamaulipas, el 6 de septiembre de 1941, hombre de origen humilde como todas las grandes personas cuyas vidas están destinadas a trascender; vivió su infancia y adolescencia en su tierra natal. 

Recordando al Maestro Medardo Treviño González

A temprana edad quedó huérfano de padres, creciendo en sus primeros años con dos de sus tías,   pero posteriormente queda bajo la tutela de sus padrinos de bautismo a los cuales consideró siempre como sus padres y fueron ellos quienes le brindaron la oportunidad de labrarse una vida mejor. 

Después de realizar sus estudios de secundaria en aquella ciudad, logró obtener una plaza de maestro en el ejido “Los Gallos” de esa municipalidad, posteriormente como todos los jóvenes pensando en tener una vida mejor, un día lleno de ilusiones y con  deseos de superación se fue a trabajar a la refinería de Tampico, Tamaulipas; sin embargo como siempre su anhelo fue ser maestro, retornó a la docencia en el municipio de H. Matamoros, Tamaulipas, en el ejido Vista Hermosa.

En el andar por la vida  y no contar con sus padres  le entristecía mucho, pero siempre lograba salir adelante y triunfante pues se reconfortaba con el gran cariño que le brindaban sus tías, otros familiares y muchos amigos que logró encontrar y apreciar; cada momento vivido le motivaba siempre a querer formar una familia,  ése deseo se convertiría en la meta más importante por lograr en su vida.

Poco tiempo después volvió a su querida Tula, donde continuó su labor educativa, años después se le presentó la oportunidad de venir a laborar al municipio de Río Bravo, Tamaulipas, a la escuela del poblado “Las Flores”, lugar donde conoció a la maestra Irma Bermúdez Guerrero con la se casó y formo una bonita familia de cuatro hijos, Yesenia, Xóchitl, Federico y Zaida Yavidia Iracheta Bermúdez todos ellos de sólidos principios, valores y gran vocación en sus profesiones.

En este municipio fue donde proyectó toda la energía positiva, cualidad que siempre lo caracterizó; participó en el ámbito sindical en el cual muchos compañeros conocieron y admiraron su don de gente, incursionó en el aspecto político del municipio desempeñando varios puestos públicos, mas su principal preocupación siempre se reflejó en el área educativa.

Fue fundador de la escuela primaria Josefa Ortiz de Domínguez, turno vespertino, en la que laboró por muchos años, además de profesarle especial afecto, primero como maestro y después como directivo, lugar en donde cultivó una bonita amistad con sus compañeros de trabajo muy en especial con sus alumnos que hoy a través del tiempo le recuerdan con mucho cariño.

También formó parte del personal docente de la escuela secundaria general No. 2 José Vizcaíno Pérez, en donde impartió con gran vocación la asignatura de español.

Asimismo fue miembro fundador de la escuela preparatoria 1º. De mayo a la que sirvió con total entrega, actitud, responsabilidad y optimismo. Su partida fue prematura pues aún le quedaba mucho por realizar, la cita con el eterno fue el día 27 de mayo de 1992.

Para los que convivieron con él, reafirmaron que:

-Los valores humanos son mucho más importantes que las cosas materiales. 

-La amistad y la lealtad son normas de las personas bien nacidas. 

-El altruismo puro, limpio para con las clases más desprotegidas es el paradigma de la vida.

Como un perenne recuerdo a su memoria y gracias a la colaboración espontánea de tantos amigos que supo ganarse le  dedicaron un monumento a su insigne vida, mismo que se ubica en la plaza principal de la escuela Josefa Ortiz de Domínguez, así como el que una escuela primaria perteneciente a la zona escolar No. 182 lleve su orgullosamente su nombre.

Es por eso y más que hoy recordamos al Profesor Federico Iracheta Castillo como un gran ejemplo de ser humano, por su sencillez y humildad los riobravense lo reconocemos como hijo adoptivo y predilecto  de nuestra hermosa ciudad.!!!

¡Muchas gracias por hacer

Un Viaje al Pasado, hasta la próxima!